¿Qué motivó la fundación de Semidynamics en 2016 y cómo ha evolucionado la empresa desde entonces?
La fundación de Semidynamics en 2016 estuvo motivada por mi experiencia previa en grandes multinacionales como Intel, donde trabajé durante 12 años, y Broadcom, donde estuve un par de años más. En ambas compañías, me encontré con una situación que no me convencía: los proyectos que más me interesaban eran cancelados o no llegaban a su término, ya que las decisiones se tomaban desde Estados Unidos. Esto me llevó a replantearme mi futuro y a decidir que, si creaba mi propia empresa, las decisiones se tomarían desde casa, no desde California.
En los primeros años, la empresa se dedicó principalmente a ofrecer servicios, como el caso de ese primer cliente que nos pedía diseñar soluciones específicas para ellos. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que ese modelo de negocio, que se basaba en crear soluciones exclusivamente para cada cliente, no era lo que buscábamos. Lo que queríamos era desarrollar tecnología propia.
En 2019, decidimos dar un giro y cambiar nuestro enfoque de servicios puros a la creación de nuestra propia tecnología. Durante 2019, 2020 y 2021 nos dedicamos a desarrollar esta tecnología. A partir de 2022 comenzamos a venderla, aunque aún mantenemos en nuestro ADN el deseo de hacer ajustes y personalizaciones para nuestros clientes. Sin embargo, lo que realmente nos define es nuestra tecnología base, ya no simplemente diseñar algo a medida y entregarlo.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta Semidynamics en el desarrollo de núcleos IP RISC-V?
El principal atractivo del RISC-V es que es un estándar abierto e internacional, lo que significa que cualquier persona puede decidir crear un chip basado en esta arquitectura. Esto representa una ventaja significativa en comparación con las dos alternativas principales en el mercado.
Por un lado, con Intel, no es legal crear un chip compatible. Solo Intel y AMD tienen la licencia para hacerlo. Por otro lado, ARM también exige un costo elevado por la licencia para permitir a las empresas diseñar sus propios chips. En cambio, RISC-V, al ser un estándar abierto, elimina estas barreras económicas y legales, lo que lo convierte en una opción más accesible.
El desafío, sin embargo, radica en que RISC-V es una arquitectura más joven. Las arquitecturas más consolidadas, como las de Intel y ARM, han acumulado más funcionalidades y madurez a lo largo de los años, lo que se traduce en ventajas para el cliente final, como un mejor control del consumo energético y características adicionales. RISC-V, trabajando de manera colaborativa a nivel mundial, está evolucionando rápidamente para alcanzar este nivel de madurez.
El reto que enfrentamos es precisamente ese: llevar RISC-V a un nivel de madurez comparable con arquitecturas que llevan ya más de 30 años en el mercado. Lo interesante de este proceso es que, al ser un estándar abierto, es similar a lo que ocurre con Linux. No trabajamos de manera aislada; colaboramos con muchas otras empresas para definir y mejorar conjuntamente el estándar y los componentes específicos de la arquitectura, lo que hace que el desarrollo sea más dinámico y abierto.
¿Cómo ve la industria de los semiconductores en España actualmente?
Actualmente, la industria de los semiconductores en España es pequeña, aunque está en pleno crecimiento y recibe un importante apoyo por parte del gobierno, lo cual es algo que realmente se agradece. Es una industria incipiente, pero con un gran potencial de futuro. De hecho, tiene un futuro asegurado, aunque, y lo digo de manera un tanto negativa, esto se debe a que en Europa en general hay una falta de producción de semiconductores. Es una frase algo triste, pero al mismo tiempo, podemos ver el lado positivo, ya que eso asegura que el sector tiene espacio para desarrollarse.
Es importante, sin embargo, diferenciar entre microelectrónica y semiconductores. En España hay un buen desarrollo en el campo de la microelectrónica, que va bastante bien, pero es fundamental aclarar que no son lo mismo. El gobierno está haciendo una apuesta decidida tanto por la microelectrónica como por los semiconductores, aunque en términos de semiconductores específicamente, la industria todavía es bastante pequeña. Si ampliamos el enfoque y hablamos de microelectrónica, la situación es más prometedora.
En los próximos años, ¿cuáles crees que son las principales oportunidades y desafíos que enfrenta el sector?
Las oportunidades en el sector son claras, especialmente con la demanda de inteligencia artificial, que está creciendo de manera exponencial y está infiltrándose en todos los aspectos de la vida cotidiana. Si bien la parte más visible de la inteligencia artificial es, por ejemplo, interactuar con sistemas como ChatGPT, lo que realmente está sucediendo detrás de esa interfaz son procesos de cálculo intensivos realizados por procesadores. Y esos procesadores son semiconductores, que alguien tiene que fabricar. Por lo tanto, hay una oportunidad clara de crecimiento en la industria de los semiconductores, impulsada o en consonancia con el auge de la inteligencia artificial.
Sin embargo, los desafíos no son menores. En nuestro entorno, contamos con menos conocimientos especializados en comparación con otras regiones, lo que representa un reto importante en términos de talento.
¿Cómo se puede hacer para fomentar la formación para que haya más talento en el sector?
Es fundamental hacer que los estudios relacionados con el diseño de semiconductores sean más accesibles y atractivos para los jóvenes. Siempre que tengo la oportunidad de hablar, insisto en la necesidad de crear un grado universitario en diseño de chips. Es importante que el nombre sea ese, diseño de chips, claro y atractivo para los jóvenes de 18 años, algo que les suene interesante, no algo abstracto o complejo como «grado en semiconductores, telemetría cuántica y dispositivos microelectrónicos», porque lo que sucederá es que se alejarán. Necesitamos algo que se perciba como sexy y emocionante, porque esta es una carrera muy interesante, con un futuro prometedor y una remuneración elevada.
Si los jóvenes tuvieran la opción de elegir entre distintas carreras, estoy seguro de que el diseño de chips sería una de las más atractivas, especialmente con la creciente relevancia de la inteligencia artificial, que hace que este campo sea aún más interesante.
¿Qué papel juega la innovación en esta industria, en los semiconductores en España, y cómo se está fomentando?
La innovación es absolutamente fundamental en la industria de los semiconductores; diría que es el 100% del sector. No se puede estar en este campo sin innovar constantemente. No es viable decir «ya tengo mi chip, y ahora me voy a dormir durante 10 años». En la industria de los semiconductores, es obligatorio sacar una nueva versión de tu chip cada año y medio, que sea más rápida, más económica y que consuma menos electricidad. La innovación tiene que ser continua, de una generación a la siguiente. No existe la opción de no innovar. Por lo tanto, la innovación es el centro, el corazón y la base de toda la industria.
En cuanto a lo que se está haciendo en España para fomentar la innovación, se están realizando varias iniciativas. Desde las universidades, se están llevando a cabo programas y proyectos, y el gobierno también ha impulsado las cátedrasde chips. Además, se están creando másteres y programas educativos enfocados en esta área. Es crucial que todo este talento que se forme llegue con la mentalidad adecuada, con el «chip mental» de la innovación. Esta no es una industria en la que uno pueda pensar «hago un chip una vez en la vida y luego me dedico a otra cosa». Hay otras industrias en las que eso puede ser posible, pero en el sector de los semiconductores, es totalmente inviable.
¿Cómo afecta la situación global, como la escasez de chips, a las empresas de semiconductores en España?
La escasez de chips afecta principalmente a los clientes y no tanto a las empresas de semiconductores. Durante la pandemia, esta escasez fue muy significativa. Sin embargo, también hubo ciertos errores estratégicos en la cadena de suministro de algunas industrias. Por ejemplo, cuando la industria automotriz dejó de vender coches, muchos pensaron que no era necesario comprar chips, lo que llevó a una disminución en los pedidos. Por otro lado, algunos fabricantes de chips asumieron que la demanda iba a ser baja, y decidieron asegurar la producción para otros sectores, lo que significó que, cuando la industria automotriz intentó reactivar sus pedidos, se encontró con que las fábricas ya estaban comprometidas con otros contratos. Esto fue más un error de decisiones estratégicas en algunas industrias que una cuestión estrictamente relacionada con la oferta de chips.
A pesar de esto, la demanda de chips continúa creciendo de manera imparable. La producción mundial de chips está muy concentrada en Taiwán, Corea y, en menor medida, Estados Unidos, con una presencia muy limitada en Europa. Esta demanda no va a disminuir, por lo que es imprescindible que se construyan más fábricas capaces de producir chips para satisfacerla. Actualmente, no estamos enfrentando una escasez tan grave, pero si las nuevas fábricas no comienzan a operar según lo previsto, es posible que experimentemos nuevamente un episodio de escasez en el futuro.
¿Qué iniciativas o políticas gubernamentales están en marcha para desarrollar el apoyo al desarrollo de esta industria en España?
En España, una de las principales iniciativas gubernamentales para apoyar el desarrollo de la industria de los semiconductores es el PERTE Chip, que cuenta con una asignación de 12.000 millones de euros. Esta iniciativa se divide en varios ejes, aunque a grandes rasgos se enfoca en dos áreas clave: por un lado, en apoyar la fabricación de chips, y por otro, en apoyar el diseño de chips. En nuestro caso, estamos más involucrados en el ámbito del diseño de chips, pero esas son las dos grandes líneas de impulso detrás de esta iniciativa.
El desarrollo de este PERTE Chip se lleva a cabo a través de diversas entidades, como el Ministerio de Industria, el CDTI y el Ministerio de Economía, entre otros actores que están colaborando para asegurar que esta iniciativa se implemente de manera efectiva y tenga éxito.