TRIBUNA

Pérdida de un gran referente en la subcontratación industrial – Fidel Gómez

Redacción

Equipo de la Cámara de Álava

Fidel deja en la Cámara, en sus compañeros no solo de Álava sino del conjunto de las Cámaras Vascas, un vacío enorme al que da vértigo tan solo asomarse.

Nos atreveríamos a extender este impacto al común de las personas que han trabajado con él.

Hemos perdido un compañero y un amigo, pero somos además conscientes de que la Subcontratación Industrial ha perdido un faro, un referente de ámbito internacional.

La subcontratación Industrial……. Cuando se usan palabras tan grandes las preguntas son evidentes ¿Quién es la subcontratación industrial? ¿Qué cara y qué ojos tiene? Nosotros, la respuesta la tenemos clara. Las caras y los ojos de las decenas de empresas que estos días a través del teléfono, del mail, de las redes sociales nos han hecho llegar su conmoción y su dolor. Las mismas que han puesto en valor su experiencia con Fidel, con el profesional y con la persona.

¿Cómo era trabajar con Fidel? Aún recordamos el primer proyecto que trabajamos juntos Han pasado 27 años. Él ya llevaba algunos años en este negocio de la subcontratación El proyecto en cuestión era la dinamización de nuestro stand en la mítica Alihankinta Pero claro, hablamos de una dinamización de finales de los 90. Una base de datos 1.0, léase un directorio de este pelo lleno de nombres raros…. Recuerdo teclear durante horas aquellos nombres finlandeses imposibles, pero sobre todo recuerdo a Fidel pasando cada poco por mi mesa, no para fiscalizar el resultado, sino para ver cómo podía hacer más llevadero aquel tostón infumable.

Han sido los últimos 13 años trabajando codo con codo en Internacional los que nos han permitido disfrutar y apreciar, en toda su dimensión, la oportunidad que suponía trabajar junto a Fidel.

Tras ese pequeño gran caos con todo lo que tenía que ver con facturas o informes, que parecía contradecir la supuesta tendencia al orden de los ingenieros, emergía una figura excepcional, brillante, polifacético, inquieto, creativo, templado, conciliador, políglota, extremadamente inteligente, con un sentido del humor deliciosamente lúcido, un enorme profesional y aún una mejor persona.

Fidel era lo que podemos denominar un tipo con toma de tierra. Todos sus proyectos profesionales destilaban simplicidad, frescura y sobre todo, enormes dosis de sentido común. Y en eso residía su fuerza. Conocía tan bien el sector en el que se movía y sus necesidades que no necesitaba artificios.

Verle desenvolverse en cualquier feria, en cualquier evento, en cualquier lugar del mundo, era una delicia y un aprendizaje. Era, sin duda, su hábitat natural. Entre mandarina y mandarina, además de apoyar a las empresas a las que acompañaba, se las arreglaba para volver a casa con una buena cartera de consultas y con la agenda de contactos más alucinante. Aún recuerdo aquel programa en Toulouse en el que allí donde no llegaba nuestra red institucional, ni aquí ni en Francia, conseguimos entrar a través de la agenda de contactos de Fidel.

En medio del tsunami emocional que están suponiendo estos días, nuestro particular consuelo es que, tal y como hace años aprendímos que debe pasar con las personas a las que aprecias, Fidel se ha ido sabiendo lo que nosotros pensábamos de él. Solía decirnos, con cierta sorna, que veía negocio en comprarle por lo que valía y tratar de venderle por lo que nosotros decíamos que valía. Fidel en estado puro.

En esta ocasión era claramente él el que se equivocaba, pero es comprensible cuando se ve la vida con el prisma de una persona capaz de hacer, con pasmosa naturalidad, cosas absolutamente excepcionales.

Querido Fidel; han pasado unos días ya. Conociéndote, allí donde estás, ya has finalizado la fase de prospección, ya has identificado todas tus nuevas áreas de interés y estás en plena fase de propuesta, haciendo lo que mejor sabes hacer; creando, y movilizando, y aglutinando a todo aquel que quiera compartir tus inquietudes.

Para nosotros empieza la fase más dura. Gestionar tu ausencia, afrontar nuestro día a día sin ti. Seguiremos construyendo, no puede ser de otra forma. Y además eso si lo haremos contigo porque, lo que aprendimos a tu lado, nos acompañará toda la vida. Hasta la vista compañero

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