TRIBUNA

La financiación pública como motor del crecimiento y la innovación de la industria española

Redacción

Pedro Álvarez y Francisco Cuervo
director de valoraciones Industriales en Gesvalt y director general de Impulso.

En la actualidad, las empresas industriales cuentan con un amplio abanico de opciones de financiación, que son claves para afrontar el reto de mejorar la competitividad y el crecimiento del sector. Dentro del ámbito público, estas ayudas se dividen en dos grandes categorías: subvenciones a fondo perdido y préstamos a largo plazo reembolsables que, a su vez, se componen de mecanismos de financiación como los incentivos regionales, programas PERTES, líneas autonómicas, el CDTI LIC y LICA, el Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva (FAIIP) o los préstamos ICO.

Todas estas opciones dependen principalmente de la categoría de la organización como Pyme o gran empresa, así como del territorio en el que se realice la inversión productiva. Un aspecto positivo es que, en los últimos años, ha crecido el interés por la financiación pública entre las empresas industriales en España, especialmente en un contexto de tipos de interés bajos y esta situación ha permitido que muchas empresas diversifiquen sus fuentes de financiación, fortaleciendo su balance y acelerando sus inversiones.

Pero a pesar de la existencia de estos recursos y la necesidad de estos para crecer, muchas empresas no logran aprovecharlos. El principal motivo es que las compañías desconocen las grandes oportunidades de financiación a nivel nacional y europeo, y principalmente se suelen limitar a las ayudas regionales más cercanas y accesibles. Por otro lado, la burocracia y la complejidad administrativa pueden desincentivar la participación en estos programas.

Otro de los errores más comunes de las empresas es iniciar el gasto o la inversión antes de solicitar la ayuda, lo que impide acceder a los fondos disponibles. Para evitar esta situación, es esencial presentar el expediente de solicitud con antelación. No obstante, muchas empresas, tanto Pymes como grandes corporaciones, desconocen estos requisitos o no los priorizan en su planificación financiera, lo que subraya la importancia de contar con el asesoramiento de consultoras especializadas en financiación pública.

Además, no realizar una valoración precisa de la situación financiera de la empresa puede ser un obstáculo. Para acceder a estas ayudas, la calidad crediticia de la empresa juega un papel fundamental. Un adecuado balance entre fondos propios y EBITDA, un bajo grado de apalancamiento financiero y ratios de liquidez aceptables son aspectos esenciales en el análisis de riesgos realizado por los organismos evaluadores.

Por todo ello, es recomendable apoyarse en expertos para simplificar los procesos de solicitud y resolución de expedientes, fomentando así una mayor participación empresarial y resolviendo los desafíos administrativos y financieros que puedan surgir. También es clave, mejorar la comunicación y la difusión de estas ayudas para que más empresas se animen a solicitarlas, permitiendo así una mayor ejecución del presupuesto destinado a estas iniciativas.

Solo con un acceso más ágil y eficiente a la financiación pública se podrá garantizar que el sector industrial español continúe avanzando hacia una mayor competitividad y sostenibilidad en el largo plazo, más aún cuando existen ámbitos del sector industrial están requiriendo un mayor respaldo financiero y que son especialmente aquellas empresas relacionados con tecnologías emergentes como los gases renovables, el hidrógeno, el biogás, el vehículo eléctrico y la defensa. Estas tecnologías, al estar en fase de investigación y desarrollo, necesitan apoyos adicionales para lograr una rápida implantación comercial e impacto en el mercado.

En este sentido, el futuro estará marcado por la combinación de financiación pública y privada, que será esencial para que las empresas industriales puedan afrontar los desafíos de un entorno global competitivo y en constante cambio. No obstante, el crecimiento del PIB en España se está apoyando principalmente en el empuje del consumo y la exportación, y no tanto en el crecimiento de la inversión industrial, a pesar de que la industria es un pilar fundamental para cualquier país por su impulso a la innovación, la generación de empleo de calidad y el refuerzo de la autonomía económica y tecnológica.

Un tejido industrial sólido permite resistir mejor las crisis económicas y reducir la dependencia de mercados exteriores. Para garantizar un crecimiento robusto, es imprescindible que las políticas públicas faciliten el acceso a la financiación, fomenten la inversión en nuevas tecnologías y simplifiquen los procesos administrativos. Solo así se podrá consolidar una industria fuerte, competitiva y preparada para los retos del futuro.

Total
0
Shares
Previous Post

El precio de la electricidad para un electrointensivo en España es un 141% más caro que en Francia

Next Post

Las ventas de vehículos electrificados suben un 38,8% en febrero

Related Posts