La industria española ha demostrado su resistencia y capacidad de adaptación durante los meses más duros de la pandemia generada por la COVID-19 y se ha convertido en una de las actividades que más está contribuyendo a la reactivación económica. Según los datos disponibles comenzó a recuperarse a partir de la segunda mitad de 2020, consolidándose su mejoría en 2021. De forma que varios indicadores han alcanzado ya valores superiores o están cercanos a los registrados antes de marzo de 2020.
En este sentido, los últimos indicadores del sector industrial reflejan una notable recuperación que debe consolidarse en los próximos meses y extenderse al conjunto de las ramas de actividad que todavía están afectadas por el impacto de la pandemia.
Sin ir más lejos, el Índice de Producción Industrial de junio registró una tasa anual del 11,1%, siendo destacable el que todos los sectores presentaron tasas positivas. También la cifra de negocios de la industria aumentó en junio el 18,7% en tasa interanual. Y el Indicador de Clima Industrial (ICI), mejoró en julio significativamente respecto a junio, alcanzando un valor de +1,9%, fundamentalmente por la mejora en las expectativas de producción y el descenso de stocks.
Pero más allá de estas cifras, quisiera poner de relieve la decidida apuesta del Gobierno de España y del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo por la reindustrialización de España. Porque apostar por ello supone no solo apoyar a la Industria, sino también contribuir a la modernización y mejora de la productividad de otros muchos sectores no industriales, especialmente de los servicios, mejorando el empleo, los salarios y otras variables que dependen del desarrollo industrial.
Un reto posible de asumir y cumplir. Tenemos a nuestro favor un factor decisivo como es el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que en su componente 12 – Política Industrial España 2030- incluye una inversión de más de 6.100 millones para los objetivos de digitalización de sectores estratégicos; modernización y sostenibilidad; impulso de industrias verdes y digitales y la Economía Circular.
Para coordinar las actuaciones de las administraciones públicas y aprovechar las sinergias de las inversiones público-privadas, el Plan prevé la identificación de Proyectos Estratégicos para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE), cuya normativa podemos encontrarla en el RDL 36/2020. Esta figura supone un antes y un después en la industria al ser un magnífico instrumento de colaboración público-privada. El primer PERTE se aprobó en julio y tiene como finalidad convertir a España en un Hub Europeo de Electromovidad. Es mucho más que contribuir a la recuperación del sector de automoción; se trata de apostar por la movilidad del futuro.
En este momento estamos trabajando en otros PERTEs en ámbitos muy relevantes como la Salud, el sector agroalimentario o aeronáutico. Proyectos que serán un elemento clave no solo para la reindustrialización y modernización del país, sino para aumentar nuestra soberanía industrial y tecnológica.
Además, el Gobierno va a desarrollar la Estrategia de Impulso Industrial 2030, una hoja de ruta con propuestas transformadoras para que la industria aborde con éxito los procesos de digitalización y sostenibilidad, y garantice el futuro de la industria en España, incrementando su peso en la economía hasta el 20% del PIB. Una reforma que incluye una nueva ley de industria y un Pacto de Estado por la Industria cuyas bases se aprobaron en el Foro de Alto Nivel de la Industria.
Por último, me gustaría destacar varios programas que ya hemos puesto en marcha para apoyar las inversiones en el ámbito industrial. En primer lugar, el Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva, dotado con 600 millones de euros. En segundo lugar, la línea de ayudas a planes de innovación y sostenibilidad en el ámbito de la industria manufacturera dotado con 94 millones de euros. Y en tercer lugar, la línea de ayudas Activa Financiación en el ámbito de la Industria Conectada 4.0 por 95 millones de euros.
Creo que todos somos conscientes de que nos encontramos en un momento transcendental para el relanzamiento de la industria en nuestro país. No es cuestión de ideologías, sino de absoluta necesidad y oportunidad.