Al esbozar una radiografía de la industria, Roncero estimó que lleva 40 años perdiendo peso y ofreciendo cada vez menos empleo, a consecuencia de distintos fenómenos; uno de ellos ha sido el proceso de globalización y deslocalización. En 1990 el 40,6% de la producción industrial mundial se asentaba en Europa, frente al 27,8% que lo hacía en Asia y Pacífico. En 2014, sin embargo, los porcentajes habían cambiado drásticamente pues a Asia y Pacífico le correspondía el 44,6% frente al 27,5% europeo.
El modelo estaba basado en la premisa de que el diseño y la I+D se hacía en Europa y la producción se llevaba a lugares de bajo coste. La crisis financiera de 2008 sumada a la pandemia por el COVID-19 puso en tela de juicio ese modelo. “La economía ha vuelto a mirar a la industria, porque lo dicen todos los datos”, recalcó Roncero.
El secretario general de AECIM mostró unas estadísticas de la CEOE que sitúan a la Comunidad de Madrid en el furgón de cola con respecto al peso de la industria en el PIB regional (sólo un 9,5%). Y de las 278 regiones que configuran el mapa de Europa, Madrid ocupa el lugar 237º, lo que viene a decir que en el 83% de las regiones europeas la industria tiene mayor peso.
Esos datos podrían hacer pensar que la industria madrileña no es competitiva o está obsoleta, cuando es todo lo contrario, matizó Roncero. “Es un sector invisible. Esta invisibilidad de la industria implica una falta de atención institucional, lo que tiene consecuencias en el empleo y en la formación”, subrayó.
En este contexto, añadió, es necesario un plan industrial, pero “las industrias no piden subvenciones” sino un ecosistema. Para desarrollar una buena política industrial es necesario, en palabras de Roncero, que esta sea “estable, coordinada interna y externamente, comprometida social y políticamente y con objetivos claros” en formación o empleo.
Después de destacar que la industria debe ser sostenible porque, si no, no será, el directivo de la asociación empresarial madrileña declaró que el plan industrial es una oportunidad, un instrumento para mejorar la competitividad.