Gil indicó que su expertise pivota sobre tres C:
- Conocimiento, lo que genera retos y desafíos
- Consciencia, es decir, conocer el entorno que nos rodea
- Confianza, en las tecnologías ya validadas, salvo la innovación.
Sobre esta base aplica la metodología RAF:
- Recogida de necesidades de todos los actores implicados
- Análisis de los recursos y las necesidades, ofreciendo soluciones que tengan en cuenta elementos como los recursos humanos o la jerarquía
- Formación a equipos, para que nos se produzcan rechazos y para derribar obstáculos, con el compromiso de la dirección, consciente de su implicación.
Finalmente se llega a la implementación, a la medición de los resultados, con una hoja de ruta y una estrategia que sea coherente, estableciendo unos objetivos a corto y medio plazo. En este sentido, “la comunicación en la implementación de nuevas tecnologías es esencial para evitar barreras invisibles”, para huir de los compartimentos estancos. “El operario también debe ser escuchado”, señaló la CEO de Milbrait Asesores.
“Como se dice: ‘para fracasar, mejor fracasar rápido’. Si fallamos, debemos hallar soluciones”, remarcó.
“Podemos animar a otra empresa complementaria a participar en esta solución”, declaró Gil, quien apostó por que “la implementación no se quede en un cajón, que no se disipen las metas. Por ejemplo, sensorizar una empresa para crear gemelos digitales necesita un timing para objetivar lo pasos pero también para involucrar al equipo”, subrayó.