Esta inversión, aseguran, permitirá la incorporación de alrededor de 60 futuros doctores a empresas innovadoras de la región con una financiación de “una parte significativa” de los costes salariales, así como los “servicios y materiales” que necesitan para poder desarrollar sus proyectos.
El objetivo es mejorar la interacción entre el ámbito empresarial y de investigación, facilitando así la “transferencia de tecnología y la puesta en marcha de planes compartidos de I+D+i” fomentando así innovación.
Los trabajos se realizarán tanto en la compañía solicitante como en un grupo de investigación de una universidad u órgano público. Con el fin de “concretar la relación” entre la entidad privada y la parte académica deberán firmar un convenio de colaboración con una duración de tres años que contemple el aspecto económico, el estatus del doctorando y los derechos de propiedad industrial que el proyecto pueda generar.
En cuanto a los doctorados estarán encaminados a “adquirir nuevos conocimientos”, establecen, aplicados a productos, procesos o servicios ya sean existentes o nuevos que supongan una “colaboración efectiva” entre una compañía y un organismo con el objetivo de contribuir a atraer y retener el talento, apuntan.