REPORTAJE

La relocalización, la inflación y el relevo generacional, grandes desafíos de la industria del calzado español

La industria del calzado español produce 100 millones de pares al año, da empleo, en más de 3.000 empresas, a más de 24.000 personas concentradas, principalmente, en media docena de comunidades autónomas, especialmente en la valenciana. El sector se enfrenta a unos retos muy concretos, entre los que destacan la relocalización, el relevo generacional y, ahora, la inflación.

“El mercado nacional ha pasado de apostar por la deslocalización a la relocalización. A la vuelta a casa. Hay muchas empresas trabajando en ello. Tanto es así que sus producciones están a tope”, destacó a industry TALKS Rosana Perán, presidenta de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) y vicepresidenta de Pikolinos.

“La llegada del COVID ha influido en las estrategias de localización de las empresas del sector, y ha ocasionado movimientos en las cadenas de producción a nivel global. A la tendencia de relocalización que ya venía produciéndose en el calzado, otros factores como el encarecimiento del coste del transporte han dado un nuevo impulso a esta tendencia, aunque el calzado sigue pensando en clave global y las grandes empresas mantienen la multilocalización en sus estrategias de producción”, declaró, por su parte, a este diario Marián Cano, presidenta ejecutiva de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (AVECAL).

“No obstante, creemos que la relocalización va a continuar como tendencia en las empresas de moda que, cada vez más, incorporan la sostenibilidad y la proximidad al consumidor como elementos esenciales dentro de su responsabilidad social corporativa”, añadió Cano.  

“Estamos viendo que grandes empresas europeas que antes importaban el 100 % de sus ventas del mercado asiático ahora están volviendo a fabricar parte de sus pedidos en Europa, especialmente en Portugal y España, lo cual espero que nos beneficie, y estamos trabajando para que así sea”, reconoció, por su parte, José Antonio Sacramento, presidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado y Afines de Aragón (AFCYA) en una entrevista a Revista del Calzado.

En los últimos años muchas pymes del calzado se han centrado en la fabricación de marca blanca para grandes clientes extranjeros y nacionales. Desgraciadamente, en las últimas décadas, también han ido desapareciendo numerosas compañías debido a la competencia de la producción asiática y de otros países productores más económicos asentados en Europa.

Además, el crecimiento de la producción de zapatos se está ralentizando en España. Esta es una tendencia preocupante y continua desde el verano que evidencia el enfriamiento de la economía en general. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de producción industrial (IPI) de la industria del calzado en noviembre de 2022 aumentó un 8,8 %, un 4,6% menos que en octubre. En agosto ese crecimiento era del 31,6% con respecto a julio.

Pese a este complejo panorama, José Antonio Sacramento se mostró optimista: “Los próximos años pueden ser positivos tanto para las empresas que tienen marca propia como para la marca blanca, pero todo pasa por conseguir controlar la inflación, para lo que hay que enfriar los precios de la energía, que afectan a toda la cadena de valor de todos los sectores. Es fundamental tener un precio asequible para que pueda volver la normalidad a los mercados”.

El elevado índice de los precios al consumidor es un problema muy serio para el sector zapatero. Como bien apuntó la presidenta ejecutiva de AVECAL, “nos movemos en un escenario marcado por la inflación, donde la venta de productos de moda suele verse más afectado que otros sectores, ya que las familias priorizan la compra de productos de primera necesidad frente a los productos que no lo son, como la ropa y el calzado”.

“Uno de los problemas a los que nos enfrentamos es la volatilidad del mercado”, enfatizó la máxima responsable de la FICE. “Ya no existe la tranquilidad, ni para nosotros ni para el resto de sectores. Los empresarios vamos a tener que acostumbrarnos a gestionar desde la incertidumbre, anticiparnos y hacernos más flexibles. La incertidumbre también está presente en las reglas del juego. Es una constante tanto en la parte laboral como en la de las nuevas normativas que se imponen y tienen su impacto en las empresas. Pedimos al Gobierno que nos dé estabilidad y un marco legislativo a largo plazo”.

El relevo generacional representa otro de los grandes retos. En ello coincidieron tanto Perán como Cano. “Tenemos que ser capaces de retener y crear nuevos talentos. No solo en el área de producción de empresas, cortadores o costureras, si no el talento en general. Necesitamos universidades, centros de formación o escuelas, debemos hacer atractivo el sector a las nuevas generaciones si queremos tener futuro como industria”, estimó la primera.

“Debemos impulsar la atracción de talento para solucionar el problema de relevo generacional que tenemos en la actualidad. Por ello, desde AVECAL, fomentamos la formación de los trabajadores del sector, a través del desarrollo de cursos especializados que den respuesta a la demanda real de profesionales que requieren las empresas”, remarcó la segunda.

Centro Productivo del Grupo Pikolinos en Elche (Alicante).

La transformación digital y la sostenibilidad son otros dos desafíos. “Debemos adaptarnos y ser muy rápidos”, señaló la presidenta de la FICE, para implementar tecnologías como la robotización y la automatización de procesos, la aplicación de Inteligencia Artificial, las técnicas de gestión que permita a este tejido industrial adaptarse a los nuevos mercados y a los nuevos negocios.

“Nosotros no entendemos la sostenibilidad solo como productos fabricados con materiales sostenibles o cuidadosos con el medio ambiente. No podemos olvidar que las empresas están hechas de personas. Tenemos la responsabilidad de cuidar a los empleados tanto dentro como fuera de las empresas. Una forma de que las empresas inviertan en las personas es asignando esas ganancias en planes sociales que realmente beneficien el entorno local donde se ubica la empresa”, subrayó Perán.

La industria del calzado ha de hacer frente a un futuro en el que se impone lo que se ha bautizado como economía circular, opinó Perán. Todas las empresas van a tener que cumplir con ello y algunas ya se han adelantado al resto y trabajan para que su producción sea responsable con las demandas ambientales y éticas. Se trata de un requisito indispensable tanto para el mercado como para el cliente final. “Trabajamos y avanzamos mucho en este sentido y de forma muy especial en el tema de la descarbonización y la huella cero. Prueba de ello es nuestra participación en el proyecto Green Shoes 4All, que tiene como objetivo implementar, demostrar y difundir una metodología de Huella Ambiental de Producto (PEF) en el sector”.

La Comunitat Valenciana concentra la mayoría de las empresas del calzado de toda España. Especialmente la provincia de Alicante. También existen fábricas en Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, La Rioja y Murcia, principalmente.   

Según los datos facilitados por la FICE, las exportaciones de calzado alcanzaron, en los primeros nueve meses de 2022, la cifra de 2.315,6 millones de euros y 124,7 millones de pares. Estas cifras representan unos aumentos del 21,6% en valor y 6% en pares respecto al mismo periodo de 2021. Si comparamos con 2019, estos datos reflejan un crecimiento del 10,6% en valor y del 1,7% en volumen.

La Unión Europea es el principal comprador, representando el 76,7% del total de las exportaciones en volumen y el 71% en valor. Francia, Italia, Alemania, Portugal y Polonia encabezan el listado de los principales destinos. Las exportaciones al mercado comunitario alcanzaron los 1.645 millones de euros y 96 millones de pares, con un aumento del 26% en valor y del 6% en pares. El precio medio asciende un 19%.

Las exportaciones a destinos extracomunitarios ascienden a 671 millones de euros y 29 millones de pares, representando el 29% del total en valor y el 23,3% en volumen. Estos datos reflejan unos aumentos del 12% en valor y 6% en pares. Estados Unidos, el primer destino extracomunitario, presenta un crecimiento del 34,5% y supera en un 6% los datos prepandemia. Reino Unido, tras el Brexit, se sitúa como el segundo mercado más importante fuera de la UE con un aumento del 27%, aunque sigue un 24% por debajo si se compara con 2019. Turquía presenta un crecimiento del 38% que asciende al 84% sobre los datos previos a la aparición del COVID 19. Con respecto a China, cuarto mercado fuera de la UE, las exportaciones caen un 40%.

En los nueve primeros meses de 2022, siempre según fuentes de la FICE, entraron en España 256,5 millones de pares por valor de 3.249 millones de euros. Estas cifras reflejan un aumento con respecto al mismo periodo de 2021 del 28,2% en pares y del 43,7% en valor. Si comparamos estos datos con 2019, las importaciones en pares ya son las mismas y un 26,6% mayores en valor. El precio medio de importación ha subido un 27% respecto a los datos prepandemia. Las importaciones en valor baten todos los récords y el precio medio de las mismas crece un 27% frente a los datos de 2019.

La estructura de las importaciones del sector es muy piramidal, con un gran sustrato de calzado procedente de Asía. China continúa encabezando la lista de proveedores en el mercado español, seguida de Vietnam e Indonesia. Italia es el primer país proveedor fuera de Asia.

De todas estas cifras se desprende que la balanza comercial del sector es negativa pues las importaciones superan a las exportaciones. Pero, ¿cómo es posible que se produzcan 100 millones de pares al año y se exporten 124 millones? ¿Cómo se explica esa paradoja? Pues porque una buena parte de los zapatos exportados han sido previamente importados y reetiquetados. España sigue siendo un hub en el sector.

La industria zapatera se apoya en centros de investigación como el Centro Tecnoógico del Calzado INESCOP, constituido en 1971 y asentado en Elda (Alicante), un municipio de 52.000 personas volcado en la producción de este tipo de bienes de consumo.

INESCOP tiene abiertas líneas de investigación muy prometedoras, como el proyecto HANDYBOT, que desarrolla una mano robótica que mejorará la manipulación de objetos pequeños durante la fabricación de calzado. Su personal, asimismo, trabaja en la creación de adhesivos de poliuretano basados en el uso de materias primas 100% de origen renovable que mantienen sus propiedades de adhesión y durabilidad. O en el proyecto STRAW4FOOTWEAR, para convertir los residuos de paja de arroz en nuevos materiales, tipo biocomposites, que puedan ser empleados en la fabricación de componentes como suelas o plantillas.

Un investigador de INESCOP prueba las capacidades del robot del proyecto HANDYBOT.

INESCOP se ocupa de áreas como las tecnologías CAD/CAM, la fabricación digital y aditiva, la microelectrónica, la robótica, la biotecnología, la microencapsulación, la nanotecnología, los adhesivos, las tecnologías de la salud y la economía circular. Participa en proyectos I+D+i europeos como el citado Green Shoes 4All, nacionales como el ANTIMICROSOLE3D, una suela impresa en 3D con propiedades antimicrobianas, o financiados por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), como el mencionado HANDYBOT.

La localidad riojana de Arnedo, de 15.000 habitantes, se ha convertido en otro de los epicentros del mundo del calzado en España. En esa comarca trabajan 2.730 personas pertenecientes a 137 empresas, y allí se ubica la sede del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja (CTCR), creado en 2007 con el fin de impulsar la mejora de la competitividad de las empresas del sector a través de la generación de valor añadido, tanto en sus productos como en sus procesos productivos.

Este centro tecnológico de I+D+i es referente nacional e internacional pues es capaz de ofrecer soluciones integrales y multidisciplinares para la industria del calzado. En sus instalaciones se encuentran los laboratorios más importantes del norte de España de este segmento industrial. Allí se efectúan los ensayos mas exigentes de calidad para textil, calzado y componentes. El CTCR es una organización acreditada por la ENAC (Entidad Nacional de Acreditación) para la realización de la evaluación de conformidad, lo que significa como marcado CE, para Equipos de Protección Individual (EPIs), es decir, calzado, mascarillas, ropa de uso laboral y guantes, conforme a los reglamentos europeos.

El CTCR posee un laboratorio físico y otro químico que ofrecen las competencias técnicas necesarias para hacer que la gestión de la calidad sea parte esencial de su estrategia y su actividad, traducido todo ello en términos de confidencialidad, competencia, fiabilidad, trazabilidad, metodología, control y seguridad.

La transformación digital, unida a la fabricación inteligente, la sostenibilidad y la apuesta por los materiales avanzados impulsan sus proyectos de investigación. De esa manera, la digitalización en 3D, la fabricación aditiva, las tecnologías de fotografiado en 360 grados, la identificación por radiofrecuencia, la nanotecnología, el respeto al medio ambiente y la biotecnología son algunas de sus soluciones innovadoras.

Entre los proyectos que actualmente desarrolla destaca ECORIOFAB, cuyo principal elemento innovador se basa en la obtención de una nueva gama de materiales, que incluyan en su composición residuos provenientes del calzado, como consecuencia de su fabricación o futura reutilización. Para ello, se están utilizando diversas técnicas de tratamiento de residuos, combinadas con la fabricación aditiva o impresión 3D de materia prima consumible, consiguiendo elaborar un novedoso material, a partir del cual se fabricarán componentes de calzado (tacones, suelas, punteras…). Los primeros resultados de este proyecto de eco-fabricación aditiva se presentaron en septiembre pasado.

En el capítulo de los nuevos materiales, llama la atención que ya se están empezado a emplear hasta algas y otros productos vegetales para sustituir al plástico y al cuero.  

También trabaja el CTCR en un proyecto nacional denominado HIBRID4D centrado en la investigación y desarrollo de tecnología de impresión 4D, para el procesado multimaterial y multifuncional con electrónica y sensórica embebida. Se trata de una innovadora propuesta que persigue avanzar en un sistema de fabricación flexible automatizado, basado en Impresión 4D, que contempla el desarrollo de tecnología de impresión multimaterial; la obtención de materiales funcionales flexibles, capaces de reaccionar ante un estímulo para su aplicación a productos de alto valor añadido, con electrónica y sensórica, integrada en un único proceso.

El consorcio HIBRI4D está integrado por un grupo de cinco pymes: BCN3D, Edser Labs, Calzados Hergar, Sensing Tex y Smart Materiales 3D. Además del CTCR, colaboran centros tecnológicos y grupos de investigación especializados en tecnologías de fabricación aditiva como el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) y CIM UPC, el Instituto Tecnológico de la Universidad Politécnica de Cataluña.

El proyecto HIBRI4D está subvencionado por el CDTI en el marco de la convocatoria Misiones 2021, apoyado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y financiado por los fondos Next Generation EU.

La impresión 4D consiste en crear objetos inteligentes gracias a la impresión 3D, pero añadiéndoles una variable nueva, el tiempo. Se trata de imprimir piezas capaces de adaptarse al entorno e interactuar con él, es decir, materiales con un patrón preprogramado que les permite organizarse o modificar su forma por sí mismos, sin que un humano intervenga.

Por eso, la clave de la impresión 4D no reside tanto en el proceso, basado en las consabidas impresoras 3D, sino en los materiales que, en algunos casos, presentan la propiedad de construirse a sí mismos o de autorrepararse. La impresión 4D abre un mundo de posibilidades nuevas en los terrenos de la medicina y cirugía, la ropa y el calzado, la aeronáutica y la automoción, la construcción, la arquitectura, el transporte y la logística y la industria informática, entre otros, ya que permitiría crear dispositivos con la característica de reaccionar ante las variaciones de temperatura, de presión, de humedad… y adaptarse a ellas.

Esta innovación no es la única que va a cambiar la manera de entender la producción y el consumo de calzado. También están los zapatos inteligentes, los zapatos del futuro. Ya no basta con que sea bonito, ahora el calzado debe prestar otros servicios además del meramente estético. Como, por ejemplo, las aplicaciones que miden cuánto caminas y te ayudan en tu entrenamiento personal. Un paso más allá son las zapatillas que incluyen luces led que cambian de color según el grado de intensidad del ejercicio físico.

“Ahora mismo tenemos la oportunidad y la necesidad de trabajar para reforzar la imagen del sector y fortalecer su reconocimiento social que es tan importante para nuestro país, de tanta proyección y que tantos beneficios sociales y económicos genera. Actualmente tenemos una imagen un poco arcaica y antigua contra la que debemos luchar. No hemos sabido transmitir todos los cambios que ha habido. Además, queremos poner en marcha nuevos proyectos desde España para liderar el sector en Europa”, reconoció Rosana Perán, presidenta del FICE y vicepresidenta ejecutiva de Pikolinos.

El diseño digital se sirve de aplicaciones que testean prototipos virtuales y reducen costes.
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