La elección de la ciudad mediterránea como sede del foro, organizado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (MINCOTUR), no es fruto de la casualidad. Esa decisión refuerza el apoyo ministerial a la Comunidad Valenciana, una región que tiene unas características muy especiales, pues concentra a la mayoría de las empresas del sector del azulejo, del juguete y del calzado que existen en todo el territorio español.
Como recordó en su discurso de bienvenida Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) y vicepresidente de la Confederación Española d Organizaciones Españolas (CEOE), la industria es el sector de mayor productividad, el que genera el empleo de mayor calidad por su cualificación y estabilidad, donde se concentran los mayores esfuerzos en innovación y desarrollo tecnológico y donde se generan los bienes que más contribuyen en la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos.
“La industria sigue siendo, a día de hoy, un pilar fundamental en el crecimiento socioeconómico de cualquier país. Por ello, deberíamos cuidarla especialmente y cuando hablo de cuidarla no me refiero a subvencionarla ni a concederle privilegios, pero sí a poner en marcha políticas e incentivos coyunturales que permitan que nuestro sector industrial se consolide”, declaró Navarro.
Después de criticar la “burocracia interminable, la falta de agilidad para resolver expedientes o la lentitud con la que los fondos europeos están llegando a la economía real”, el representante de la patronal pidió políticas públicas que favorezcan y consoliden el peso de la industria, en concreto, reforzando líneas de ayudas, diseñando nuevos mecanismos de apoyo fiscal y que se pongan a disposición instrumentos financieros.
Otra propuesta fue la protección de mercado interno del Viejo Continente. Particularmente pidió que España presione para que Europa exija a los países terceros las mismas condiciones para acceder al mercado comunitario que las que nos imponen a nosotros, es decir, reciprocidad.
Navarro puso en valor la Comunidad Valenciana y los atributos de su economía que la han hecho tan resiliente en estos tiempos de crisis e inestabilidad; es una economía desarrollada, dinámica y diversificada. Sectores como cerámica, agroalimentación, productos químicos, automóviles, juguete, calzado o plástico son tractores en la industria manufacturera valenciana y, por ende, española. También se refirió a su “localización privilegiada”, su “posición geoestratégica envidiable, unas magníficas estructuras, un puerto líder en el Mediterráneo y una amplia red de centros de I+D+i”.
En ese turno de alocuciones introductorias, tomó la palabra Rafael Climent, conseiller de Economía de la Generalitat Valenciana, quien puso el énfasis en la soberanía estratégica para afrontar lo que no dudó en calificar de “permacrisis”. La industria debe tener más papel en la economía y tiene que estar enfocada a las pequeñas y medianas empresas, remarcó. Y abogó por el desarrollo capilar y territorial y una “industria más limpia, sostenible, eficiente, digital y en su conjunto conectada”.
En su intervención para inaugurar oficialmente la quinta convocatoria del CIC 40, la máxima responsable del MINCOTUR, Reyes Maroto, agradeció la colaboración “leal” de la Asociación Española por la Calidad (AEC), del Ayuntamiento de Valencia, y de las empresas “impulsoras” (patrocinadoras). Y calificó de “gran acierto” que se haya llevado el Congreso a Valencia, cuyo ecosistema apuesta por la innovación y cuyas marcas son reconocidas en todo el mundo.
La ministra reivindicó el lema del Congreso: “el momento de la industria” y lo elevó al rango de “declaración de intenciones” pues sirve, dijo, para reconocer la importante contribución de la industria ante los desafíos actuales que son globales y toca abordar, como la doble transición, la verde y la digital, y hacerlo con la industria como protagonista de la recuperación económica y también de la cohesión social y territorial.
La ministra del ramo consideró que el CIC 40 ya es un “evento de referencia de la transformación digital” de la industria, con una importante dimensión internacional, pero subrayó que el congreso aspira a convertirse en el foro con mayúsculas de la industria y de las pymes.
En la vocación de que el CIC 40 sea un referente que conecte a toda la industria, la titular del MINCOTUR destacó que había salas dedicadas exclusivamente a la financiación como la de ENISA, la Empresa Nacional de Innovación, a la propiedad industrial como la de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), a los clústeres, a la industria de Defensa o a la fotónica.
“Después de cinco años, creo que tenemos que abordar otros ámbitos que son también relevantes para que el éxito del futuro de la industria en España esté garantizado, y sobre todo poniendo en el centro a las pequeñas y medianas empresas”, declaró la ministra.
Tras insistir en el papel de la industria como “centro de las soluciones”, Maroto declaró que la sede valenciana representa una notoria novedad, pero también el hecho de buscar aliados en la defensa de la industria, visibilizando así la importante industria de la Defensa, que tenía su propia sala temática, o el indudable aporte de las Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEI), más conocidas como clústeres, cuya federación nacional (FENAIC) organizó el congreso anual de clústeres en el marco del V Congreso de Industria Conectada. Los clústeres también disfrutaron de una sala específica.
“Somos redes de redes y la respuesta que se requiere para afrontarse a los retos actuales”, subrayó Antonio Novo, presidente de Clusters.es, la federación nacional de Agrupaciones Empresariales Innovadoras y Clústeres. “Ahora tenemos que obtener el reconocimiento oficial merecido por parte de las administraciones públicas. Deberíamos formar parte de los comités que elaboran las estrategias industriales a nivel español”, añadió.
Los ponentes en las diferentes mesas redondas de este congreso (dentro del congreso) se mostraron de acuerdo en que los clústeres son un ejemplo excelente de la colaboración pública-privada y de la colaboración internacional, interregional y entre ecosistemas. Los clústeres son una buena herramienta para canalizar fondos y actores importantes para apoyar a las pymes y al ecosistema, incrementando de forma efectiva la resiliencia de las pymes, y facilitando a cabo la transición verde y digital.
Como dijo Novo, una oportunidad para las pymes españolas son los nuevos “euroclusters”, redes europeas de clústeres que darán financiación en cascada y servicios de networking, formación e internacionalización a las pequeñas y medianas empresas.
En este ámbito concreto, Maroto animó a las pymes a unirse a las Agrupaciones Empresariales Innovadoras y clústeres y a entrar en nuevas colaboraciones.
En el campo de la digitalización, la ministra de Industria explicó a la audiencia que el Gobierno ha actualizado la Agenda España Digital para adaptarla al horizonte 2026, alinearse con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia; una agenda que busca “aprovechar las nuevas tecnologías, lograr un crecimiento económico inclusivo y sostenible, generador de empleo de calidad, aumentar la productividad, contribuir a la cohesión social y territorial pero también aportando prosperidad y bienestar a todos los ciudadanos”, dijo.
La Agenda se articula a través de tres dimensiones: infraestructuras y tecnología, economía y personas. Hasta el verano tenía 10 ejes estratégicos (Conectividad Digital; Estrategia de impulso de la Tecnología 5G; Competencias Digitales; Ciberseguridad; Transformación del sector público; Transformación de empresas y emprendimiento digital; Proyectos tractores de digitalización sectorial; Foco de atracción de inversiones y talento audiovisual; Economía del dato e inteligencia artificial; Derechos digitales).
El Consejo de Ministros, en verano, incluyó dos ejes más: los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTEs), el nuevo instrumento de colaboración público-privada; y la iniciativa Retech (Redes Territoriales de Especialización Tecnológica), una iniciativa con la que se pondrán en marcha proyectos estratégicos regionales orientados a la transformación y especialización digital y que “reforzará la cogobernanza del Estado con las comunidades autónomas”, según dijo Maroto.
El menú de la quinta edición del CIC 40, preparado con meses de antelación, fue completo y variado. Durante dos días, del 7 al 8 de noviembre, en sesiones de mañana y tarde, gracias a la existencia de 7 salas paralelas, se abordaron temas muy diversos: La industria juguetera, la industria del calzado, la naval, la azulejera, el hidrógeno como vector energético, la digitalización de las plantas de producción (Smart Factory), los clústeres, las patentes y la propiedad industrial, la automoción, la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la normalización, la financiación, los polos de talento, la logística, el sector de la salud, el de cosmética, el estado de los PERTEs, la industria del microchip, la formación, las startups, las energías renovables, la soberanía estratégica, la reindustrialización, la industria de defensa, los drones, la robótica, la calidad, la vertebración territorial, en definitiva, los retos y tendencias de la industria 4.0.
En el amplio programa la organización incluyó a Argentina como “país invitado”. Buenos Aires envió a Valencia al secretario general de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, quien participó en una mesa con Maroto. Ambos mantuvieron una charla donde compararon las políticas públicas industriales de sendos Estados. El MINCOTUR, en este sentido, como subrayó la ministra, busca que España se convierta en “un referente latinoamericano en buenas prácticas en el desarrollo de las políticas industriales y políticas públicas de transformación digital y de impulso a las pymes”.
Antes de esa charla, la ministra entregó los Premios Nacionales de la Industria Conectada 4.0, que ya han llegado a su cuarta edición, y tienen dos modalidades:
• a la Gran Empresa Industrial,
• a la Pequeña y Mediana Empresa Industrial.
Tres iTALKERs: José Bayón López, consejero delegado de la Empresa Nacional de Innovación, S.A. (ENISA), Mariel Díaz Castro, CEO y fundadora de la empresa Triditive, especializada en fabricación aditiva, y Nieves Olivera Pérez-Frade, directora general de la Escuela de Organización Industrial (EOI), formaban parte del jurado integrado por siete personas y presidido por Raúl Blanco, secretario general de Industria y de la Pyme. El premio lo entregó la propia ministra Maroto.
El Ministerio creó los premios en 2019, a través de su Secretaría General de Industria y de la Pyme, con el fin de reconocer los esfuerzos y el mérito de las empresas industriales españolas en el ámbito de la digitalización, avalando así el prestigio del sector industrial español y contribuyendo a apoyar la Marca España.
El premio a la pyme industrial fue a parar a la empresa biotecnológica vasca Biolan, que nace en 2009 como experta en electroquímica, bioquímica e ingeniería electrónica a la que sumó la digitalización con mantenimiento predictivo, Business Inteligence. Cuenta con 100 trabajadores. Recogió el galardón su director general, Asier Albizu. “Ahora nuestro objetivo principal es el dato”, resumió.
El premio a la gran empresa industrial cayó en la multinacional petrolera Repsol. Al recibir el galardón, su consejero delegado, Josu Jon Imaz, destacó “el compromiso” de “las grandes empresas con la industria española en su conjunto”.
Imaz intervino en una mesa de debate que giró alrededor del hidrógeno, el elemento químico más abundante en el universo, convertido ahora en esperanza y paradigma de la necesaria transición energética. Al lado de Imaz se sentaron Eduardo Gil, presidente de Nippon Gases Euro-Holding, Antonio Llardén, presidente de Enagás, y el arriba mencionado Raúl Blanco, quien actuó como moderador.
El secretario general de Industria y de la Pyme destacó el “gran vínculo” entre energía e industria, “y no solo por el contexto geopolítico actual de precios, etc.”, sino por una visión a medio y largo plazo del ámbito de la energía y más concretamente del hidrógeno. También dijo cuando llegó al Ministerio, en 2018, ya se decía que el hidrógeno es el nuevo petróleo.
Gil explicó cómo ha evolucionado el mercado de los gases industriales, desde el oxígeno hasta el hidrógeno. Dijo que Repsol y Cepsa son las empresas que usan el 99% del hidrógeno en la industria en España. Se trata de cientos de miles de metros cúbicos a la hora. Los otros usos industriales del hidrógeno, como la protección de un horno de vidrio plano, pueden oscilar en los cien metros cúbicos a la hora. La industria metalúrgica, para el recocido de aceros inoxidables, puede utilizar mil metros cúbicos a la hora.
Imaz confirmó que Repsol consume el 60% de todo el hidrógeno que se consume en este país, unas 360.000 toneladas al año. La mayor planta de producción de hidrógeno en Europa está en Cartagena y está operada por Repsol y a ella pertenece. Lo usan para la desulfuración de los procesos en las refinerías, para la hidrogenación de aceites. ¿Por qué se pone de moda el hidrógeno?, reflexionó el consejero delegado de Repsol. “Por la necesidad imperiosa de descarbonizar nuestra sociedad”. Uno puede pensar, añadió, que esa descarbonización pasa por la electrificación de la economía, pero eso es una verdad, pero a medias. Y normalmente las verdades a medias son mentiras.
“Electrificar la economía es necesario, pero electrificando la economía no vamos a descarbonizar la sociedad”, subrayó. “Porque hay muchas formas de movilidad que yo no acierto a ver, aunque las cosas pueden cambiar en 15 años… No creo que vayamos a ver una electrificación de la aviación, del sector marítimo, del transporte pesado. Creo que sectores como el químico, el cementero no se van a electrificar de la noche a la mañana, lo cual podía llevarnos a pensar que la electrificación puede ayudar descarbonizar un 40-45% de la economía… Y aquí surge el hidrógeno”.
“El hidrógeno es una oportunidad para poder descarbonizar en los próximos años esa parte de la economía que no vamos a electrificar”, ahondó Josu Jon Imaz, quien tiene más dudas de cómo se va a producir este uso del hidrógeno, porque es un gas complejo, muy reactivo, pero es posible que se pueda usar en algunas aplicaciones como hidrógeno en sí mismo o como carrier de elementos que lo ayuden a usarlo en el futuro, como puede ser la producción de metano, de gas natural, a través de hidrógeno combinado con CO2.
Podremos ver entonces, añadió el consejero delegado de Repsol, gases industriales como el metano absolutamente verde. Repsol ya tiene el proyecto donde ya están invirtiendo para construir una planta de hidrógeno de Petronor en Bilbao, donde tomarán corrientes industriales de CO2, lo reducirán a monóxido de carbono y este combinado con hidrógeno va a producir, mediante el ciclo clásico de Fischer-Tropsch, combustibles sintéticos, es decir, cadenas hidrocarbonadas: diésel, gasolina, queroseno… que van a ser neutros en las emisiones de su ciclo de vida.
“Tenemos una apuesta muy clara, muy acelerada”, enfatizó el directivo, con el objetivo de tener 550 MW de capacidad equivalente de producción de hidrógeno para 2025, y 1.900 MW para 2030. De esos 550 MW, aproximadamente 200 MW los contemplan no como hidrógeno electrolítico verde, sino como hidrógeno, también verde, producido mediante procesos anaeróbicos de degradación de residuos orgánicos, mayoritariamente purines, materia orgánica de vertederos que dan lugar a metano, y ese biometano transformado da hidrógeno con un origen sostenible.
También tienen otra tecnología que comparten con Enagás en Puertollano, que es la fotoelectrocatálisis, es decir, sin electrolizadores, directamente el fotón solar produce la ionización en el agua que genera el hidrógeno verde.
Hizo énfasis Imaz en que España posee una fuerte capacidad de generación de energía renovable y una cadena de residuos agrícolas y ganaderos en la llamada España vaciada que puede servir para articular el territorio, además de un sector refinero pionero en Europa con las capacidades industriales suficientes para acometer esta transformación.
Tomó la palabra Antonio Llardén, presidente de Enagás, como operador de transporte de energía, quien redundó en la reflexión de Imaz de que en 2050 será difícil electrificar más del 50% de la economía. “Ahora solo hay un 25%”, declaró. El directivo remarcó que hay un cierto grado de consenso técnico en el papel que tendrán los gases renovables como el biometano o el hidrógeno, con sus diferentes colores, que para él no es una idea suelta en el espacio sino que tiene una cadena lógica industrial.
Llardén se enfocó en un documento recientemente publicado por la Comisión Europea y titulado RepowerEU que, por primera vez, plantea una política energética común a nivel comunitario y lanza tres grandes ejes: descarbonización, política de precios y seguridad de suministros. Como consecuencia de esto, continuó diciendo Llardén, surgen dos vectores: la primera idea es que la Unión Europea tiene que descentralizar sus orígenes de gas natural; la segunda, ligada a la primera, es acelerar los procesos de descarbonización, apostando más por los gases renovables.
“Si nos tomamos en serio lo que dice la Unión Europea y lo creemos, realmente este es un objetivo importante. Ya no son proyectos a 10, 15 años vista sino proyectos realizables a corto, medio plazo, y que den resultados inmediatos. Es un argumento de autoridad”, manifestó.
A otra conclusión que llegó el directivo de Enagás es que, sin los gases renovables, sin el hidrógeno difícilmente vamos a cumplir los objetivos de la UE de 2050, “por no decir imposible, al menos con la tecnología que tenemos”. China, por ejemplo, se ha puesto como objetivo 2060. Y, además, significó que hay que ayudar a crear un verdadero mercado del hidrógeno, poniendo en contacto la oferta y la demanda y asegurando el suministro. Eso implica generar hidrogeno a niveles industriales y a precios razonables y en condiciones de seguridad.
El plan deseable es que no solo se produzca, sino que también se exporte porque, por ejemplo, la industria de Alemania es perfectamente consciente de que solo podrá producir el 30% del hidrógeno renovable que va a consumir en 2040. En otras palabras, que necesitará importarlo.
Previamente a esta mesa redonda, dos paneles de expertos habían analizado la situación de dos industrias muy concretas: la juguetera y la naval.
En cuanto a la manufactura del juguete, tradicionalmente asentada en la Comunidad Valenciana, intervinieron los representantes de dos empresas muy conocidas como Injusa o Muñecas Paola, junto a la técnica del Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU), Tamara Aguilar, y al director de la Asociación de Empresarios de Ibi (IBIAE), Héctor Torrente.
Jessica Jiménez, directiva de INJUSA, explicó que la fábrica de juguetes creada en 1947 se había deslocalizado a China en la década de los 90 para abaratar costes de producción, pero decidió regresar en 2011, concretamente a Ibi (Alicante), a la zona conocida como valle del juguete español, ya que los márgenes eran cada vez más estrechos. Dado que no podían competir con los chinos en precio, apostaron por la digitalización, logrando una producción más eficiente, con más piezas a la hora, así como un mayor control de la calidad y de la trazabilidad. Camilo Bernabeu, gerente de Muñecas Paola, la única fabrica que queda en Europa que hace todo el proceso manufacturero de este segmento, admitió, por su parte, que cuesta adaptarse a la robotización.
“El cliente es el niño, el más exigente del mundo”, aseguró Héctor Torrente, de IBIAE. Pero los niños no compran, sino que lo piden a los padres. “Los niños son nativos digitales, pero sus papás lo son menos”, añadió Jessica Jiménez, de INJUSA. De ahí que ella piense que “el juguete tradicional no va a desaparecer, pero la forma de adquisición ha variado”, derribando muchas barreras, porque los productos ya no tienen por qué estar en las tiendas. El poder recae en el consumidor final. “El canal de venta es el reto”, puntualizó Héctor Torrente. “El fabricante entra en el Marketplace, pero hay que estar preparados”, sostuvo. “El reto es no perder la memoria” tras lo que ocurrió en la crisis de 2008.
Almudena López del Pozo, consejera delegada de Pymar, una asociación de astilleros privados, fue la encargada de moderar la siguiente mesa, dedicada a la transformación del sector naval español. En ella participaban Julio Juan Prieto, Managing Director de Accenture Industry X lead para España, Portugal e Israel; José Antonio Camblor, director general de Ganain; Ricardo Domínguez, presidente de Navantia; y Miguel Ángel López, CEO y presidente de Siemens en España.
El panel de expertos abordó los desafíos de un sector que da empleo a 70.000 personas, entre puestos de trabajo directos e indirectos; también hablaron de cómo enfrentarse a esos retos sobre los ejes de la digitalización, la sostenibilidad, la formación y la diversificación hacia energías renovables con el especial papel de la eólica offshore.
Prieto señaló que los astilleros españoles están descentralizados y acometen productos cada vez más complejos desde el punto de vista de los sistemas que lleva implantados. Recordó que España ocupa el segundo lugar en Europa y el 10º en el mundo y con capacidad para fabricas submarinos, que no todos lo pueden decir. “Y además una industria muy exportadora”, destacó.
La digitalización puede servir para ganar en eficiencia, recalcó el representante de Accenture. El gran reto, en su opinión, es cómo pueden abordar las empresas este tipo de transformaciones tecnológicas que cada vez ocurren más deprisa, que tiene que ver con el tamaño de las compañías, con la capacidad de integrarse en la cadena de suministro y de participar en nuevos programas para diversificar. También incluyó la sostenibilidad y la formación en el póker de ases.
López del Pozo informó de que los astilleros privados españoles tienen ahora mismo en cartera 64 barcos por un importe de 1.900 millones de euros, lo que suponen más de 15 millones de horas de trabajo. “Nos enfrentamos a todos los países con que competimos a nivel internacional en un mercado fuertemente globalizado y desde nichos de mercado de alto valor añadido, con alto componente innovador y con mucha tecnología incorporada”, explicó. El colectivo de astilleros privados españoles exporta el 85% de lo que construye.
Ricardo Domínguez, presidente de los astilleros públicos Navantia, coincidió con sus colegas en los retos genéricos del sector. Dado que el grupo está muy enfocado al sector de la defensa, es precisó, aclaró, diferenciarse mediante la tecnología en favor de la competitividad, “con la mira muy clara hacia la sostenibilidad de nuestros productos y del propio proceso de producción”, y siendo muy digitales con el manejo del dato, utilizando la robótica, la inteligencia artificial o el Big Data en la producción.
“Navantia ha empezado a diversificar”, declaró Domínguez. Algunos astilleros se están especializando en la construcción eólica offshore, “donde se pueden encontrar sinergias”. Los astilleros, reflexionó, tienen una gran oportunidad de negocio más allá del mercado tradicional.
Miguel Ángel López, CEO y presidente de Siemens en España, marcó como objetivo un 25% de ahorro de coste entre producto y proceso, reduciendo tiempos y mejorando la calidad y teniendo la posibilidad de escalar, es decir, de poder hacer más productos de una vez. El reto es que en el sector naval las cantidades son pequeñas y el grado de repetición a veces es uno. A nivel macro, se trata de resistir la fuerte competencia asiática.
José Antonio Camblor acudió a la mesa del sector como director de Ganain, una pyme integrante de la cadena de valor del sector naval que construye equipos y estructuras. Camblor incidió en la extrema relevancia que tiene para el sector ser atractivo a los jóvenes. “Necesitamos crear nuevos perfiles, necesitamos incorporar personas muy cualificadas, necesitamos cualificar a nuestro personal, tenemos retos de integración porque somos organizaciones muy maduras, con una historia muy larga, donde la presencia de la mujer no está donde debe ser. Tenemos que ser atractivos, que las personas jóvenes nos vean como un sector donde es muy interesante trabajar y pueden tener una carrera profesional muy positiva”.
Almudena López del Pozo destacó la suerte de que el sector tenga su propio PERTE, una herramienta que, en su opinión, tiene un “enfoque colaborativo integrador de toda la cadena de valor”. “Ya hemos conseguido que estemos hablando entre todos nosotros que normalmente cada uno trabajamos con orejeras”, significó. “Estamos sentándonos a hablar desde hace más de un año, recurrentemente, a compartir los proyectos que estamos haciendo y a pensar en el futuro juntos. Eso es algo que hay que celebrar”, pensó. “Tenemos que intentar que ese espíritu permanezca cuanto más tiempo, mejor, porque es la manera, desde mi humilde punto de vista, de conseguir un sector más resiliente.
El V CIC 40 también incluyó tres conferencias magistrales o inspiradoras sobre inteligencia artificial, la industria cosmética y la reindustrialización.