Los sistemas, los grupos y las redes eran antes piramidales y jerárquicos, comenzó diciendo en su ponencia; luego llegaron las estructuras horizontales pero jerarquizadas y más recientemente se proponen “redárquicas”, que están en red, “pero que en realidad son circulares, centralizadas y planas”, explicó.
Ruiz abordó las nuevas formas y los nuevos atributos que tienen las organizaciones, los sistemas, los nodos, los grupos, los proyectos; las nuevas formas son “esféricas y redárquicas”, siendo la esfera la forma casi perfecta, en la que, mediante la autogestión, cada uno se va uniendo a equipos, proyectos o trabajos donde todos somos líderes y además ejercemos un rol determinado.
En cuanto a los nuevos atributos de las organizaciones, estos son “inspiracionales” y “exponenciales”. Lo primero significa, remarcó la especialista en networking, que “yo lo algo por mí y para mí, aunque nadie me esté mirando y avanzo en mi camino, y las personas de mi entorno se asombran y se inspiran. Y esto se basa en la “inteligencia colaborativa”, siendo “colaborativa” porque se comparte aquello que uno mismo hace con excelencia y disfruta haciendo y que se tiene en abundancia, ya no necesito o ya no uso. Este plus que se comparte se multiplica de forma exponencial.
“Todo esto se da desde lo individual y lo local hacia lo colectivo y lo global. Se activa automáticamente la inteligencia individual que nos lleva a la inteligencia colaborativa que da como resultado la inteligencia colectiva”, significó la conferenciante de industry TALKS. Nohelis ofreció ejemplos de la inteligencia colectiva y su impacto en la diversidad:
- el talento femenino que hace más inteligente al equipo.
- los equipos son una colección de talento y no tiene que ver con el coeficiente mental.
- los grupos extremadamente homogéneos o extremadamente diversos no son tan inteligentes.
A continuación, habló de las claves para aumentar la inserción, lo que supone un gran desafío en el ámbito estructural, económico, jurídico, político, cultural y social. Esas claves son:
- Proyectar y reafirmar el talento.
- Crear estrategias individualizadas y locales: “lo que sirve para telecomunicaciones no sirve para la petroquímica”.
- Crear espacios y generar acciones porque la inserción está en las redes de contacto.
Nohelis Ruiz se refirió al impacto de las relaciones en el desarrollo de la carrera de las personas, y en este sentido distinguió tres tipos de perfiles profesionales:
1.- Entusiasta: profesionales de alto capital relacional, dentro y fuera de la organización (altos cargos y líderes dentro y fuera de la empresa).
2.- Moderado: prudentes, buscan armonía, con pocas relaciones fuera de la organización y activos por interés profesional (buenos cargos intermedios).
3.- Purista: activos cuando se trata de clientes y para alcanzar objetivos laborales de carrera ya que para ellos son más importantes que las relaciones (no son promovidos según sus expectativas).
Y finalmente citó un estudio realizado durante 15 años, siguiendo a casi 19.000 ejecutivos de todo el mundo, que asegura que las redes de contactos y el networking fueron los que les llevaron a tener impacto, visibilidad y proyección laboral. Y el estudio descubrió que las mujeres son más efectivas y eficaces (aprovechan al máximo sus capacidades, filtran y agilizan reuniones, evitan decisiones y situaciones innecesarias, utilizan el tiempo para reflexionar sobre cosas verdaderamente importantes, aprovechan al máximo la colaboración para fortalecer las relaciones y aumentar su visibilidad), más ágiles (cercanía, sinceridad, honestidad), ignoran las fronteras laborales y equilibran sus energías.