REPORTAJE

¿Cuáles son los retos, los perfiles y las iniciativas de las Escuelas de Ingenieros Industriales españolas?

El mercado laboral español padece problemas importantes y duraderos, casi sistémicos, desde hace décadas, problemas que se reflejan en una tasa de paro que no baja de los dos dígitos. De hecho, el porcentaje en el primer trimestre de este año alcanzaba el 13,2%. Dos rasgos destacados del grave problema del desempleo son que afecta más a los jóvenes y a los menos formados.

En este contexto, los universitarios sufren menos desempleo que aquellos que tienen un inferior nivel educativo, pero los recién egresados lo sufren más y tampoco se libran de los efectos del ciclo económico.

Según el informe “Análisis de la inserción laboral de los universitarios”, realizado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigación Económica (IVIE), el déficit que tiene España de personal empleado en ocupaciones altamente cualificadas es debido a “la limitada especialización de su economía en actividades intensivas en conocimiento” y eso frena el diferencial de ingresos de los universitarios porque parte de ellos está trabajando en ocupaciones para la que, en teoría, están sobrecualificados.

Esta debilidad se aprecia en el gráfico inferior, donde se detallan los empleados en trabajos altamente cualificados en 2022 dentro de la Unión Europea (UE).

España tiene un porcentaje de ocupados en puesto de trabajo altamente cualificados inferior al 40%, cifras que nos agrupan con países como Grecia o Italia. Este déficit se deriva de la especialización de la economía en la que sectores como la construcción, el comercio o la hostelería tienen un peso determinante en nuestro tejido productivo.

El gráfico muestra, además, que solo el 64,3,%  de los titulados superiores ocupan puestos de alta cualificación mientras que la media comunitaria alcanza el 77% y en 12 países supera el 80%.

En resumen, la comparativa evidencia que los problemas de inserción laboral de los universitarios son mayores en España y se reflejan en menores tasas de ocupaciones y mayores tasas de paro.

El informe aludido forma parte del U-Ranking que elabora una clasificación de las carreras universitarias con mejor inserción laboral. Compara 3.575 grados oficiales de 72 universidades y ofrece información sobre notas de corte, precios e inserción laboral de las titulaciones.

En el Top 10 de este ranking por estudios se sitúan siete carreras que incluyen la palabra “ingeniería”: Aeronáutica (2º), de Computadores (3º), de Tecnologías Industriales (4º), de Telecomunicaciones (6º), de la energía (8º), eléctrica (9º) y electrónica (10º). El primer lugar lo ocupa Medicina.

La clasificación se elabora a partir de la información que proporciona la Encuesta de Inserción Laboral de los Titulados Universitarios (INE) y analiza los resultados de los graduados según su tasa de empleo, si los ingresos mensuales son superiores o iguales a 1.500 euros, si trabajan en un empleo que requiere titulación universitaria y si dicho empleo pertenece al área de los estudios que se han cursado.

En el caso de la Ingeniería de Tecnologías Industriales el estudio ha tenido en cuenta a 5.091 graduados en el curso 2015-2016 y su situación laboral concreta en 2019. Su tasa de empleo era del 94,4%. El 87,3% de ellos estaba trabajando exclusivamente en su área de estudios o alguna relacionada. Finalmente, el 84,1% de ellos tenía en 2019 un sueldo igual o mayor a 1.500 euros netos mensuales.

Una motivación fundamental de los jóvenes para cursar estudios universitarios radica en que alcanzar un título de educación superior lleva asociadas mejoras significativas de sus posteriores trayectorias laborales, además de mayores oportunidades de participación social y política, y en calidad de vida.

El estudio demuestra que las oportunidades de los universitarios son muy distintas dependiendo del campo de estudio. Dados los porcentajes de inserción, la tasa de empleo, los niveles salariales, el tipo de ocupaciones a las que dan acceso y el ajuste entre la formación y la actividad que desempeñan no es descabellado afirmar que los estudios de ingeniería tienen una robustez envidiable e incuestionable.

José Luis Canito es el director de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Extremadura (UEx). El centro sito en Badajoz ocupa el primer puesto del Ranking de Shanghái para estudiar Ingeniería Electrónica y Eléctrica en España, por encima de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) o la Universidad de Sevilla (US). La Escuela tiene 800 estudiantes y egresan unos 80 al año.

La Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Extremadura.

El Ranking de Shanghái o Clasificación Académica de las Universidades del Mundo es el más influyente de las existentes. Utiliza seis indicadores objetivos: el número de exalumnos y personal que ganó premios Nobel y medallas Fields (el galardón matemático más importante), el número de investigadores muy citados seleccionados por Clarivate, el número de artículos publicados en revistas como Nature y Science, el número de artículos indexados en Science Citation Index, y el rendimiento per cápita.

“Es un orgullo porque tenemos menos historia y tradición”, declaró Canito a industry TALKS. ¿Cómo lo han conseguido? “Sobre todo por el tema de la investigación, que los investigadores de las áreas correspondientes han tenido un mayor índice de publicaciones y luego también por las relaciones y los convenios con empresas que también se miden dentro del baremo. Nosotros tenemos colaboraciones con más de 500 empresas de nuestro entorno, incluido también Portugal”, dijo.

El director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Óscar García, en conversación con industry TALKS, también apuntó a esas dos características para llegar al top y mantenerse en la élite. En primer lugar, “el carácter muy investigador entre el profesorado”. Y especialmente “los acuerdos internacionales y la movilidad de los estudiantes”.

La ETSII de la UPM, muy bien situada en todos los rankings universitarios (CYD, QS, El Mundo, THE y Shanghái), tiene 4.500 estudiantes y es, probablemente, la Escuela con mayor programa internacional de toda España. Cada año se van al extranjero 400 estudiantes, principalmente en el ciclo del Máster. Los destinos más comunes son Francia, Italia, Reino Unido y Alemania, pero ahora también tienen acuerdos de doble titulación con Estados Unidos, Japón o China…

¿Cuál es el perfil del estudiante de Ingeniería Industrial? Eminentemente masculino. “Estamos muy mal si hablamos de porcentajes de chicas con respecto a chicos”, respondió el director de la Escuela de Ingenieros Industriales extremeña. “Aquí estamos en un 18% de chicas, una cifra que no nos gusta y que va creciendo muy poco a poco. Tenemos bastantes iniciativas al respecto para destacar el papel de la mujer en la Ingeniería”. Esa ratio viene a ser similar en otras universidades españolas.

En la ETSII de la Universidad Politécnica de Madrid están algo mejor en ese aspecto. El porcentaje de mujeres matriculadas llega al 34%, incluso al 40% en el primer curso del Grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales. 

No obstante, Canito subrayó que resulta curioso que, cuando entregan los premios a los mejores Trabajos de Fin de Grado (TFGs) o los mejores expedientes académicos, casi siempre estos recaen en chicas, aunque sean el grupo menos numeroso. Una de esas iniciativas es una exposición que termina el 10 de junio, sobre mujeres ingenieras de éxito, con una serie de paneles que ponen en valor y proyección el papel que han tenido muchas ingenieras en la industria y la sociedad. También existe una asociación en la Escuela que se llama “Sí, Somos Ingenieras”, activa en redes sociales, que intenta promover ese papel de integración.

“Es complicado y no sé por qué pasa esto. No sé si es porque la palabra ‘ingeniería’ se asocia al trabajo con máquinas o porque se vincula a un trabajo contaminante, que echa humo y no mira por el medioambiente, cuando lo que destacamos es precisamente lo contrario, es decir, hacer equipos cada vez más eficientes, con electricidad a menor coste, que los aparatos de calefacción y aire acondicionado consuman menos y sean menos contaminantes”, admitió Canito.

“Los chicos y las chicas son muy selectivos a la hora de elegir el grado al que van por el nombre del grado. La elección no está asociada a la escuela sino al nombre del grado”, recalcó Óscar García.

La denominación no es baladí porque tanto Canito como García comentaron que la afluencia de chicas cayó en la antigua Facultad de Informática cuando esta se convirtió, tras la reforma de los planes de estudio de Bolonia, en la de Ingeniería Informática. “Por eso digo que la palabra Ingeniería parece que causa cierto rechazo”, opinó Canito.

La causa de esa asimetría por sexos también radica en la educación básica. “Esto hay que trabajarlo desde abajo. Cuando llegan a 2º de Bachillerato ya es un poco tarde. Seguramente los educadores que hay en los centros o los tutores que orientan deberían trabajarlo. En ese sentido estamos haciendo algunas labores como las Olimpiadas de Ingenierías Industriales, donde desde 3º y 4º de la ESO intentamos promover hacia profesiones de ciencias”, explicó.

En cuanto a perspectiva de género, el presidente del Consejo General de los Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales (CGCOII), César Franco, estimó que existe un “sesgo en función del tipo de ingeniería”. Hay más mujeres en Agrónomos que en en Industriales y más en Industriales que en Telecomunicaciones, enfatizó. En su opinión, las mujeres prefieren las ingenierías “con corazón” a las más técnicas. “Cuando hay un componente de salud o medioambiente, hay más mujeres. En general”, opinó Óscar García.

“No hay más mujeres por falta de capacidad sino porque es menos motivadora”, declaró Franco, quien consideró que el diferente interés entre chicos y chicas queda ya patente no ya en la Escuela Secundaria Obligatoria (ESO) sino antes, y especialmente en los estudios de Matemáticas. Y como ejemplo de esa tendencia citó el concurso “Primavera de Matemáticas” que organiza la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid entre jóvenes que cursen desde 5º de Primaria hasta 2º de Bachillerato. En la XXVI edición, la de este año, ya en 5º ESO, es decir, con 10-11 años, se inscribieron el doble de chicos que de chicas.

“Las chicas, estadísticamente -comentó el director de la ETSII de la UPM–, son mejores estudiantes, con mejores tasas de rendimiento (cuantas asignaturas aprueban de las que se matriculan), en tasas de éxito (asignaturas superadas respecto a presentadas) y con menores tasas de abandono”.

La Escuela de Industriales extremeña tiene un programa que se llama “Desayuna con la Ingeniería”, donde casi todas las semanas reciben a un grupo de 20-25 chicos y chicas de instituto, a quienes hacen actividades de ciencia en la escuela, experimentos que les puedan resultar atractivos. La de Madrid organiza un concurso que se llama “La Ingeniería en tus manos”, destinado a bachilleres, para que diseñen artefactos.

En las Olimpiadas de Ingenierías Industriales, que ya van por su segunda edición, se propone un reto relacionado normalmente con el medioambiente o la salud que deben resolver en equipo o de manera individual con el objetivo de visibilizar la profesión y el rol de la mujer. Existen a nivel regional en Extremadura, Asturias, Región de Murcia, Valencia, Algeciras y Salamanca, por citar algunas. A nivel nacional están promovidas por la Conferencia de Directores de Escuelas de Ingeniería de Ámbito Industrial (CDEIAI), y colaboran el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales de España y el Consejo General de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de España.

Participantes de la III Olimpiada de Ingeniería Industrial organizada por la ETSII de la Universidad de Cartagena (UCT).

Canito, que es el presidente de la CDEIAI, dijo que la Conferencia de Directores de Escuelas de Ingeniería de Ámbito Industrial es consciente de la dificultad de atraer estudiantes hacia profesiones STEM, es decir, relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas y que por esa razón lanzaron la iniciativa de las Olimpiadas. De esa manera apoyan los proyectos educativos apoyados por las comunidades autónomas como RoboReto. Canito pidió que las administraciones públicas se impliquen más, por ejemplo, a la hora de sufragar los premios de las Olimpiadas que ahora corren a cargo de los colegios profesionales de ingenieros que también tienen interés. “Al final los colegiados de los Colegios son egresados nuestros”, remarcó.

Entre las medidas para fomentar un mayor acceso de mujeres, García destacó que las chicas tengan referentes femeninos en las que se reflejen. Hablamos de presidentas de empresas, de investigadoras… Esto ayuda a romper las barreras”.

En cuanto a los perfiles profesionales más demandados por las empresas, cualquiera de las especialidades de Industriales está en pleno empleo. Existe más demanda que oferta. “Sobre todo lo relacionado con industria 4.0, robótica, energías renovables tanto biomasa como fotovoltaica. En la Escuela tenemos un Máster de Diseño y Fabricación de Baterías que está muy demandado…”, señaló Canito.

“Hay una demanda increíble de ingenieros”, admitió, por su parte, García. “Están sobreofertados”. ¿Qué perfil demandan las compañías? “La formación se da por descontada, se pide que tenga experiencia internacional, que tenga otras inquietudes (como participar en asociaciones de estudiantes, voluntariado, deportes,…), que sirva para trabajar en equipo y mejorar sus capacidades de comunicación…” Los estudiantes, por su lado, reclaman flexibilidad horaria, teletrabajo, salario y capacidad de trabajo y de viajar.   

El responsable del centro universitario con sede en Badajoz admitió que los estudiantes de ingeniería están acelerando sus carreras, es decir, que se ponen a trabajar sin terminar su ciclo formativo. Esa circunstancia ya la calificó como un “reto pendiente” el propio iTALKER César Franco, al intervenir en una mesa redonda celebrada este mes en la feria industry LIVE.

Esta aceleración es una derivada de la “amplia necesidad de titulados”, manifestó Franco a este diario. Los ciclos formativos se acortan y ya no van al Máster. “Desde el punto de vista de la empresa esto es maravilloso porque hace pronto el fichaje, pero la parte mala es que el mercado laboral necesita perfiles de todo tipo, incluidos la Formación Profesional, los investigadores y el posgrado. Si primamos el perfil rápido, nos perdemos el otro”, comentó en una entrevista con este medio de comunicación.

“Más que títulos lo que quieren las empresas es formación, conocimiento y habilidades”, resumió Canito. “Ya no miden sólo las notas y el expediente académico de la persona, sino que haya adquirido habilidades como trabajar en equipo, que sea proactiva, que sepa comunicar, que se integre bien. Las habilidades blandas se demandan mucho, casi más que la formación técnica pura y dura”, agregó con convicción.     

“Son visiones diferentes pero complementarias”, estimó Franco al explicar los puntos de vista de los dos directores de Escuela. El primero representa a los ciclos rápidos formativos mientras que el segundo lo hace a una formación más larga con la realización de un máster.

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