Defendió Borredá el concepto de independencia estratégica en un contexto internacional que ha generado dudas sobre el grado de autonomía de los países europeos. Es una necesidad para garantizar el bienestar y la seguridad de los ciudadanos, dijo.
Según explicó, los desafíos a esta autonomía son esencialmente seis:
- Dependencia de suministradores externos
- Complejidad Tecnológica
- Coordinación y Cooperación interna
- Dinámicas geopolíticas
- Inversiones y recursos limitados
- Interdependencia económica.
Con respecto a la dependencia del exterior, Borredá mostró gráficos que demuestran que China exporta el 52% de los 137 bienes/recursos que son considerados como estratégicos por la Unión Europea. De ahí que sea “imperativo”, declaró, adoptar medidas para reducir ese desequilibrio.
También subrayó el asesor del MINCOTUR que uno de los problemas es que, dentro de la UE, existen divergencias de opinión entre los Estados miembros a la hora de abordar la autonomía estratégica con países terceros; algunos argumentan que esa independencia puede poner en tela de juicio el libre mercado con terceros.
Las dinámicas geopolíticas entre Estados Unidos, China y Rusia también fueron citadas como un elemento que obstaculiza el objetivo.
¿Qué medidas se pueden adoptar? “No hay una bala de plata”, respondió Fernando Borredá, haciendo referencia a que no existe una solución única, pero sí enumeró una serie de posibles acciones para alcanzar la ansiada autonomía estratégica:
- Diversificación de suministradores y recursos
- Inversión en inversión y desarrollo tecnológico
- Coordinación e integración europea y eficiencia en la gestión
- Diplomacia activa y alianzas estratégicas
- Priorización de inversiones estratégicas
- Gestión estratégica de la producción interna y capacidades en caso de crisis
- Concienciación pública y compromiso ciudadano.