Según el informe ODISMET del año 2023, la tasa de empleo de las personas con discapacidad es del 26,9%. Dista significativamente de la tasa de empleo de la población general que se sitúa en el 66,3%, estableciéndose así una diferencia de más de 39,4 puntos porcentuales. Tan solo una de cada cuatro personas con discapacidad tiene empleo.
En el mismo informe se constata que el 61,3% de las personas con discapacidad ocupadas tienen estudios de carácter secundario. Le siguen aquellos con estudios universitarios (31,4%). La formación favorece el empleo de las personas con discapacidad.
Las dificultades que encuentran las personas con discapacidad para insertarse laboralmente responden a muchas causas, la mayoría externas y basadas en falsas creencias y estereotipos hacía el colectivo, como prejuicios acerca de su productividad o de su absentismo. Pero también es constatable que una de las barreras de su empleabilidad es la falta de perfiles cualificados. Es prioritario invertir recursos en la formación y especialización de las personas con discapacidad.
Afortunadamente, cada vez más empresas están reconociendo el valor y las habilidades que las personas con discapacidad pueden aportar al mundo laboral. Todo el talento que las personas con discapacidad pueden poner a disposición de las distintas organizaciones.
Las prácticas formativas en empresas desempeñan un papel fundamental en este proceso, ya que brindan oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional a las personas con discapacidad, permitiéndoles integrarse laboralmente de manera exitosa. Estos son algunos de los beneficios que aportan tanto a las personas con discapacidad como a las empresas que las implementan:
Fomento de la inclusión laboral
Las prácticas formativas en empresas para personas con discapacidad son un vehículo poderoso para fomentar la inclusión laboral. Estas prácticas les brindan la oportunidad de demostrar sus habilidades, conocimientos y capacidades en un entorno laboral real. Al involucrarse en tareas y proyectos concretos, las personas con discapacidad pueden derribar barreras y prejuicios, mostrando a los empleadores su valía y su capacidad para desempeñarse de manera competente en diferentes roles y responsabilidades.
Adquisición de habilidades y experiencia laboral
Las prácticas formativas permiten a las personas con discapacidad adquirir habilidades y experiencia laboral relevantes para su desarrollo profesional. Estas oportunidades les brindan un espacio para aprender y practicar habilidades específicas relacionadas con el trabajo, así como para adquirir conocimientos teóricos y prácticos en su campo de interés. Esto les proporciona una base sólida para su futura inserción en el mercado laboral, mejorando sus perspectivas de empleo.
Mejora de la autoestima y la confianza
El acceso a prácticas formativas en empresas ofrece a las personas con discapacidad la oportunidad de desarrollar una mayor autoestima y confianza en sus habilidades. Al ver sus logros y recibir reconocimiento por su trabajo, estas personas ganan confianza en sí mismas y en sus capacidades. La experiencia de superar desafíos y trabajar en equipo también contribuye a fortalecer su sentido de valía personal.
Sensibilización y cambio de actitudes
Las prácticas formativas en empresas no solo benefician a las personas con discapacidad, sino que también desempeñan un papel crucial en la sensibilización y el cambio de actitudes de la sociedad en general. Al interactuar y colaborar con personas con discapacidad en el entorno laboral, los compañeros de trabajo tienen la oportunidad de comprender mejor las habilidades y capacidades de estas personas, rompiendo prejuicios y estereotipos erróneos. Esto contribuye a la construcción de entornos laborales inclusivos y respetuosos.
Acceso al talento de las personas con discapacidad
La incorporación de personas con discapacidad a través de prácticas formativas también ofrece beneficios significativos a las empresas. En primer lugar, las empresas pueden acceder a un talento diverso y altamente motivado que puede aportar nuevas perspectivas y enfoques a los desafíos organizacionales. Las personas con discapacidad, a menudo, desarrollan habilidades como la adaptabilidad, la resiliencia y la creatividad, que son altamente valoradas en un entorno empresarial en constante cambio. Han tenido que superar muchas dificultades, en la mayoría de las ocasiones desde edades tempranas, y superar muchas barreras que han entorpecido su posibilidad de acceder a todas las oportunidades que la sociedad brinda a sus miembros.
Mejor reputación corporativa
Además, las empresas que promueven la inclusión de personas con discapacidad en sus prácticas formativas pueden mejorar su reputación y ser vistas como entidades socialmente responsables. Estas empresas tienen la oportunidad de destacar sus valores y su compromiso con la diversidad, lo que puede atraer a clientes, inversores y empleados que valoran y apoyan la inclusión.
Tal como hemos visto, las prácticas formativas en empresas para personas con discapacidad son un medio efectivo para fomentar la inclusión laboral y brindar oportunidades de desarrollo profesional a este colectivo. Estas prácticas no solo benefician a las personas con discapacidad, sino que también enriquecen a las empresas al incorporar talento diverso y promover una cultura inclusiva. Empresas como Metro de Madrid, Sacyr o administraciones públicas ejemplares como el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid, así como de Transportes, Infraestructuras y Vivienda, han dado un paso al frente acogiendo a alumnos de Envera que se preparan para encontrar su primer empleo. Es fundamental que las empresas y la sociedad en general reconozcan el valor y las habilidades que las personas con discapacidad pueden aportar, y se comprometan a crear entornos laborales que fomenten la igualdad de oportunidades para todos.
