REPORTAJE

¿Qué riesgos laborales conlleva la aplicación de la Inteligencia Artificial a la industria 5.0?

La industria se está viendo afectada por cambios cada vez más rápidos en la forma de trabajar y con periodos de adaptación cada vez más cortos. En este sentido, el proceso de adopción de las tecnologías propias de la industria 5.0 -fabricación aditiva, inteligencia artificial, visión artificial, big data, ciberseguridad, internet de las cosas (IoT), robótica y realidad virtual y aumentada- puede aumentar el estrés o la ansiedad de los empleados, desencadenando el miedo a perder el trabajo, la pérdida de control sobre su futuro empleo o la sensación de estás más controlados. Son los llamados riesgos psicosociales, mucho más patentes que los físicos, químicos, biológicos, mecánicos o ergonómicos.

Esta es, probablemente, una de las conclusiones más destacables de la jornada técnica celebrada este jueves 24 en la sede central del Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo (ISST) con motivo de la Semana Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se conmemora cada año en el mes de octubre.

Tanto Beñat Landeta, profesor de la Facultad de Ingeniería de Bilbao de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), como Jorge Martín, técnico superior del Centro Nacional de Verificación de Maquinaría (CNVM), ubicado en Vizcaya y adscrito al ISST, desplegaron sus argumentos científicos para explicar no solo las oportunidades sino también los efectos indeseados que conllevan estas tecnologías.

Nadie duda de las ventajas de estos desarrollos disruptivos, entre las que destacan que reducen el número de procesos necesarios, mejoran el entorno del trabajo, reducen los tiempos de procesamiento, los recursos y las herramientas necesarias, mejoran la gestión de las operaciones, facilitan la personalización masiva, reducen los plazos de entrega, aumentan la productividad, ayudan a controlar la información, facilitan l mantenimiento predictivo, permiten la detección en tiempo real…    

Pero ahora toca hablar de las desventajas. Y otra idea dominante en la jornada titulada La prevención, clave en la Industria 5.0 es que todas las tecnologías examinadas, a excepción de la IoT, provocan nuevos riesgos emergentes, ya sean mecánicos, químicos o biológicos, según declaró Landeta.

Martín dijo en su ponencia que, aunque está convencido de que la transformación digital y la IA pueden ser una “oportunidad gigantesca para prevenir riesgos laborales”, existen “evidencias científicas” sobre los riesgos que desencadena la gestión algorítmica, entendida esta como “el uso de algoritmos programados para coordinar a trabajadores”, es decir, como una “nueva forma de organización del trabajo” que sirve para monitorizar el trabajo y para coordinar horarios y tareas. A modo de metáfora, Muñoz comparó la irrupción de la IA con el nacimiento del fuego, que calienta y cocina, pero también quema.

Según él, la gestión algorítmica genera o puede generar una intensificación de los ritmos de trabajo, pérdida de control y de autonomía, soledad y aislamiento social. “A los que hacemos psicosociología, todo esto nos suena muchísimo. Son factores de riesgo psicosocial clásicos”.  Esta gestión algorítmica, subrayó, está asociada a más estrés, depresión o ansiedad, a más fatiga, lo que supone más posibilidades de accidentes laborales. Además, subrayó el especialista, “el estrés es más probable cuanto más intensa es la gestión algorítmica”. Y el estrés también se asocia a la complejidad del trabajo, desempeños que están bien remunerados y tienen niveles educativos altos. En síntesis, la gestión algorítmica no solo puede generar riesgos psicosociales sino también poniendo más exigencias de pensamiento o cognitivas a los trabajadores.

La encuesta europea de empresas sobre riesgos nuevos y emergentes (ESENER) de 2019 de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) ya encontró pruebas de que el aumento del uso de las tecnologías digitales en el lugar de trabajo está vinculado a riesgos psicosociales, como la premura de los tiempos, la mala comunicación o cooperación, la precariedad laboral y el trabajo en turnos largos u horarios irregulares.

La EU-OSHA fue creada por la Unión Europea en 1994 y tiene su sede en Bilbao, para contribuir a hacer de Europa un lugar de trabajo más seguro, saludable y productivo.

Además, en la encuesta OSH Pulse de 2022 de la mencionada EU-OSHA, las personas entrevistadas afirmaban que con las tecnologías digitales trabajan en soledad (44 %), se sienten más vigiladas en el trabajo (37 %), ven reducida su autonomía en el trabajo (19 %), la velocidad o el ritmo de trabajo les viene impuesto (52 %) y su carga de trabajo aumenta (33 %).

Los datos de la encuesta OSH Pulse de 2022 de la EU-OSHA muestran que las personas que trabajan en casa declaran haber experimentado un aumento de la carga de trabajo (33,2 %), de la velocidad o el ritmo de trabajo que viene determinado por las tecnologías digitales (61,2 %), del aislamiento social (56,8 %) y de la presión de tiempo o la sobrecarga de trabajo (46,9 %) con mayor frecuencia que la población activa total.

Panel de expertos reunidos en el Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo (ISST).

Begoña Urien, subdirectora del Departamento de Psicología de la Universidad de Navarra (UNAV), también hizo hincapié en los riesgos psicosociales. En su opinión, los cambios tecnológicos (IA), los organizativos (teletrabajo) y en las funciones afectan a los empleados en gran medida ya que:

1.- Aumentan la complejidad del trabajo con tareas cognitivas y emocionales, con quehaceres que son percibidos como carentes de valor añadido. De hecho, las tareas de vigilancia y control de operaciones implican un estado de alerta prolongado     

2.- Reducen la experiencia de control sobre el trabajo. Es lo que popularmente se conoce como “látigo digital”, hecho que se produce cuando las empresas delegan el tratamiento y el uso de la información en la toma de decisiones a algoritmos o a IA. Estos sistemas se utilizan para distribuir tareas, programar actividades, evaluar el trabajo o, incluso, contratar o despedir.

3.- Amenazan el vínculo psicológico entre los empleados y la organización -el llamado contrato psicológico-, generando frustración y una percepción de deshumanización del trabajo.

“La rapidez de estos cambios se asocia con el malestar físico y psicológico, que facilita el absentismo y las bajas laborales largas”, señaló Urien durante su presentación.        

 Eva González, investigadora y docente de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), aprovechó la oportunidad de las jornadas para explicar un estudio sobre hiperconectividad y seguridad y salud en el trabajo y enumeró una serie de riesgos psicosociales asociados a ese tipo de comportamiento:

  • Disponibilidad constante.
  • Conciliación trabajo-familia.
  • Falta de autonomía, lo que es una paradoja.
  • Sobrecarga de trabajo.
  • Relación interpersonal y apoyo social.

Estos riesgos pueden desembocar en el tecnoestrés, el burn-out (la sensación de estar quemado) o la falta de bienestar físico, con problemas de sueño, ansiedad y depresión.

Landeta, González, Urien y Martín participaron en una mesa de debate posterior a una conferencia pronunciada por Cristina Santamaría, profesora del ESIC especializada en IA. Para ella, la Inteligencia Artificial “va a ser algo ubicuo” y ya está presente en la gestión de la información (big data), la atención al cliente, la fabricación, el mantenimiento y limpieza, la logística, y la monitorización y detección.

En cuanto a los riesgos de la IA, Santamaría se refirió a la baja calidad de los modelos actuales que, en plena carrera de proveedores, provoca “errores o alucinaciones”. Otro peligro apunta a la falta de transparencia y al efecto caja negra, esto es, que el sistema algorítmico o de IA sea desconocido o incomprensible para quien lo utiliza. La caja negra es algo “bastante peligroso”, advirtió Santamaría. La ciberseguridad es otro desafío, probablemente el que más preocupa a la industria 4.0, es decir, la amenaza de que la IA ataque a otras IA. Y el cuarto lo grandes representa la regulación y la gobernanza, que están en proceso.  

Santamaría formuló cuatro preguntas: ¿Se perderán empleos? ¿Afectará negativamente al medioambiente? ¿Lograremos combatir el sesgo algorítmico?  ¿Entraremos en una fase de hipervigilancia? A la primera no hay una respuesta clara, consideró.  

La IA es un “avance increíble” y “bien utilizada es una mejora”, admitió a industry TALKS Pilar Ituero de la Calle, secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT Federación de Industria, Construcción y Agro (UGT-FICA). Pero también subrayó que la IA ya se está aplicando en empresas como Amazon no solo para gestionar los ritmos de trabajo sino también para contratar y despedir, lo que provoca “una frustración tremenda”. “No todo vale”, estimó la sindicalista, apuntando al trabajo que en este punto recae sobre los delegados de prevención de riesgos laborales (PRL).

¿Potencian estos riesgos psicosociales la siniestralidad laboral? “Por supuesto”, contesta Ituero de la Calle. “Es una causa importante”, aunque la principal es “una falta de previsión tremenda”. “En muchas pymes la prevención brilla por su ausencia”, denuncia.

Desgraciadamente, la mortalidad por accidente de trabajo ha vuelto a dispararse. Según los datos disponibles, 435 trabajadores han muerto durante los siete primeros meses de 2024. Son 36 personas más que las fallecidas en el mismo periodo del año anterior.

La encuesta europea de empresas sobre riesgos nuevos y emergentes (ESENER) de 2019 de la EU-OSHA ya encontró pruebas de que el aumento del uso de las tecnologías digitales en el lugar de trabajo está vinculado a riesgos psicosociales, como la premura de los tiempos, la mala comunicación o cooperación, la precariedad laboral y el trabajo en turnos largos u horarios irregulares.

Además, en la encuesta OSH Pulse de 2022 de la EU-OSHA, las personas encuestadas afirmaron que con las tecnologías digitales trabajan en soledad (44 %), se sienten más vigiladas en el trabajo (37 %), se reduce su autonomía en el trabajo (19 %), la velocidad o el ritmo de trabajo les viene impuesto (52 %) y su carga de trabajo aumenta (33 %).

Los datos de la encuesta OSH Pulse de 2022 de la EU-OSHA mostraron que las personas que trabajan en casa declaran haber experimentado un aumento de la carga de trabajo (33,2 %), de la velocidad o el ritmo de trabajo que viene determinado por las tecnologías digitales (61,2 %), del aislamiento social (56,8 %) y de la presión de tiempo o la sobrecarga de trabajo (46,9 %) con mayor frecuencia que la población activa total.

El estudio, en el que participaron más de 27.000 personas de todos los Estados miembros de la UE, Islandia y Noruega, evidenció que las tecnologías digitales se utilizan para controlar el ruido, las sustancias químicas, el polvo y los gases en el entorno laboral del 19,2 % de las personas trabajadoras europeas, así como para controlar personalmente la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, la postura y otras constantes vitales del 7,4 % de las personas trabajadoras.

Esta misma fuente señala también que las personas teletrabajadoras tienen menos probabilidades de estar expuestas a la violencia o al abuso verbal por parte de clientes, pacientes, alumnos, o al acoso o intimidación: las personas teletrabajadoras declaran estar expuestas a violencia o abusos verbales solo en el 7,9 % de los casos (15,7 % en el total de la población activa), ya que trabajan sobre todo en empleos que implican una interacción reducida con terceros, y a acoso o intimidación solo en el 4,4 % de los casos (frente al 7,3 % de la población total), ya que el aislamiento social (incluso de compañeros y superiores) puede desempeñar un papel atenuante a este respecto. Cabe mencionar que es menos probable que las personas que trabajan en casa señalen que les falta autonomía o sientan alguna influencia en su ritmo de trabajo o los procesos de trabajo (14,4 %) en comparación con el conjunto global de la población trabajadora.

Entre las actividades que se han celebrado durante la Semana Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, cuyo lema era Trabajos seguros y saludables en la era digital, cabe mencionar, entre otras, proyecciones de películas, eventos en las redes sociales, conferencias, exposiciones, concursos y sesiones de formación.

Organizada por la EU-OSHA y sus socios, cada Semana Europea tiene como tema central el de la campaña y tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de una gestión activa y participativa de la seguridad y la salud en el lugar de trabajo.

Oportunidades y riesgos

La creciente digitalización de la economía y el uso de las tecnologías digitales en el lugar de trabajo ofrecen oportunidades para las empresas y su personal, incluidas aquellas para mejorar la seguridad y la salud en el trabajo. Estas son algunas:

  1. La automatización relega a las máquinas tareas repetitivas, intensivas en mano de obra y peligrosas.
  2. La robótica y la IA apoyan y sustituyen a las personas trabajadoras en entornos de trabajo peligrosos.
  3. Las tecnologías digitales y las tecnologías que mejoran el rendimiento (por ejemplo, los exoesqueletos) facilitan el acceso al mercado laboral de las personas trabajadoras desfavorecidas, como discapacitadas, los migrantes o las que viven en zonas con escasas oportunidades de empleo.
  4. Una mejor supervisión combinada con macrodatos permite intervenciones más oportunas y eficaces.
  5. Las personas trabajadoras que pueden trabajar en casa consiguen una mejora del equilibrio entre vida privada y vida laboral, flexibilidad y autonomía.

No obstante, también existen retos y riesgos para la salud y la seguridad en el trabajo derivados de la aplicación de tecnologías digitales en el lugar de trabajo:

  1. Seguimiento digital, pérdida de autonomía, aumento de la carga de trabajo y presión para lograr un determinado nivel de rendimiento.
  2. Los puestos de mando intermedio se sustituyen por algoritmos que asignan tareas al personal y supervisan su rendimiento.
  3. Pérdida del control del trabajo, fragmentación de los puestos de trabajo en tareas muy sencillas que deben ejecutarse de manera uniforme, reducción del contenido del puesto de trabajo y descualificación de los puestos de trabajo.
  4. Aislamiento del personal, aumento de las interacciones virtuales y pérdida de apoyo entre iguales.
  5. Decisiones incorrectas o injustas sobre el personal derivadas de procesos automatizados o semiautomatizados que utilizan datos o programas informáticos que contienen errores.
  6. Sistemas de incentivos y penalizaciones, y calificación del rendimiento de las personas trabajadoras.
  7. Ausencia de responsabilidades claras en relación con la seguridad y la salud en el trabajo y la aplicabilidad del marco reglamentario vigente en materia de SST.
  8. Movilidad, flexibilidad, disponibilidad veinticuatro horas al día los siete días de la semana y difuminación de los límites entre la vida laboral y la vida privada.

Control de riesgos

Ante estos riesgos relacionados con la creciente digitalización del puesto de trabajo industrial, existen varios caminos a explorar:

  1. Adoptar un enfoque centrado en el ser humano y en el control humano. Esa es, en definitiva, la base de la industria 5.0, la que sitúa la persona en el centro.
  2. Garantizar la igualdad de acceso a la información por parte de las empresas, el personal directivo, las personas trabajadoras y sus representantes.
  3. Consultar a las personas trabajadoras y a sus representantes y conseguir que participen en las decisiones tomadas en relación con el desarrollo, la aplicación y el uso de tecnologías y sistemas digitales. Esto es esencial.
  4. Mantener la transparencia sobre el funcionamiento de las herramientas digitales y sobre sus principales ventajas e inconvenientes. En otras palabras, evitar la ya mencionada caja negra.
  5. Fomentar un enfoque holístico en la evaluación de las tecnologías digitales y sus efectos sobre las personas trabajadoras y la sociedad en su conjunto.

Un enfoque inclusivo de “control humano” es clave para la transformación digital. La IA y las tecnologías digitales deben apoyar, pero no sustituir, el control humano y la toma de decisiones, o la consulta y la participación de las personas trabajadoras. El diseño, el desarrollo y el uso de sistemas digitales de control humano permiten apoyar a las personas trabajadoras, al tiempo que dejan a los humanos el control, garantizando que rasgos como la compasión, la empatía y la preocupación por las personas trabajadoras no se sustituyan por decisiones tomadas por una máquina.

Total
0
Shares
NOTICIA ANTERIOR

Gema Martín, Ellas Vuelan Alto: “Es crucial fomentar vocaciones en STEM desde edades tempranas y garantizar que las mujeres tengan acceso a oportunidades de desarrollo”

NOTICIA SIGUIENTE

La cadena de valor de la celulosa, papel y cartón genera un impacto económico equivalente al 4,3% del PIB nacional

NOTICIAS RELACIONADAS