ENTREVISTA

Antonio Novo, Federación Nacional de Clústeres: “Nuestros desafíos son la falta de talento, el apoyo público económico y el reconocimiento institucional”

Antonio Novo es el presidente de la Alianza Europea de Clústeres y de la Federación Nacional de Agrupaciones Empresariales Innovadoras y Clústeres (FENAEIC). También es el director gerente de IDiA, una organización integrada por empresas e instituciones con presencia en Aragón que apuestan por la investigación, el desarrollo y la innovación. En esta entrevista con industry TALKS, Novo plantea, entre otros asuntos de interés, cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los clústeres, esa fórmula de cooperación entre empresas y entidades interconectadas para lograr la ventaja competitiva.

¿Qué ventajas y qué inconvenientes aportan los clústeres como fórmula de agrupación de empresas, centros tecnológicos y universidades?

La experiencia nos dice que en algunos ámbitos la colaboración efectiva, bien realizada, con método, da mejores resultados. Y no solo mejores resultados sino más baratos, más económicos. Pero no es más importante tanto el coste relativo, cuando hablamos de competitividad, como la calidad de los resultados. La realidad es que, agrupando conocimiento de experto y dinámico de diversas empresas y entidades, los proyectos resultantes son mucho mejores…

¿Pero supongo que también tendrá algún inconveniente?

Hay que ser realistas. Esto descansa en la creación de relaciones de confianza que es entre personas y se basa en unas reglas, incluso en contratos. No estamos hablando de colaboración voluntarista sino entre empresas. Eso quiere decir que debemos tener las personas adecuadas dentro de nuestra estructura y de nuestros equipos y de la dirección de las empresas que realmente crean y apuesten por ello. Esa es la primera señal de alerta que debemos tener en mente. No deja de resaltar que la mayoría de las empresas innovadoras en Europa colabora en clústeres. Eso es también otra realidad. En España las empresas que trabajan en el modo clúster facturaron el año pasado cerca de 500.000 millones de euros, eso es un 40% del PIB. Y sin duda alguna son las más innovadoras. Pero al final, insisto, todo esto descansa en la capacidad de los equipos de aportar personas con esa disposición. Eso es un tema muy importante porque hay gente que apunta a los clústeres pensando que les dará soluciones o proyectos, pero muchas veces no funciona de esa forma. Hay que verlo como yo voy a dar al ecosistema innovador y voy a recibir.

El otro gran riesgo es la falta de método. La innovación tiene una metodología, y la innovación colaborativa, también Y es una metodología exigente. Hace falta una estructura profesionalizada, que se mantiene al día, que es competitiva en los servicios que provee y en las acciones que organiza. A veces hay iniciativas o clústeres que fallan por esa intención de voluntariedad sin profesionalidad o por la falta del método adecuado.

En este contexto, ¿no sirven los clústeres para reforzar las diferencias territoriales en materia de innovación industrial?

Puede ser, pero al final esto está relacionado con las políticas de apoyo a los clústeres. Tengo muy claro que los clústeres son realidades económicas. Las empresas deben colaborar en unos ámbitos para prosperar, o prosperan más colaborando. El comisario europeo de Comercio Interior, Thierry Breton, dijo que colaborar es la nueva normalidad. Y yo creo que es muy acertado. Pero también hay regiones o países donde esa colaboración se apoya económicamente y se estructura desde el Estado. Siendo los clústeres realidades económicas, es verdad que, si reciben el apoyo o el abono adecuado, la semilla crece mucho mejor y la planta mucho más fuerte. También es cierto que las regiones y países donde la política de clústeres es fuerte en general coinciden con los países y las regiones más desarrolladas. Alemania, por ejemplo, la tiene muy fuerte con el programa go-cluster. Francia tiene la política de clústeres más fuerte de Europa a través de los Polos de Competitividad y los programas clústers. Dinamarca… Podemos ir revisando los países líderes en Europa y todos ellos tienen una política extraordinariamente fuerte en esta materia. En España destacan Euskadi y Cataluña y no tenemos que hacer grandes reflexiones sobre su rol a nivel nacional.

Sí, pero no porque los clústeres sean la causa del desequilibrio o de la diferencia competitiva, sino porque son reflejo de una realidad económica.      

Siendo usted el presidente de Alianza Europea de Clústeres, ¿cómo calificaría el estado de salud de los clústeres en Europa y en España?

Los clústeres hemos experimentado un enorme crecimiento especialmente durante los últimos años, porque en el periodo de crisis hemos demostrado que la capacidad de conectar resulta crítica para eso que ahora se llama resiliencia. Y la Comisión Europea y muchos Estados miembros lo han percibido claramente y lo han impulsado. Nosotros fuimos clave en la respuesta industrial a las dificultades iniciales en 2020 con las cadenas de suministro y con el COVID. Jugamos un papel poco conocido pero esencial en el incremento de la capacidad de producción de vacunas en 2021. Fuimos los que organizamos toda la colaboración a nivel industrial en nombre de la Comisión Europea. Este año estamos a la cabeza de muchas de las iniciativas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Estamos en el principal grupo de expertos de la Comisión Europea en materia industrial, el EU Industrial Forum. Somos líderes de dos de sus cinco grupos de trabajo o Task Forces. De hecho, liderados el principal grupo, el que desarrolla los planes de transición a las prioridades (sostenible, digital y resiliente). Y no estamos hablando de entornos clústeres sino de todos los entornos industriales europeos.

En Europa estamos ahora en una posición donde recibimos una enorme confianza por parte de las instituciones en nuestra capacidad de acción y reacción, y estamos trabajando para responder a esa confianza con realidades.

En España también podemos hablar de un proceso parecido. De hecho, con los fondos europeos los presupuestos dedicados a los programas de Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEI) en el Ministerio de Industria se han multiplicado este año por siete. Donde teníamos 8 millones de euros para subvenciones a proyectos innovadores, ahora tenemos casi 58 millones. Eso demuestra una enorme confianza en nuestra capacidad de acción y una apuesta por nuestro rol, sobre todo en incorporar a pymes. Los clústeres no están solo compuestos por pymes. A veces se dice eso erróneamente. Hay una mayoría de pymes, pero también incorporamos a muchas grandes empresas. Y nuestro rol principal consiste en ese enlace, en enlazar los intereses y las capacidades de inversión de la gran empresa con las capacidades de desarrollo y de renovación de las pymes. Realmente estamos recibiendo un enorme impulso y eso también está llevando a que los clústeres tengamos que crecer en estructura, capacidad, proyección, dinámica de representatividad ante las instituciones, pero creo que estamos respondiendo muy bien.

¿Qué le parece el actual marco regulatorio español de los clústeres? ¿No es un poco excluyente? ¿Cómo se podría mejorar en su opinión?

No estoy de acuerdo con que el registro de AEI se limite a clústeres sectoriales o basados en un único ámbito económico o de negocio. Europa, de hecho, no lo recomienda. Europa claramente recomienda el desarrollo de apoyo a clústeres horizontales o cross-sectoriales, no sólo sectoriales. Es evidente para Europa, pero España no ha optado por ese modelo; sigue sin optar por él. Creemos que es un ámbito de mejora.

¿Por qué no se adapta el marco a esas recomendaciones de Bruselas?

Habrá que preguntárselo al Ministerio de Industria. Prefiero que sean ellos los que contesten.

¿Cuáles son los principales retos y oportunidades de los clústeres? ¿Dónde debería ir la inversión, la innovación, la atención…?

Compartimos un reto con la economía global y es que nos falta talento. A todos. A casi todos.

Estamos en un momento de crecimiento, como dije; de hecho, estamos hablando de que los españoles están aumentando el presupuesto, así que están aumentando el equipo. Todo esto es metodología profesional. No hay tantos profesionales preparados, especialmente para proyectos internacionales, de ámbito global. Ese es un gran desafío: la construcción de los equipos.

Otro desafío para España es el apoyo que pedimos a la coordinación a nivel de asociación nacional. La Federación Nacional no tiene ningún apoyo público económico para sus proyectos. Tiene apoyo de otro tipo, pero no económico. Y eso es una enorme diferencia con otros países como Francia o Alemania.

El tercero es el del reconocimiento. Aquí el gran desafío es que se nos reconozca desde la opinión pública, incluso desde el ámbito de las facultades de Economía; que se explique mejor, porque es una gran realidad. En Europa los socios de los clústeres agrupamos a 61 millones de empleos. Pero también el reconocimiento institucional. Estamos infrarreconocidos. Frente a nuestro peso político, no se habla de clústeres. Se habla solo en un entorno muy cerrado, el especializado. No solo en el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, sino también en algunos ámbitos de innovación como el CDTI o el Ministerio de Economía o Ciencia en algunos aspectos… Pero todo muy vinculado al ecosistema cerrado. Creo que merecemos un reconocimiento mucho más extenso a nivel institucional, estar presentes en las mesas de diálogo formales, oficiales. Ahora mismo no tenemos ninguna representación oficial en el Ministerio de Trabajo, donde estamos haciendo una enorme labor con lo que tiene que ver con la capacitación profesional. De hecho, creo que somos líderes en capacitación profesional, pero no tenemos un reconocimiento porque no somos un agente social. Se nos cierran las puertas. Eso no pasa en Europa, para nada. Tenemos representación en el Consejo Económico y Social Europeo, en varios grupos de expertos de la Comisión Europea, como dije.

¿Está de acuerdo con la idea de que uno de los principales pilares de una política de clústeres es contar con un presupuesto de fondos públicos o piensa que el talento y la colaboración son suficientes?

No hay actividad real de un clúster sin fondos. Es verdad que la recomendación es que los fondos no sean solo públicos. En general, lo que encontramos en Europa es un mix de fondos públicos, alrededor del 30-40%, y el resto son aportaciones de los socios y los servicios que presta el clúster. Esa suele ser la combinación sana e ideal. ¿Se puede vivir sin fondos públicos? Por experiencia puedo decir que sí. Si las empresas encuentran que los servicios del clúster son de interés y están dispuestos a pagarlos, para el clúster es mucho más cómodo. Así de claro. Todo el tema de los fondos públicos es engorroso, porque hay que solicitarlos, justificarlos… Trabajas a veces mucho más por el papel que por el desarrollo del proyecto. Luego no es muy eficiente. Pero también es verdad que hay ámbitos donde las ayudas públicas son importantes, especialmente para las pymes. Por ejemplo, es muy difícil que las empresas paguen todas las iniciativas que interesan de los programas de formación para el empleo para jóvenes sin contratar directamente, ahí los programas de financiación tienen sentido. Lo que hacen todos los Estados miembros, España incluida, es que, cuando hay algún clúster nuevo, durante un periodo, que suele ser de cuatro años, se le financia parcialmente en la estructura, el personal, la formación, la profesionalización del clúster. Eso también creo que tiene sentido. Y en muchos otros Estados, y aquí también, se da apoyo al clúster con políticas calls de ayudas públicas.

Está funcionando muy bien lo que se llama financiación en cascada, que no es solo para clústeres. Por ejemplo, mi clúster, IDiA, en Aragón, está ahora mismo trabajando en cinco proyectos de financiación en cascada y lo que se hace es recibir fondos donde tú gestionas el 80% de esa financiación y llega a las pymes directamente. Lo que aseguras es el conocimiento experto de la materia sobre la que se trabaja y el guiado de los proyectos, la selección adecuada de esos proyectos, el acompañamiento, el training y la consecución de resultados efectivos. Hay muchos modelos de financiación pública que tienen sentido y que son eficientes. Voy a decirlo de otra manera: son especialmente eficientes realizados a través de clústeres. Pero el clúster en sí y los buenos clústeres deben poder sobrevivir sin fondos públicos. No es lo normal.

Por ejemplo, en el caso de IDiA… ¿qué servicios dan a los socios?

Los típicos servicios de los clústeres, incluido el nuestro, son, por supuesto, todo lo que tiene que ver con el networking, pero eso suele estar pagado por las cuotas. Un servicio muy importante ahora mismo para muchos clústeres es la gestión de la captación o del desarrollo del talento.

En IDIA tenemos un equipo de cinco personas dedicadas a esto. Muchos clústeres tienen este tipo de servicios. Incluso universidades corporativas como es el caso de CEAGA, el Clúster de Automoción Gallego. Otro servicio es la coordinación y el desarrollo de proyectos colaborativos. Es un modelo frecuente que nosotros, en un proyecto colaborativo ambicioso, contratamos personal de las universidades o recién titulados, los incorporamos a los proyectos y las empresas los contratan una vez probadas y maduradas sus capacidades. También servicios de inteligencia de mercado, inteligencia de negocio, apoyo a la exportación, especialmente a la pyme, cuando quiere ir a mercados externos, dentro y fuera de Europa. Los clústeres podemos enlazar con entidades similares relacionadas en muchos otros países. Esos son lo principales. Hay otros, como el apoyo a la redacción de propuestas de proyectos o a la definición de proyectos realmente innovadores.  

Las federaciones de clústeres cubrimos otro rol distinto. No hacemos lo mismo que los clústeres. Somos una red de clústeres y lo que hacemos es relacionarlos, ayudarlos y representarlos ante las instituciones. Muy propio de la Federación es tener una voz común, no es despreciable y sí muy importante, ante las administraciones públicas, ante Europa, pero también hacemos mucho de enlazadores entre clústeres o socios dentro de un país o entre diversos países. Esa es una función muy frecuente.

No lo he dicho, pero España es muy buena en la captación de proyectos de fondos europeos. Por ejemplo, de los fondos europeos Horizon 2020. Somos muy eficientes. Pero esto parte de que tenemos muy buenas redes de contactos a nivel global y hemos generado confianza en esos consorcios europeos en nuestra capacidad de desarrollo del trabajo. Todo eso se construye, se estructura a través de la Federación. Cuando alguien tiene una idea y está buscando líderes tecnológicos o de innovación fuera o dentro de España, es frecuente que recurra a la Federación.

Ha hablado de fondos europeos, ¿cómo calificaría la gestión de los fondos Next Generation con respecto a los clústeres?

Como dije, los fondos específicos para clústeres se han multiplicado muy positivamente, y eso es bueno. Pero nosotros no nos vemos solo en los programas de ayuda específicos a clústeres. Es natural, y así pasa en toda Europa, que acudamos a todo tipo de convocatorias donde la colaboración tiene una oportunidad para mejorar los resultados. En realidad, los clústeres deberíamos poder acudir a muchas de las convocatorias de todo tipo, a nivel nacional. Sin embargo, ahora mismo, los clústeres no están reconocidos como agentes del sistema de innovación por la nueva Ley de la Ciencia, ni por la anterior. Estuvimos luchando por ello, pero no lo hemos conseguido. Eso nos veta en muchas de las convocatorias para perjuicio de nuestra economía, en el sentido de que dificulta esos procesos colaborativos, cuando no los impide.

Por ejemplo, IDiA es oficina Acelera Pyme dentro del programa Red.es [entidad dependiente de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial adscrita al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital] y eso es positivo. Y hay más clústeres integrados en ese tipo de convocatorias.

El clúster se vincula a dos conceptos: al sentimiento de pertenencia y a la competitividad… ¿No son demasiado competitivos los clústeres?

El concepto de clúster se basa en colaborar en la competición. Insisto en que la idea del clúster no es una idea ingenua, sino una idea de negocio. No todo se puede hacer en colaboración, claramente. Hay que elegir o acertar en aquello que sale mejor cooperando, pero también nosotros competimos y además es sano. Competimos a la hora de acudir a las convocatorias públicas o a mercados similares. Creo que eso está funcionando relativamente bien, lo que no quiere decir que no haya determinados casos más bien individuales en los que no se aborde bien. En general, la mayoría de los clústeres tienen una visión sana y honesta de la colaboración, y la desarrollan muy adecuadamente. En general, bien o muy bien, con excepciones.

Sobre el orgullo de pertenencia, eso es muy importante. Durante estos dos últimos años de pandemia, ha pasado que nos hemos visto mucho menos físicamente, y ha dificultado esa sensación de pertenencia. Nos ha obligado a reforzarla con otros métodos, vías y acciones. En junio tuvimos una asamblea y acudió más gente que nunca. Todo el mundo reclamó que volviéramos a vernos de nuevo como mínimo una vez al mes. Los entornos colaborativos que funcionan adecuadamente ayudan a desarrollar no solo a las empresas sino también a las personas, a los profesionales, también en su ambiente personal. Las personas necesitan identificarse con lo que se está haciendo. Sí, es fundamental el trabajo sobre el orgullo de pertenencia.  

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