Pero tanto la atracción como la retención de las personas implican la oferta de proyectos profesionales estimulantes e inspiradores que llamen al talento allí donde se encuentre. Para eso es preciso crear espacios de diálogo que sirvan para conocer los intereses y motivaciones de cada persona, teniendo en cuenta el proceso de adaptación a la realidad actual, tan cambiante, donde las condiciones de trabajo, la conciliación, y el desarrollo profesional son los mayores protagonistas. “En definitiva, es necesario motivar el talento para generar compromiso con nuestros profesionales”.
Quien así se expresaba a este diario industrial era el CEO de Lantek, Alberto López de Biñaspre. Lantek, que colabora con la Universidad de Deusto, es una multinacional líder mundial en desarrollo y comercialización de soluciones software para la industria del metal y el sector de la máquina-herramienta.
En opinión de Tomás Iriondo, director general de la Asociación de Industrias de Conocimiento y Tecnologías Aplicadas, GAIA, un factor “limitante” es la falta de talento en el sector de la industria digital, informática y electrónica. Pide “la complicidad de las administraciones” para modificar las dinámicas de capacitación de las personas y trabajar juntos de la manera más acelerada posible para que este elemento no se convierta en un “cuello de botella” en el crecimiento.
En concreto, Iriondo demandó cambios en los planes de formación y la activación de nuevas dinámicas o alternativas, sobre la base de tres ejes. En lo que es la formación reglada, es decir, todo lo que es el itinerario curricular de los centros, las universidades, los colegios de Primaria, Secundaria y Bachillerato es fundamental las habilidades y conocimientos digitales. “Hoy por hoy, la verdad es que no está muy reflejado en el programa formativo este tipo de competencias, lo que denominan las digital skills, con lo cual sí o sí vamos a tener que reforzar, ampliar con este tipo de capacitaciones, todo lo que son los perfiles que en estos momentos se dan en esos entornos formativos”, explicó en una entrevista a industry TALKS.
En la misma línea de Iriondo se posicionó Sergio Rodríguez, socio fundador de Digital Research Studio. “Todos los niños deberían salir del colegio con una cierta soltura y una información importante sobre cómo se utiliza y cómo moverse en el mundo digital, cómo moverse de forma segura, cómo utilizarlo de forma responsable, cómo se pierde el miedo a un ordenador o a un móvil”, dijo. Pero Rodríguez desterró como una “entelequia” la idea de que todos los niños tengan que aprender a programar. “Hay niños que no tienen que saber programar, que serán escritores o trabajarán en otras muchas cosas, tendrán otro tipo de capacidades y de creatividades”, añadió.
Para intentar tapar esas carencias, GAIA ha desarrollado junto con el colegio Egiluze de Errenteria y AlecopGroup (grupo Mondragón) y con la colaboración de la Diputación Foral de Guipúzcoa, una iniciativa educativa llamaba GAIA-STEAM que promueve las actividades formativas para niñas y niños de 6 a 14 años en las áreas de Arte, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. La respuesta está siendo muy positiva.
Otro eje es todo lo referente a la formación para empleabilidad. “Tenemos gente desempleada, especialmente jóvenes, pues les tendremos que dar una alternativa, ¿Que estudien? Igual lo que tenemos que hacer es plantear dinámicas de capacitación diferentes”, señaló Iriondo. Las propias tecnologías pueden ser empleadas para mejorar los procesos de capacitación y aprendizaje de las personas. El modelo educativo actual está muy basado en la capacidad, en la competencia lectora-escritora y en la memorización y ya hoy con internet y con todos los entornos audiovisuales, también hay que desarrollar otro tipo de habilidades y competencias.
De hecho, según el World Economic Forum, la sociedad mundial se enfrenta a la necesidad de actualizar las capacidades digitales de alrededor de más de 1.000 millones de personas para 2030.
Paralelamente, si las compañías invirtieran más en el aprendizaje y en el desarrollo formativo de sus empleados, la retención del talento alcanzaría el 94%, según un informe de LinkedIn difundido en 2018.
El tercer vértice se apoya en la formación continua, que está relacionada con el reciclaje del personal, y su adaptación inevitable a un futuro industrial mucho más automatizado que el presente. El vertiginoso avance tecnológico implica ese aprendizaje permanente. En este sentido, es prioritario desarrollar y poner en marcha programas de capacitación real con aptitudes, habilidades y conocimientos digitales, programas piloto que ayuden a contrastar modelos que luego tengan éxito. Y conservar solo aquellos que realmente funcionen, que generen satisfacción.
Nieves Olivera, iTALKER y directora general de la Escuela de Organización Industrial (EOI), destacó precisamente este aspecto. “Debemos ser conscientes de que la formación nos va a acompañar durante toda nuestra vida laboral. Redirigir el talento es posible a través de la formación; de la adquisición de nuevas herramientas, metodologías, competencias y conocimientos. En el corto plazo, podemos avanzar de una manera ágil, desde la formación continua y la recualificación de los profesionales, del llamado reskilling y upskilling de los que tanto se habla estos días. Aquí las escuelas de negocio jugamos un papel fundamental ya que procuramos la actualización constante e inmediata de los contenidos académicos y las metodologías de enseñanza más ajustadas a las exigencias del mercado”.
“De lo que se quejan los gerentes industriales, especialmente del sector del metal, es de la falta de profesionales. Si queremos evolucionar hacia una reindustrialización, tenemos un serio problema de falta de profesionales”, declaró, por su parte, el iTALKER Mario Lobato, director general de TECNIDE, una empresa de mecanizados. Ya no hay “una pirámide” de acceso al mundo laboral, ahora hay “un reloj de arena”, con un “estrechamiento muy grande” en la zona de Formación Profesional, indicó de forma visual.
Organizaciones empresariales como la Cámara de Comercio de Madrid o consultoras de innovación como Ayming organizan habitualmente cursos de formación continua online y presenciales, muchos de ellos bonificados. En este caso se trata de una formación gratuita para los trabajadores y supone un coste de cero euros a las empresas, puesto que el importe de la acción formativa es bonificable en las cuotas de la Seguridad Social. Los requisitos pasan porque las compañías dispongan de trabajadores en plantilla en Régimen General y estén al corriente en sus pagos a Hacienda o Seguridad Social.
Las empresas disponen de un crédito anual para gastar en la formación de su plantilla. Y pueden aplicar una bonificación por el importe de los cursos que hayan realizado de formación bonificada, con un máximo fijado por tramos. El importe varía dependiendo del tamaño de la empresa. El mínimo es de 420 euros para una pyme de hasta cinco trabajadores. La cifra va aumentando, alcanzando el 50% de la cantidad cotizada a la cotización, en el caso de firmas con más de 250 empleados. Aquellas empresas que se encuentran en la situación de un ERTE tienen derecho a mayores cuantías de crédito para formación, gracias a la última reforma laboral.
Los cursos y ciclos deben estar oportunamente acreditados para poder ser convalidados y utilizados convenientemente. También tienen que reunir unos criterios básicos de profesionalidad, particularmente, los docentes y las plataformas de formación deben cumplir los requisitos exigidos por la FUNDAE, la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo.
La FUNDAE es la encargada de impulsar y coordinar la ejecución de las políticas públicas en materia de Formación Profesional, en el ámbito del empleo y las relaciones laborales. En su patronato participan organizaciones sindicales como CCOO y UGT, y empresariales como CEOE y CEPYME, las comunidades autónomas y la Administración General del Estado, a través del Secretaría de Estado de Empleo. Es la FUNDAE quien gestiona los citados cursos bonificados.
La oferta formativa es muy grande y de lo más variada. Incluye, por ejemplo, desde sesiones sobre el análisis de libros Excel destinados a controllers hasta ciclos de Formación Profesional de grado medio o superior sobre Comercio y Marketing, Administración y Gestión, Informática y Comunicaciones, Sanidad, Electrónica y tantas otras áreas.
Los másteres de todo tipo, públicos y privados, todos ellos cada vez más especializados, también tienen un hueco destacado en la oferta educativa. En este aspecto, resulta primordial que existan convenios de colaboración entre los centros que imparten estos cursos de tercer ciclo y las empresas que necesitan esos puestos de trabajo y acogen a los estudiantes en prácticas. Los másteres se convierten así en el mejor vivero de profesionales de la industria, pero siempre respetando unos criterios mínimos.
Además, la formación especializada -e incluso personalizada- ha venido para quedarse. En los últimos años han surgido escuelas que enseñas habilidades digitales para el dinámico sector tecnológico. Las técnicas educativas (ed tech) han cambiado mucho en los últimos años pues consideran que la educación también es una industria que merece ser desarrollada.
Estas escuelas suelen utilizar metodologías educativas diferentes, importadas de Estados Unidos, disruptivas e innovadoras. Son los bootcamps, programas intensivos y cortos, donde los objetivos están orientados a los resultados. Ofrecen cursos de materias que tienen una alta demanda profesional en el mercado de la industria como, por ejemplo, Desarrollo Web, Diseño UX/UI (usuario/interfaz), Análisis de Datos y Ciberseguridad. Pero si el día de mañana las empresas precisan otro tipo de habilidades y de profesionales, estas escuelas tech cambiarán de currículo sin problemas de adaptación pues eso forma parte de su negocio.
“Es esencial formarse adecuadamente, apoyándose en personas que vivieron la experiencia profesional, pero sin caer en los vendehúmos que no han tenido que pagar nóminas o salir a buscar financiación. “Invertir en formación no es un gasto. Es tu mejor inversión. Te permitirá reducir los periodos de aprendizaje para ser buen empresario”, declaró Mariló Sánchez-Fuentes, quien también impartió una charla para la audiencia de industry TALKS. Sánchez-Fuentes es la presidenta de ElCampus 360, una destacada plataforma de emprendimiento y negocios.
La clave se asienta en hacer las cosas bien porque el 80% de los negocios cierra en su primer año de vida y el 70% de los que cierran es por falta de conocimientos empresariales del dueño del negocio. Ahí entra la falta de una formación adecuada.
La tecnología ha transformado la sociedad, pero la educación se ha quedado un poco estancada. El reto de los centros formativos industriales apunta a que sean capaces de aprovechar al máximo todas las nuevas tecnologías que están a su alcance y que son más acordes que las tradicionales con el mundo en el que ya se mueven los alumnos.
“Estamos adaptando nuestra oferta formativa a la nueva realidad. Esto implica ofrecer programas flexibles, adaptados a la necesidad y exigencias de los profesionales que también experimentan la necesidad de adaptarse al proceso de digitalización, tanto en la industria como en el resto de sectores. Existe actualmente un elevado porcentaje de puestos de trabajo sin cubrir, relativos a la transformación digital y la sostenibilidad en la industria. Ambas son, por cierto, las grandes palancas de ejecución y capacitación de la Escuela de Organización Industrial”, manifestó la directora general de la EOI.
“La transformación digital ha irrumpido en el ámbito social y en el profesional de forma decisiva, y por supuesto también en el terreno docente. Esto está provocando y favoreciendo un cambio en el proceso de enseñanza y aprendizaje”, dijo José Luis Esquivias, coordinador Escuela-Empresa-Instituciones de Salesianos de Atocha, en una entrevista a este medio de la industria.
“La transformación digital implica el uso de la tecnología en ámbitos, donde hasta ahora no se habían utilizado (nuevos recursos de aprendizaje, aprendizaje en línea, evaluación por medio de herramientas digitales). Esto implica que el docente, además de usar todas estas tecnologías, debe guiar el proceso de aprendizaje del alumno y acompañarlo y si puede ser, de la forma más personalizada posible”, añadió Esquivias, quien recordó que ya en 2017 el Ministerio de Educación estaba marcando la necesidad de este proceso de adaptación.
En cualquier caso, la formación digital debe manejar tres conceptos:
- Disrupción: Aplicar las lecciones aprendidas durante la pandemia del COVID-19 sobre los problemas del sistema educativo actual; existen nuevas formas de enseñar.
- Transición: Emplear las estructuras, procesos y decisiones necesarios para adaptar la educación a la nueva realidad.
- Creatividad: Desarrollar una visión práctica que brinde a los alumnos sus habilidades para prosperar.
Las habilidades formativas más valoradas pasarán a ser las vinculadas a lo creativo, es decir, el desarrollo de nuevos productos, de software, al análisis de datos…
Una de las premisas que debe cumplir la formación industrial es la de adaptarse a la evolución del mercado laboral, es decir, a las nuevas profesiones que están surgiendo gracias a la transformación digital y a la aplicación de tecnologías disruptivas. Pero, ¿cuáles esos nuevos vectores de empleabilidad? ¿Qué necesidades formativas son las que más demandan y necesitan las pymes industriales?
“Cada empresa es un mundo, no todas tiene las mismas necesidades. El grado de especialización de las empresas es cada vez mayor y sus necesidades van en consonancia. La Formación profesional siempre dio lo que también aporta ahora. ‘Aprender a trabajar’. Ese grado de especialización hace que las empresas no encuentren el perfil exacto”, declaró Esquivias, de Salesianos Atocha.
Desde las escuelas, apuntó Esquivias, se trabaja mucho lo que hoy se conoce como soft skills, es decir,habilidades de comunicación, la capacidad de adquirir, procesar y desarrollar información, la toma de decisiones, la resolución de conflictos, el trabajo en equipo… “Esto es muy valorado por las empresas y marcan un punto de partida que, en combinación con la actitud de la persona, hacen que el alumno de FP tenga todas las posibilidades de hacer carrera profesional en la empresa”, añadió.
Las necesidades “más demandadas y valoradas son las que afectan a la adaptabilidad, la resiliencia, el espíritu crítico o la toma de decisiones en entornos de incertidumbre. Los tiempos han cambiado y la industria debe, como no, adaptarse a ellos. Me gustaría hacer una mención a la sostenibilidad, en especial en el sector industrial. Es un elemento que está afectando y beneficiando a las empresas industriales tanto en su estrategia como en sus operaciones”, opinó Ramón Gurriarán, director de posgrado y Executive Education de la citada EOI.
La sostenibilidad afecta a aspectos como la gestión medioambiental, el impacto social o la gobernanza y ha pasado de ser un tema marginal a ser un aspecto central en la gestión de las empresas, enfatizó Gurriarán. “Tanto las empresas grandes como las pequeñas están reaccionando y buscan modelos de negocio más sostenibles. Necesitamos desarrollar talento en este ámbito. Las soluciones innovadoras tecnológicas vinculadas al desarrollo sostenible y a la industria tienen un enorme potencial de crecimiento, como el Big Data, el Machine Learning o el Internet of Things a todos los sectores”, comentó.
Según Javier Cantera, presidente de Auren Consultores, y participante en el V Ciclo de Conferencias de iTALKS, existen seis vectores muy demandados por la industria:
- Sostenibilidad, con ciudades, edificios, redes eléctricas inteligentes.
- Tecnología digital, donde destacan tres elementos importantes:
- Ciberseguridad
- Big Data
- Internet de las Cosas (IoT).
- Industria 4.0, “el nicho nuclear”, con cinco grandes áreas:
- Sensores industriales
- Procesos de control avanzados
- Robotización
- Nanotecnología
- Fabricación aditiva o flexible (impresión 3D).
- Logística 4.0, asociada a la industria inteligente: vehículos autónomos y logística sostenible.
- Comercio digital.
- Humanismo tecnológico, teniendo en cuenta la relación hombre-robot y la capacidad de aprendizaje.
El empleo del futuro se caracterizará por ser sostenible, digital, robotizado y humanizado. “En 2030 surgirá un 25% de nuevos empleos industriales, pero el 85% de los actuales va a cambiar, y un 30% de tareas se va a destruir. Serán tareas las que se destruyan, no empleos”, destacó Cantera.
Analizando uno por uno los seis nichos de empleabilidad mencionados, se advierten nuevas categorías laborales: técnico de sostenibilidad industrial, gracias al mantenimiento predictivo, science analyst, técnico del bienestar… también tendrán auge los trabajos relacionados con la Internet de las Cosas.
Esta revolución de la industria 4.0 exigirá que la educación básica sea digital, pero evitando las diferencias sociales digitales, lo que implicará profundos cambios en la Formación Profesional. “El aprendizaje será cada vez más rápido, profundo y continuo”, señaló Cantera.
La Formación Profesional tendrá que ir incorporando titulaciones nuevas, que recojan las necesidades de las empresas. Construir ese catálogo de capacidades formativas que precisan y precisarán las empresas en el futuro inmediato es una labor que estas deben realizar empresas, junto con la Administración y los centros educativos.
La Universidad ofrece unas altas capacitaciones en ramas de la ingeniería muy necesarias; lo que hacen falta son prácticas en empresas para los estudiantes, bien en el propio ciclo, o justo al finalizar, para que se orienten los programas académicos a las necesidades reales de las empresas, presentes y futuras. Esa es la principal ventaja de la Formación Profesional Dual.
¿Cómo será la Formación Profesional del futuro? ¿Será únicamente dual?
“Tal y como marca la nueva Ley de Formación Profesional, la intención es esta. No nos queda más remedio que asumir y trabajar en esta línea. Hay que hacer un trabajo de adaptación e implementación adecuado a los distintos ciclos, a las distintas familias profesionales y teniendo en cuenta la realidad de las empresas que puedan participar de este proceso dual. La incertidumbre y el miedo está en que esto no se convierta en un café para todos”, explicó Esquivias al ser preguntado sobre esta cuestión.
No es de extrañar, por consiguiente, que la relevancia de la formación constituya uno de los dos objetivos del Manifiesto ‘Muévete por la Industria”, lanzado por industry TALKS en marzo de este año. Dice lo siguiente: “Colaborar en la elaboración de programas de formación decididos, ambiciosos y urgentes para hacer llegar la INDUSTRIA A LA ESCUELA con actividades y contenidos adaptados a la Educación Primaria y Secundaria que puedan tener continuidad en los programas en marcha de Formación Profesional y universitaria”.
Para Esquivias, “es imprescindible” que la industria entre en las escuelas. “Los centros educativos necesitamos ir de la mano de las empresas. Desde centros como el nuestro, potenciamos esa relación e intentamos llegar a acuerdos de cesiones de material, jornadas demostrativas, colaboración en formaciones específicas a los docentes, de tal forma que podamos ser replicantes de las tecnologías y procesos que se siguen en las empresas e intentar que la diferencia entre lo aprendido por el alumno en la escuela y lo que demandan la empresa sea lo menor posible”.
Admitiendo que “es indudable que la empresa avanza a un ritmo diferente al que lo hace la educación”, Esquivias declaró que “la sociedad se ha dado cuenta que es una oportunidad para que la FP se posicione como la alternativa que es. Este boom hay que aprovecharlo y poner la FP en el lugar que le corresponde. Esto es cosa de todos. La FP es la llave hacia la empleabilidad. La FP FUNCIONA”.