REPORTAJE

Safe Iberia: cómo montar una fábrica de mascarillas quirúrgicas en sólo dos meses

Esta pequeña empresa, que produce 32.000 unidades en cada turno de ocho horas y da empleo a 31 personas, fue creada entre mayo y junio de 2020 gracias a que su director general, Eduardo Alonso, tiene una oficina de cuatro empleados abierta desde 2006 en Hong Kong, desde donde asesora a clientes relacionados con el mundo de la salud.

Eduardo Alonso trabajó muchos años para el gigante de la fotografía Kodak y fue director general de Infinity System, fabricante de los productos Airis. Ahora pilota Safe Iberia, una empresa que hace mascarillas quirúrgicas y que montó en sesenta días.

Dos meses es un tiempo récord, pero todo tiene explicación. Alonso conoce bastante bien China, sobre todo la ciudad de Shenchen. Tiene una oficina abierta en Hong Kong con cuatro personas en plantilla que, desde marzo de 2006, asesora a diversas compañías nacionales e internacionales del sector de la salud, guiándolas en el proceloso mercado chino. En diciembre de 2019 y enero de 2020 varios de sus clientes le preguntaron si conocía a alguien que pudiera montar una fábrica de material sanitario en suelo español porque lo que se venía era para asustarse. “Les digo que sí en febrero. Hago un plan de negocio y veo que Europa solo se abastecía del 8% de lo que consume. El 92% venía de importaciones”, declara en una entrevista a industry TALKS.

Montó la fábrica entre mayo y junio de 2020 y ahora da empleo a 31 personas, 21 de ellas en producción, que trabajan en unas instalaciones de 1.800 metros cuadrados situadas en un polígono industrial de San Fernando de Henares.  

Posee sólo una máquina de confeccionar mascarillas quirúrgicas, pero quiere comprar otra, porque tiene más demanda que la que puede absorber, asegura. “Me falta gasolina. Estoy creciendo al 20% de lo que lo podía hacer”, explica con vehemencia. “Tengo la fuerza de ventas que puedo pagar, no la que querría”, añade. “Europa está necesitada de empresas como esta, con toda humildad, porque cada semana tengo peticiones de ofertas de compañías francesas, italianas y alemanas que no puedo atender”. Produce 32.000 unidades en cada turno de ocho horas, bastante por debajo de sus expectativas (38.000-40.000 unidades) y por también debajo de las especificaciones de la máquina made in China que compró en abril del año pasado. De hecho, aunque ahora parezca una paradoja esta industria es nueva en nuestro país. “Hasta el verano pasado no había en España ninguna ingeniería que hiciera maquinaría para hacer mascarillas”, informa Alonso. Ahora hay al menos dos empresas que sí lo hacen. Una se encuentra en Sevilla, se llama And&Or, y está dirigida por los hermanos Ortega, hijos del fundador Antonio Ortega. La otra se halla en el País Vasco y forma parte de la Corporación Mondragón.

Alonso critica con firmeza la falta de ayuda pública e incluso privada bancaria española a proyectos como el que gestiona. “¿A qué esperan las autoridades españolas para impulsar una industria que hoy es imprescindible y que ha venido a quedarse?” Y pone el siguiente ejemplo: “Si hubiera montado esto en Portimão, en Portugal, el 50% de la inversión me habría salido a cero por subvención pública”. Incluso ve factible atrapar parte del mercado europeo, creando una fábrica a nivel continental. “Y ofrecer al Gobierno de España el 49% como marco de una colaboración público privada”, destaca.

Hasta la llegada del virus, las mascarillas eran un producto muy poco empleado en las calles. “Creo que el uso de la mascarilla quirúrgica será constante y obligatorio en el Espacio Schengen, en los medios de transporte, hospitales, lugares cerrados como cines. Saldrás a la calle, como pasa en Asia, con una mascarilla en el bolsillo. El 60% de la población global la va a usar”, estima convencido.

Safe Iberia es el único fabricante español que posee todo el proceso productivo de mascarillas quirúrgicas, desde su confección hasta su almacenamiento y distribución, desde la materia prima hasta el cliente. El objetivo de Alonso es crear una marca de referencia sanitaria; ya trabaja a tope en una nueva gama de productos cosméticos y acaba de presentar sus primeras cremas. Habiendo dirigido un laboratorio de industria dermatológica, conoce también el sector farmacéutico y cree que el “farmacéutico es un prescriptor en sí mismo”.

Su firma es el único fabricante europeo, entre los 11 reconocidos y homologados, que entrega un producto personalizado y emblistado en monodosis, con todas las unidades independientes, para favorecer una mayor higiene, comodidad y mantenimiento de estas. Todas sus mascarillas poseen tres certificados (EUROFINS; Marcado CE para productos sanitarios, según la Directiva 93/42/EEC; y la norma europea UNE-EN 14683:2019+AC), lo que las convierte en las de mayor calificación del mercado europeo.

Alonso subraya que Safe Iberia es capaz de entregar cualquier producto de su muestrario entre 24 y 48 horas en cualquier lugar de España. No es, por supuesto, el único fabricante nacional. Ahí están Euromascarillas en Toledo, Pi Medical en Badajoz o Vitalfarma en Valencia.  La competencia es muy dura.  “Si tuviera que entrar en la guerra del precio, no podría fabricar en España”, admite, especialmente por los costes laborales. El coste-hora en China está en los 7-8 dólares y aquí ronda los veintitantos. “Aquel que está solo vendiendo por precio está condenado a morir”, remacha.  

En noviembre de 2020 Safe Iberia y otras empresas del ramo crearon la Asociación de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIs; Alonso pretende que esta Asociación de nuevo cuño exija la homologación y certificación de esos productos y que este mercado termine intervenido, es decir, con precios mínimos fijados, como ocurre más o menos con los de la luz o los del transporte naviero.

Además de las quirúrgicas, Safe Iberia también comercializa mascarillas FFP2, pero para Alonso son un “producto de moda” que será pasajero y desaparecerá tarde o temprano.  

Tras los sonados engaños de los chinos, el mercado de fabricantes de mascarillas se está ordenando, indica el director general de Safe Iberia, y están saliendo de él aquellos que pensaban que esto era fácil, comprar la máquina y apretar una tecla. “Quedará solo un tercio de la actual industria de material sanitario, muy profesionalizada, pero muy desatendida”, anuncia el emprendedor, quien recuerda que en verano pagaba por un contenedor 8.000 dólares y ahora sólo 1.600.

Alonso no ve con buenos ojos el actual estado de la industria española en general y considera que el empresariado tiene mucha responsabilidad en ello.

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