REPORTAJE

Oportunidades y beneficios para la industria textil del PERTE en Economía Circular

El PERTE en Economía Circular ha llamado a la puerta de la industria textil. Hace menos de un mes, concretamente el 26 de febrero, el BOE publicó una orden del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) que establece las bases reguladoras para la concesión de subvenciones, en régimen de concurrencia competitiva, para la ejecución de proyectos y actuaciones que contribuyan de forma sustancial a la transición hacia una economía circular en los sectores textil y de moda.

El siguiente paso normativo, la convocatoria de las ayudas, se publicará en las próximas semanas en el Boletín Oficial del Estado, probablemente antes de que acabe el mes de marzo. El plazo para presentar los proyectos suele ser de dos meses.

Ante una perspectiva tan esperada como esa, el sector textil convocó una jornada informativa para dar a conocer a las empresas interesadas las oportunidades y los beneficios que ese proyecto estratégico aporta.

El evento, organizado por la Asociación de Empresas de Confección y Moda de la Comunidad de Madrid (ASECOM), se celebró el jueves 15 de marzo en la novedosa sede del Centro de Innovación en Economía Circular (CIEC) que el Ayuntamiento de Madrid posee en Vicálvaro.     

Sede del Centro de Innovación en Economía Circular (CIEC) de Madrid.

Dos especialistas de la consultora FI Group, Edgar Victoria y Alberto del Olmo, se encargaron de mostrar las líneas generales de la Orden Ministerial y contestaron a las dudas que lanzaron las personas que asistieron al acto tanto en formato presencial como virtual.

Acudieron a la jornada representantes de pymes del sector, como Félix Alonso, responsable de Calidad y Medioambiente de la compañía Recio, fabricante de vestuario laboral, y de la patronal de la industria textil, como Carmen Torres, secretaria general de la Confederación ModaEspaña y de ASCOM.

La propia Torres subrayó a este diario digital que todas las empresas textiles que participan en el Programa de Circularidad que está haciendo ASECOM con el CIEC fabrican en España y no hacen stock, es decir, que trabajan bajo pedido, lo que reduce considerablemente la posibilidad de prendas no vendidas y que tengan que ser destruidas.

Torres mencionó a la empresa de material textil sanitario Uniformidad Laboral Barberá, afincada en la localidad albaceteña de Almansa, como interesada en las subvenciones del MITECO. 

Las bases reguladoras ya publicadas adelantan bastantes datos significativos de la futura convocatoria. Por ejemplo, las ayudas concedidas tendrán un importe mínimo de 100.000 euros y máximo de 10 millones por proyecto y entidad beneficiaria. La Fundación Biodiversidad, controlada por el MITECO, es la entidad autorizada a revisar las peticiones a las subvenciones.

Las actuaciones subvencionables se agrupan en cuatro categorías: investigación y desarrollo; digitalización para innovar en materia de procesos y organización; incremento del nivel de protección medioambiental de la entidad beneficiaria receptora de la ayuda; y mejora de la gestión de residuos procedentes de terceros.

“El perfil de la firma interesada es tanto pyme como gran empresa, porque, por un lado, la subvención es mejor para la pequeña y mediana empresa, pero también se pide que los proyectos sean más grandes y eso necesita de una gran empresa”, admitió Edgar Victoria a industry TALKS.

“Antes, los proyectos ganadores eran los técnicamente más potentes. La Administración exige ahora un nivel burocrático tan alto que al final gana el proyecto que tenga más permisos, que tenga los papeles en orden…”, explicó Victoria. La potencia técnica del proyecto puntúa como máximo 70 puntos, pero el capítulo de la empresa, es decir, el papeleo, puede recibir hasta 30 puntos, de acuerdo con la ponderación establecida en las bases.  

Esta subvención en concreto es como un concurso y en este caso tiene modalidad competitiva, es decir, no se trata de presentar el proyecto antes de que se acaben los fondos, sino que es preciso que cumpla unos requisitos. Ganarán aquellos proyectos que obtengan mayor puntuación total según unos criterios económicos, ambientales y sociales determinados.

En muchos casos, subrayó Edgar Victoria, se trata de adecuar las inversiones previstas por las compañías a los proyectos financiables y a las condiciones que se exigen como, por ejemplo, los planes de igualdad.

Imagen de la jornada organizada por ASCOM en el CIEC de Madrid.

Los proyectos pueden ser de inversión o de I+D+i. Las subvenciones pueden financiar las amortizaciones de los activos que sean necesarios para los proyectos de I+D+i. Los proyectos de inversión, por su lado, sí engloban la compra de activos durante el desarrollo del proyecto como, por ejemplo, nuevas líneas de reciclaje mecánico.    

El director especialista en Fondos Europeos y Sostenibilidad en el Banco Sabadell, Santiago Ribera, informó someramente sobre los detalles financieros de las operaciones, dado que la Comisión Europea encargó a las entidades bancarias canalizar las inversiones en economía circular a través de avales, préstamos y otros instrumentos.

En concreto, Ribera indicó que la financiación puede ser con aplicación a sostenibilidad o vinculadas a sostenibilidad. Ambas tienen características particulares. La primera es la más evidente, para proyectos verdes, es decir, alineado con la taxonomía (diccionario vivo) de la Unión Europea. Se exige una trazabilidad de los fondos (su destino), una documentación acreditativa y una cuantificación. Eso les da posibilidad a los bancos a dar precios bonificados. En el segundo tipo de financiación, la vinculada a la sostenibilidad, la empresa llega a un acuerdo con el banco para alcanzar un objetivo. En la medida que la empresa acredita el avance hacia ese objetivo, se ajusta el precio de la financiación.

El preámbulo de la Orden TED/167/2024, firmada por la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, considera que “el sector del textil y la moda cuenta con una amplia implantación en nuestro país y requiere de una gran cantidad de recursos, lo que lleva aparejado un significativo impacto en el medio ambiente. Este impacto se agrava con la situación actual en relación con la insuficiente gestión de sus residuos”.

“La principal oportunidad que se presenta en este sector consiste en convertir su circularidad y sostenibilidad en elementos diferenciales que permitan una mayor competitividad de la industria española a nivel internacional, dando repuesta a las crecientes exigencias regulatorias y a las tendencias de consumo. Un sistema textil sostenible proporcionará bienestar y valor a la sociedad a través de la provisión de productos textiles seguros, de alta calidad y asequibles, y contribuirá a la creación de empleos inclusivos con sueldos y condiciones de trabajo justos”, declara el texto normativo.

En términos generales, el PERTE en Economía Circular, aprobado por el Consejo de ministros el día 8 de marzo de 2022, sostiene que el sector textil es “estratégico y prioritario para España”, pero que “debe superar el actual modelo de fast fashion, y facilitar el tránsito hacia modelos más sostenibles (smart fashion)”.

“Los impactos ambientales de la industria de la moda -continúa diciendo el documento- se ven amplificados por su consumo intensivo y agravado por la deficiente gestión de sus residuos. El cambio pasa por afrontar retos tales como el ecodiseño de nuevas prendas que supongan un menor impacto ambiental mediante la reducción del uso de sustancias químicas o el empleo de alternativas más sostenibles, mejorar el tratamiento de los residuos, impulsando la reutilización y el reciclado, no siempre sencillo, y la incorporación de material reciclado a la producción”.

En este sentido, la inversión en infraestructuras y nuevas tecnologías de reciclado resulta fundamental. El PERTE destina específicamente al textil 100 millones de euros. Otros 192 millones están presupuestados para proyectos de impulso a la economía circular en cualquier sector que requiera de apoyo. Los proyectos están encuadrados en cuatro categorías: la reducción del consumo de materias primas vírgenes, el ecodiseño, la gestión de residuos y la digitalización.

Las medidas destinadas al fomento de la economía circular hacen énfasis en impulsar el ecodiseño, promoviendo la reparabilidad y la producción de bienes durables, impulsar la simbiosis industrial, de modo que los residuos de determinadas industrias puedan ser utilizados para otros procesos, generar sinergias entre sectores, y facilitar la reutilización de materiales recuperados de residuos como materia prima en la fabricación de nuevos productos.

Aunque el resumen ejecutivo del citado PERTE afirma que el sector se encuentra “prácticamente ‘a la cola’ en lo que la incorporación de la economía circular en sus procesos se refiere”, también califica de “importante fortaleza la unidad del conjunto de los agentes del sector de cara al logro del objetivo común de incrementar su competitividad en base a las oportunidades asociadas a la circularidad y la descarbonización”.

La industria textil española, en suma, es consciente de que debe activar los resortes necesarios para llevar a cabo la transformación de los procesos de diseño, producción, distribución, reutilización y reciclaje, trazando la cadena de valor desde la producción hasta el final de la vida útil de los productos, con apoyo de la digitalización.

El acto informativo sobre las oportunidades del PERTE en Economía Circular también incluyó la presentación del Observatorio del Sector Textil y de la Moda, constituido como un instrumento de transformación sectorial sobre los principios de sostenibilidad y circularidad enmarcados en la estrategia 2030 europea y española para la industria textil y de la moda. La presentación corrió a cargo de su propio director, José Monzonis.

Monzonís recordó que en la página web del Observatorio están disponibles 14 tipos de modelos de proyectos para solicitar fondos europeos. Esos proyectos tipo cubren un amplio espectro de actuaciones como el desarrollo de nuevos materiales textiles, la industrialización de nuevas tecnologías, el desarrollo de nuevas soluciones de trazabilidad, la construcción de plantas para incorporar materiales alternativos, para automatizar procesos de reciclaje mecánico y/o para implementar nuevas soluciones de reciclaje químico.     

La industria textil es un sector muy importante para la Unión Europea y la economía mundial. En 2022, el sector textil y de la confección de la UE volvió a su nivel anterior a la pandemia de Covid-19 con una facturación de 167.000 millones de euros, un aumento del 14 % en comparación con 2021. El sector textil y de la confección de la UE emplea a 1,3 millones de personas en 192 000 empresas, según EURATEX, la patronal sectorial a nivel continental.

En 2022, los hogares europeos gastaron alrededor de 282.000 millones de euros en ropa, una media de 630 euros per cápita, lo que en total y a precios corrientes supone un aumento del 15 % con respecto al año anterior, según los datos de Eurostat.

El porcentaje de textiles y prendas de vestir vendidos online fue del 11% en 2020, más del doble que en 2009, cuando era del 5%. La ropa, incluida la deportiva, el calzado y/o los accesorios son, con diferencia, la categoría más popular de productos físicos comprados por Internet. Los artículos de estas categorías ocuparon las preferencias del 68% de los compradores en 2022.

En la UE, los consumidores que han comprado un producto o servicio online tienen derecho a cancelar y devolver su pedido en un plazo de 14 días sin justificación. Para los productos comprados en una tienda, sin embargo, no existe ningún derecho legal de devolución de productos para cambio o reembolso a menos que el artículo esté defectuoso. No obstante, muchas tiendas permiten voluntariamente a los clientes devolver o cambiar productos durante un período de tiempo determinado.

La tasa de devolución de los productos vendidos online es hasta tres veces mayor que la de los productos vendidos en tiendas físicas. Además, con el crecimiento del comercio electrónico, las tasas de devolución también han aumentado. 

Las tiendas web pequeñas y medianas tienen una tasa de retorno significativamente menor que las medianas y grandes. En general, los adultos jóvenes, de entre 18 y 24 año, tienen la tasa de devolución de productos más al, tasas que decrecen a medida que el grupo seleccionado tiene más edad.

En general, en Europa, la tasa media de devolución de prendas de vestir se estima en un 20%, es decir, se devuelve una prenda de cada cinco.

Un análisis de más de 1.000 registros de artículos devueltos de Galaxus, el mayor minorista suizo en línea, también indica que los productos de mayor precio tienen más probabilidades de ser devueltos.

Los procesos de devolución de productos suelen ser complejos, normalmente abarcan diferentes ubicaciones y pueden tardar hasta semanas en completarse. Esa complejidad tiene un impacto significativo en el potencial de reventa, especialmente para productos de temporada y de moda rápida, y podría conducir a reducciones significativas del precio de venta original (rebajas). Los costes de la gestión de las devoluciones son sustanciales e incluyen logística, clasificación y manejo de devoluciones, reemplazos o reembolsos, atención al cliente y depreciación de activos por rebajas, liquidación o destrucción. Muchos minoristas incluso desconocen los verdaderos costes de las devoluciones que tramitan. Según un estudio realizado por el Instituto de Moda Positiva del British Fashion Council, a un minorista le cuesta aproximadamente entre el 55% y el 75% del precio minorista de un producto procesar cada devolución online. Esto se debe principalmente al elevado número de pasos que requieren mucha mano de obra.

Además de los grandes volúmenes de productos devueltos procedentes de las ventas en línea comentados anteriormente, también hay grandes volúmenes de textiles sin vender. Esos productos textiles no se venden online ni en tiendas físicas. Eso se debe a menudo a los rápidos cambios de la moda y a los numerosos diseños nuevos que se lanzan al mercado a lo largo de un año.

La industria textil y de la moda, en particular la fast fashion, se caracteriza por una gran variedad de productos producidos. A esta característica también se le llama diversificación de productos en cuanto a estilos, colores y tamaños, así como diferencias entre temporadas. Desde la perspectiva del consumidor, esta diversidad ofrece opciones y más libertad de elección. Sin embargo, cuanto más diversa es la cartera de productos, estilos, colores y tamaños, más difícil es predecir correctamente cuánta se venderá en una temporada actual. Estas dificultades en la previsión pueden dar lugar a un exceso de existencias, por ejemplo, cuando una marca pide más productos de un determinado color, que resulta no ser tan popular como se esperaba o cuando una tendencia cambia antes de que se vendan los productos, volviéndolos obsoletos. Las ventas de artículos de temporada, como abrigos de invierno, se ven afectadas por las condiciones climáticas de esa temporada.

Las marcas, especialmente las del sector de la fast fashion, a menudo prefieren el exceso de existencias para reducir el tiempo de entrega y evitar el riesgo de no poder satisfacer la demanda y no generar las ganancias correspondientes.

Taller de confección textil.

Actualmente faltan datos abiertos y transparencia sobre el manejo de productos textiles devueltos y no vendidos en Europa; el tamaño general y el alcance del impacto de la destrucción de productos textiles siguen siendo una incógnita. Los que está claro es que la práctica de destruir ropa y otros productos textiles devueltos y no vendidos ha estado sucediendo en la industria de la moda desde al menos la década de los 80 del siglo pasado.

La destrucción de devoluciones de clientes y textiles no vendidos tiene impactos ambientales y climáticos directos. Estos surgen de los procesos de gestión de devoluciones y textiles no vendidos, y de la destrucción misma. Es importante destacar que también existen impactos indirectos por su producción original, incluso si nunca se utilizan.

Las devoluciones de los clientes dan lugar a una serie de procesos, todos los cuales implican consumo de recursos y energía, es decir, reenvasado, transporte, clasificación y otras actividades relacionadas, y el uso de espacio, que requiere luz y calefacción. La distancia que recorren las mercancías devueltas puede ser muy superior a los 1.000 kilómetros debido a que los centros de consolidación, las ubicaciones de clasificación avanzada y reposición están repartidos por diferentes países. Sin embargo, solo el 3% de las emisiones nocivas para el medio ambiente procedentes de los textiles tienen su origen en la distribución y el comercio minorista. Esto significa que el transporte adicional y otras actividades involucradas en el proceso de devolución deben ser significativos para que sus emisiones superen las de la producción de un nuevo producto.

Los textiles no vendidos están asociados con impactos ambientales y climáticos directos e indirectos. Estos impactos incluyen el uso de energía relacionado con el almacenamiento y el transporte adicional al final de un período de ventas cuando los excedentes se devuelven a los almacenes, desde donde a menudo se transportan nuevamente para venderlos con descuento a través de otros canales o para ser desechados. La destrucción mediante incineración no solo libera CO2, sino también otros contaminantes atmosféricos, dependiendo de lo técnicamente avanzada que esté la incineración.

Una gran parte de los productos no vendidos finalmente se exporta fuera de Europa. La mayoría de estos acaban en África y Asia, destinados a su reutilización o reciclaje. En África, sin embargo, hay fuertes indicios de que una gran parte acaba como residuo, principalmente en vertederos a cielo abierto, o se incinera al aire libre, liberando toxinas directamente sin filtrar.

Según un reciente informe de la Agencia Europea de Medioambiente (EEA), el impacto climático de la destrucción de productos no vendidos puede ser calculado multiplicando la masa de textiles destruidos por el impacto ambiental de producir un kilo de textiles nuevos.  

En primer lugar, la masa de textiles destruidos se calcula en función de la cantidad total de consumo aparente -es decir, la producción más la importación menos la exportación- de productos textiles en la UE en 2020, que ascendió a 6,6 millones de toneladas, y la proporción de destrucción de la masa total de ventas online y de la masa total de productos puestos en el mercado (stock), que oscila entre el 4% y el 9%. Con esas premisas, la estimación de material textil destruido en 2020 se situó entre las 264.000 toneladas y las 594.000 toneladas.

El impacto climático de la destrucción de estos textiles se calcula teniendo en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción textil que se originan en la manufactura de las fibras. Esto varía entre 0,5 kilos y 9,5 kilos equivalentes de CO2 por kilo de fibra. Eso no incluye el impacto de los pasos consecutivos del proceso de producción, es decir, el hilado, el tejido, el teñido, la confección y el acabado. Este rango tan amplio se debe a que la producción de fibras emite distintas cantidades de gases de efecto invernadero. 

El rango de emisiones se combina con el rango de volúmenes de material textil destruido. Si se multiplican las menores emisiones de CO2 por la menor proporción de destrucción eso arroja una estimación de 132.000 kilos de CO2 equivalente por kilo de fibra. Por el contrario, si se calcula la mayor proporción estimada de destrucción con las mayores emisiones de gases de efecto invernadero posibles, la destrucción es responsable de 5,6 millones de toneladas equivalentes de CO2. Esta última cifra es comparable a las emisiones de un millón de automóviles de gasolina circulando durante un año o a las emisiones netas totales de Suecia en 2021. “En realidad, es probable que las estimaciones se acerquen al extremo superior del rango presentado”, admite documento de la EEA ya que el rango de emisiones no tiene en cuenta la producción de prendas de vestir y es probable que la proporción estimada de destrucción sea una subestimación.

Máquina tejedora en una fabrica textil

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