INFORME

El Consejo General de Ingenieros Industriales advierte que el cierre de la Central Nuclear de Almaraz supondrá un riesgo para la seguridad energética y aumentará las emisiones

El Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales (CGCOII) ha publicado un informe técnico en el que advierte sobre las consecuencias energéticas, ambientales y económicas del cierre programado de la Central Nuclear de Almaraz, previsto para 2027 y 2028.

El documento, basado en un análisis detallado del papel de la energía nuclear en el sistema eléctrico español, concluye que la clausura de la planta sin alternativas viables supondrá un riesgo significativo para la seguridad del suministro, provocará un aumento en las emisiones de CO2 y disparará los costes energéticos para consumidores e industrias.

«Cerrar Almaraz sin un plan sólido es un riesgo significativo para la estabilidad energética del país», ha alertado César Franco, presidente del CGCOII.

El estudio subraya que en 2023 las centrales nucleares generaron el 20,3% de la electricidad en España, a pesar de representar solo el 5,6% de la capacidad instalada. En el caso específico de Almaraz, su producción eléctrica equivale al 7% del consumo nacional, lo que la convierte en una fuente de generación clave para la estabilidad del sistema. Su cierre, argumentan los ingenieros, obligará a recurrir a centrales de ciclo combinado a gas natural, lo que incrementará la dependencia energética del país y supondrá un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Desde el CGCOII insisten en que no existen razones técnicas ni medioambientales que justifiquen la decisión de clausurar la planta y advierten que esta medida podría comprometer los objetivos climáticos y la competitividad económica del país. Según el presidente del Consejo, César Franco, eliminar la energía nuclear sin un plan sólido que garantice su sustitución con una alternativa viable «es un error estratégico que puede tener graves repercusiones en la seguridad energética de España».

Un retroceso en la descarbonización y un aumento en los costes energéticos

El informe destaca que la energía nuclear es una de las pocas fuentes de generación de electricidad que no emiten CO2 durante su operación. La sustitución de la producción de Almaraz por centrales de gas natural supondrá la emisión de hasta 20 millones de toneladas adicionales de CO₂ al año, lo que equivale a las emisiones de más de ocho millones de automóviles en circulación. Este aumento de gases contaminantes contradice los compromisos adquiridos por España en el marco del Pacto Verde Europeo y el Acuerdo de París, lo que podría derivar en sanciones o en la necesidad de adoptar medidas adicionales para compensar el impacto ambiental.

Además del impacto ambiental, el estudio advierte que la sustitución de la energía nuclear por gas natural encarecerá la factura de la electricidad. La volatilidad del mercado del gas, sometido a fluctuaciones geopolíticas e inestabilidad en los precios, podría traducirse en un incremento sostenido del coste de la energía para hogares e industrias. Experiencias recientes, como la crisis energética de 2022 derivada del conflicto en Ucrania, han demostrado la fragilidad de depender de este recurso y su efecto en el encarecimiento de la electricidad en Europa.

Los ingenieros recuerdan que Alemania, tras haber cerrado su parque nuclear, ha enfrentado un aumento significativo en los precios de la electricidad y una mayor dependencia del carbón y del gas, lo que ha resultado en un retroceso en su proceso de descarbonización. En contraste, países como Francia han optado por modernizar y extender la vida útil de sus reactores, garantizando un suministro eléctrico estable y libre de emisiones.

Desmantelamiento costoso y pérdida de empleo cualificado

El informe del CGCOII también destaca que el cierre de Almaraz supondrá un desafío económico significativo debido a los elevados costes del desmantelamiento de la central y la gestión de los residuos radiactivos. En España, este proceso está gestionado por Enresa, entidad encargada de la descontaminación y clausura de infraestructuras nucleares. No obstante, los ingenieros advierten que en otros países los costes de desmantelamiento han superado ampliamente las estimaciones iniciales, lo que podría generar un impacto imprevisto en los presupuestos públicos.

Otro de los efectos negativos señalados en el informe es la pérdida de empleo cualificado. La Central Nuclear de Almaraz emplea de manera directa e indirecta a miles de trabajadores en sectores de alta especialización como la ingeniería, la seguridad radiológica y el mantenimiento de infraestructuras críticas. La desaparición de estos puestos de trabajo supondrá un impacto negativo en la economía local y regional, además de representar una fuga de talento especializado difícilmente reubicable en otros sectores.

Riesgo para la seguridad del suministro eléctrico

Uno de los puntos más críticos del informe es el impacto del cierre de Almaraz en la seguridad del suministro eléctrico en España. La energía nuclear es una fuente de generación de base, lo que significa que opera de manera constante, sin depender de factores externos como las condiciones climáticas o la disponibilidad de combustibles fósiles importados. Su eliminación podría generar mayor inestabilidad en la red eléctrica, aumentando el riesgo de apagones o restricciones en el suministro, especialmente en periodos de alta demanda.

Los ingenieros alertan que, en ausencia de la producción nuclear, España dependerá en mayor medida de la electricidad importada desde Francia, cuyo sistema eléctrico se basa en un 70% en la energía nuclear. Esta situación supone una paradoja, ya que el país cerrará sus propias centrales mientras compra electricidad generada con la misma tecnología en el extranjero. Además, el informe advierte que confiar en la importación de electricidad aumenta la vulnerabilidad ante posibles crisis energéticas en Francia o limitaciones en las interconexiones eléctricas.

Posibilidad de extender la vida útil de la central

El informe concluye que la Central Nuclear de Almaraz podría continuar operando de manera segura más allá de 2027-2028, siempre que se realicen las inversiones necesarias en mantenimiento y actualización tecnológica. En países como Estados Unidos y Francia, reactores similares han extendido su vida útil hasta los 60 años o más, sin comprometer la seguridad operativa.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha evaluado periódicamente el estado de Almaraz y ha determinado que la central cumple con los más altos estándares de seguridad. Además, la instalación ha implementado mejoras tecnológicas y medidas de modernización que la sitúan al nivel de otras plantas nucleares en Europa y el mundo.

Por ello, el CGCOII recomienda que se realice un análisis exhaustivo para evaluar la viabilidad de extender su operación, considerando los beneficios en términos de seguridad energética, reducción de emisiones y estabilidad en los costes de generación eléctrica.

Llamado a reconsiderar el cierre

Ante estos hallazgos, el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales insta a las autoridades a reconsiderar la decisión del cierre de Almaraz. El informe señala que una transición energética ordenada debe garantizar un equilibrio entre fuentes renovables y tecnologías de generación estable, evitando decisiones precipitadas que puedan comprometer la seguridad del suministro y la competitividad económica del país.

Franco ha instado a las autoridades a reconsiderar la decisión y abrir un debate basado en criterios técnicos y científicos antes de proceder con el cierre. «No existen razones técnicas ni medioambientales que lo justifiquen», ha concluido.

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