Pues, a pesar de que el auge entre los particulares haya podido ensombrecer a la evolución de esta modalidad entre los negocios, el renting no ha dejado de crecer. Y no es que no tenga una adecuación igual de buena para las empresas, sino que el crecimiento que ha vivido el renting para particulares en este último lustro, ya lo habían vivido las empresas muchos años atrás.
El renting para vehículos de empresa ha sido una de las herramientas favoritas por las compañías para nutrirse de los vehículos que requerían desde hace décadas. Las ventajas fiscales del renting son incluso más valoradas hoy en día. Los últimos años han evidenciado la importancia de modalidades como esta que te permitan disponer de vehículos sin generar tensiones de caja. Pues al no tener que realizar grandes desembolsos, las compañías no ven comprometida su liquidez y la forma de contabilizar estos vehículos como costes ayuda a regular las cuentas de las empresas.
Los pequeños lideran el cambio
Sí que es cierto que el crecimiento entre las empresas es motivado por los vehículos más livianos, es decir, menores a 3.5 toneladas, pues son los que han visto cómo el renting ganaba peso en sus respectivos segmentos.
Los vehículos ligeros (<3.500 kilos) de renting ya suponen el 24% de las operaciones anuales y en los últimos 5 años el peso de los derivados de turismo, furgonetas y pick (camionetas de trabajo) de renting se ha duplicado y ya representan el 40%.
Por el contrario, las cifras en torno al renting de vehículos de más de 3.5T parecen estancarse. Solo 1 de cada 10 vehículos pesados de esta clase son de renting y esto lleva siendo así desde hace años. Todo se debe a que es una solución poco atractiva para las marcas por una razón de riesgo financiero.
Las operaciones de otro tipo de vehículos son asumidas por casi todo tipo de financieras. Sin embargo, en los vehículos pesados casi todo el riesgo lo sobrellevan las entidades financieras de las marcas y, de no ser ellas, en caso de impagos la marca se responsabiliza de ello. Esto desincentiva este tipo de contrataciones.
En conclusión, parece que las empresas han encontrado en el renting un gran aliado para acceder a vehículos para su empresa, sobre todo en los vehículos ligeros dado que la fórmula renting de los más pesados no es tan atractiva para las marcas. Si la proyección de esta modalidad sigue como la de los últimos años, en los próximos años veremos como 1 de cada 2 furgonetas nuevas serán de renting.
¿Cómo está cambiando el vehículo eléctrico el parque de vehículos industriales?
La electrificación del parque de vehículos industriales por el momento aún no es representativa. Podríamos decir que ver un vehículo eléctrico industrial en algunos segmentos, como por ejemplo el de los pesados, es como ver un unicornio, en otras palabras, un milagro.
Y no es que los vehículos industriales se mantengan al margen de la evolución hacia una movilidad más sostenible, sino que ellos ya comenzaron su andadura hacia ese futuro de la mano de otras tecnologías como el GNV (Gas Natural Vehicular) en cualquiera de sus variantes.
En muchos de los casos, el paso hacia tecnologías más “eco” vino motivada por la imposición de entidades públicas que exigen que para acceder a ciertos concursos públicos los vehículos usados en las tareas en cuestión debían ser de esta naturaleza. El ejemplo más claro podrían ser los vehículos destinados a la recogida de basuras o transporte de pasajeros interurbanos.
Donde sí que se puede ver un comienzo de cambio en cuanto a la electrificación del parque de vehículos es en los destinados a la “última milla”. Vehículos ligeros eléctricos, normalmente furgonetas, de tamaño medio con autonomía eléctrica cercana a los 200 kilómetros, con las que ya es posible programar una ruta de reparto rutinaria. No obstante, su peso en el mercado aún no es muy significativo.
Sin embargo, para que esta electrificación del segmento ligero se consolide debe haber una bajada radical de los precios de los vehículos eléctricos, pues son su gran barrera. Antes incluso de plantear la posible problemáticas del punto de carga y de la autonomía de los vehículos, la diferencia de precios entre los eléctricos y sus sustitutivos de combustión tradicional es muy grande.
En el mercado no es difícil encontrar modelos de furgonetas que en su versión eléctrica son hasta un 92% más caras que sus versiones diésel o gasolina. Todo un abismo en cuanto al precio que, aunque se reduzca mediante ayudas, hace que algunas compañías ni se lo planteen.
Por tanto, esto nos evidencia que la apuesta por los vehículos eléctricos en el sector industrial está siendo solo relegada a motivaciones de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) de algunas empresas que pueden permitírselo.
Un futuro con más rentings y más sostenible
Gracias al desarrollo del mercado de vehículos industriales de la última década podemos prever que en los próximos años se agudizará la apuesta por las fórmulas flexibles para acceder a estos vehículos y por las tecnologías más sostenibles.
Aunque, el renting de vehículos pesados no se espera que crezca mucho más, en los segmentos más pequeños se espera que esta modalidad se imponga al resto de alternativas.
Además, ya sea mediante la tecnología del vehículo eléctrico o de gas, las soluciones más “verdes” ganarán de manera clara terreno a las opciones más tradicionales. Ya sea porque sus beneficios convenzan por sí solos a los clientes o, por desgracia, por imposición legislativa.
