A lo largo del pasado año, la industria siderúrgica española enfrentó desafíos persistentes debido al alto precio de la energía. La media del pool eléctrico fue de 87,1 KWh, casi el doble de lo registrado en 2019, lo que afectó la competitividad del sector. Asimismo, UNESID asegura que los altos costes de CO2 y la ralentización de la demanda industrial europea continúan lastrando la actividad.
No obstante, el director general de UNESID, Andrés Barceló, destaca que, a pesar de las turbulencias de los dos últimos años, los datos iniciales de 2024 invitan al optimismo, aunque sostiene que deben interpretarse con cautela. “Desde finales de 2023 se viene observando una mejoría en algunas cifras de la actividad, si bien la comparación está distorsionada por los bajos niveles de finales de 2022”, explica Barceló.
Asimismo, resalta que “la industria está comprometida con la descarbonización, pero para poder conseguirla necesita que las autoridades faciliten las condiciones que garanticen la competitividad de sus empresas”.
En el año 2023, la producción total de acero bruto por parte de la industria siderúrgica española alcanzó los 11,4 millones de toneladas. Esta cifra representa una ligera disminución del 1,2% en comparación con el año anterior, y se sitúa como la segunda más baja registrada por UNESID, superando al año de la pandemia en apenas 300.000 toneladas.
UNESID, la asociación que representa a las empresas productoras de acero y sus productos de primera transformación en España, atribuye a los costes energéticos el descenso del 1,2% en la producción española de acero en 2023, regresando al nivel registrado en 2020, según ha anunciado la propia asociación en un comunicado.