Los profundos cambios que se han producido en la cultura y la sociedad españolas debidos a la pandemia están lejos de haber terminado y uno de los ámbitos más afectados ha sido el mercado laboral. Con más de un millón de puestos de trabajo que se ha cobrado la pandemia en nuestro país, las empresas, sin embargo, no pueden encontrar suficientes trabajadores en sectores tan dispares como el comercio o el servicio de atención al cliente. Muchos de estos trabajadores consideran que están mal pagados, infravalorados o no les gusta sus trabajos; algunos están dispuestos a cambiar de empleo o a abandonarlo definitivamente.
Cabe señalar que los trabajadores con salarios bajos no son los únicos con quejas; las renuncias de los ejecutivos también están en su punto más alto. La ampliación récord de las prestaciones de desempleo durante la pandemia puede mantener a algunos trabajadores al margen, pero el agotamiento de los empleados y la insatisfacción laboral son los principales culpables de la actual situación.
La adopción de la IA en la industria manufacturera se aceleró durante la pandemia para hacer frente a la volatilidad de la cadena de suministro, pero ahora debe pasar del “piloto” a la implantación generalizada.
En este momento, las empresas necesitan pasar de una solución provisional hasta septiembre (cuando está previsto que expiren algunas de las ayudas de la COVID-19), a otra a más largo plazo y más duradera que no sólo mantenga el motor en marcha, sino que impulse la nave. La adopción de la IA puede ser la clave para ambas.
Declarar que estamos en el despertar de la IA ya no es una novedad, pero aún hoy asusta a un gran número de personas, ya que los avances en la automatización y la IA han comenzado a pasar de una idea lejana en una realidad. La gente estaba (y algunos siguen estando) realmente preocupada por la posibilidad de perder su trabajo, su salvavidas, ante la visión de que los robots y los agentes virtuales tomasen el relevo.
Pero, ¿se sostiene este argumento de que “la IA acaba con los puestos de trabajo” en el momento cultural y económico en el que nos encontramos? ¿Realmente la IA está quitando puestos de trabajo si a nadie le gustan esos trabajos?
Cuando en cuestiones de empleo, se elimina el dinero de la ecuación, se nos abren los ojos sobre el trabajo que la gente encuentra deseable y, más evidentemente, sobre el que no lo es. En concreto, los sectores de la fabricación, el comercio y los servicios son los que están sufriendo el mayor impacto laboral, lo que pone de manifiesto que las tareas asociadas a esos empleos -tareas repetitivas, tareas de atención al cliente poco gratificantes y trabajo físico- están alejando a cada vez más trabajadores potenciales.
La adopción de la IA en la industria se aceleró durante la pandemia para hacer frente a la volatilidad de la cadena de suministro, pero ahora debe pasar del piloto a la implantación generalizada. Los mejores casos de uso de la IA en esta industria son los que ayudan a optimizar la cadena de suministro, incluida la inspección de calidad, la gestión general de la cadena de suministro y la gestión de riesgos e inventarios.
Y, lo que es más importante, la IA puede predecir cuándo pueden fallar o romperse los equipos, reduciendo los costes y el tiempo de inactividad a casi cero. Muchos directivos en esta industria creen que la IA no sólo es beneficiosa para la continuidad de la empresa, sino que puede aumentar el trabajo que se genera y la eficiencia de los empleados actuales, en lugar de sustituirlos. Adicionalmente, la IA puede ayudar a los empleados ofreciéndoles orientación y formación en tiempo real, señalando los peligros para la seguridad y liberándolos para que realicen trabajos menos repetitivos y poco cualificados, asumiendo ellos mismos dichas tareas, como la detección de posibles defectos en la línea de montaje.
Esta escasez actual de mano de obra no es un fenómeno nuevo. La industria lleva mucho tiempo enfrentándose a un problema de percepción en países líderes como en los Estados Unidos, principalmente porque los trabajadores más jóvenes piensan que los fabricantes hacen poco uso de la tecnología (no son empleos de tendencia) y, además, están mal pagados. La IA puede hacer que los puestos de trabajo existentes sean más atractivos y conduzcan directamente a un mejor resultado final, a la vez que crean nuevas funciones para las empresas que atraen el talento y la experiencia en la materia.
La indecisión y las ideas erróneas sobre la IA han sido durante mucho tiempo un obstáculo para su adopción generalizada, pero las empresas que sufren escasez de mano de obra deberían considerar en qué casos puede mejorar y facilitar la vida de sus empleados, lo que sólo puede ser un beneficio para el crecimiento de sus resultados. Lo que podría suponer la gran oportunidad que necesita la IA en España.