¿Qué es inAtlas?
inAtlas tiene un doble nombre. Ese es el nombre comercial de la empresa y el nombre de una aplicación. InAtlas es un acrónino de Intelligence Atlas, una empresa que se creó para aglutinar dentro de una plataforma tecnológica datos de carácter geoespacial a nivel nacional. Y como aplicación, inAtlas es un producto de geomarketing, de inteligencia de negocio, que aglutina información de diferentes fuentes, principalmente información mercantil de las empresas, que tiene incluido más bases de datos, para ayudar a las empresas a la prospección comercial -quién- y a mejorar la localización -dónde- de un local, distribuir tu fuerza comercial o dónde localizar a la competencia en un sentido genérico. Esto lo hacemos para diferentes sectores. Lo que hacemos es licenciar un modelo de negocio, una plataforma en SAS que permite hacer análisis de datos en el territorio o descargar datos directamente. Es una aplicación de geomarketing en SAS, que se licencia como tecnología y como dato. Por un lado, tenemos datos mercantiles; por otro, sociodemográficos, catastrales, de oferta inmobiliaria, datos sectoriales que vamos incluyendo y adaptando en función del cliente.
¿Qué clientes industriales tiene inAtlas?
El mundo industrial es muy amplio. Por sectores, en el agroalimentario que está muy concentrado en lo que son grandes cooperativas y, por tanto, como productores, hay transformadores de material y exportadores. Hemos abierto una base de datos worldwide y la exportación en el mundo agroalimentario está siendo un vector interesante de casos de negocio, porque estamos mezclando información de datos globales de empresas con clientes finalistas. Están el comercio al por mayor y las grandes cadenas de distribución. La forma de darle valor añadido es que hemos introducido el dato de Exportalia, que es una empresa de datos que tiene las partidas arancelarias. Es un dato mensual de qué producto y en qué volúmenes se exporta desde España a cualquier lugar del mundo. Eso te permite tener una monitorización e identificar los países objetivo que pueda tener cualquier cooperativa que exporta. Como somos un país exportador agrario, está teniendo muchas salidas de origen y de destino.
A nivel industrial, tenemos empresas concretas. Por ejemplo, a Würth le interesaría saber los posibles consumidores de sus productos que son a su vez empresas industriales. Tenemos la base de datos de todos los polígonos industriales de España, que es una forma de segmentar territorialmente la base de datos de empresas. A ellos les interesan todos los proveedores o consumidores de sus productos que estén en un polígono industrial o en una determinada área de influencia. Tener la cartografía de los polígonos industriales les permite segmentar claramente a nivel territorial dónde están sus potenciales clientes. El caso de uso es muy sencillo. Ellos cargan su base de datos de clientes vía CIF, es decir, identificador único, con la dirección porque puede estar en una sucursal. Lo que hacemos con la cartera de clientes es identificar sus perfiles, porque la enriquecemos con el dato mercantil. Te digo su facturación, EBITDA, empleados, fondo de maniobra; su estado financiero; por tanto, cuán buena o mala es tu cartera para pagarte y a partir de ahí te digo el perfil de las empresas potenciales compradoras tuyas. Eso, además, lo damos geolocalizado con el atributo de un polígono industrial.
Igual que Würth tenemos otros clientes como Security Direct. Los casos son muy similares.
¿Cómo ven el negocio del Big Data? ¿Hacia dónde va?
El Big Data no deja de ser una tecnología, más que un negocio. Big Data son grandes cantidades de datos que te habilitan a gestionarlos para hacer una serie de funciones también tecnológicas que, al final, terminen en un producto determinado para vender a alguien. Por ejemplo, Telefónica tiene grandes cantidades de datos, tiene tecnologías Big Data y lo que termina es haciendo un producto de movilidad a partir de los datos de telefonía móvil. Aquí la clave son dos cosas: primero, la calidad del dato y luego el caso de estudio.
El gran debate no es cuántos datos tenemos sino cómo soy capaz de monetizar esos datos y crear un producto de valor que ayude a las empresas y a la sociedad. Eso es muy importante, porque conozco gente que ha trabajado con gran cantidad de datos y al final ha tenido que cerrar. A veces nos ofrecen bases de datos a unos precios desorbitados, fuera de mercado, porque no entienden por cuánto las pueden vender. Nosotros hemos creado aplicaciones finalistas para dar servicio a alguien que lo puede pagar. Para mí la clave es conseguir encontrar algo que genere valor y que te lo pueda pagar alguien porque tiene un ROI, un retorno de inversión concreto.
La gente que tiene muchos datos está empezando a editarlos, a transformarlos para que sean útiles. Y ahí los precios bajan. Te gastas el dinero en la infraestructura y a mi me das un dato masticado, cocinado, porque a mí no me hace falta el dato tan grande. A mí me hace falta un dato editado que muestre una recurrencia, un indicador que sea útil a mi cliente y esté dispuesto a pagarlo.
Si bajamos al nivel industrial, nosotros tenemos un acuerdo porque formamos parte del grupo INFORMA y tenemos el dato que viene del Registro Mercantil. INFORMA se gasta cerca de nueve millones de euros anuales en comprar las cuentas anuales y tiene una serie de herramientas de seguimiento del dato de 180 fuentes para ver el estado de vida de las empresas: concurso de acreedores, hoja registral, problemas judiciales… Y esa base de datos la monetiza de muchas formas y una de ellas es a través de un producto como inAtlas.
Nosotros hacemos operaciones de Big Data con tecnología propia para estimar cuántas personas pasan delante de un local cada día. Ahí tenemos mucha información de telefonía, de aplicaciones, información turística que calcula la cifra con un algoritmo. A un industrial eso le sirve de poco, por eso nos interesa el Retail.
Quisiera señalar que estamos montando un producto con los aranceles y todas las empresas a nivel global gracias a la información de Dun&Bradstreet (D&B), que posee una base de datos de más de 500 millones de registros; es un producto de geomarketing global con los datos de todas las empresas del mundo. Eso puede ser muy atractivo de salida. Ya en el mundo de la exportación.
¿En qué áreas industriales están monetizando ese dato agregado?
Hay situaciones que te permiten encontrar un nicho de mercado. Un ejemplo. En las energéticas está habiendo un impulso con respecto a las renovables y principalmente a las plantas solares. Como tenemos incluido el catastro, las distribuidoras eléctricas nos piden la herramienta para identificar sitios dónde poner las placas solares, las empresas que puedan consumir de forma directa con mucha facturación y tamaño en polígonos industriales, dónde están las subestaciones eléctricas, que son cuatro mil y pico en todo el país. Tenemos clientes grandes y pequeños. Esto ocurre porque hay un cambio legislativo lo que provoca una oportunidad.
¿En qué nivel de digitalización se encuentra la sociedad y la industria españolas?
Estamos mucho más avanzados de lo que la gente piensa. Va por sectores. Y por concentraciones territoriales. No es lo mismo estar en un sector 4.0 de industria avanzada, aquellas de cierto volumen en donde se está introduciendo innovación tecnológica (automatización de procesos) y digital. Y luego están las que se nutren de la innovación de alrededor, son las potenciales industrias 4.0. Es verdad que hay empresas muy intensivas que tienen que ver con la fabricación.
Es curioso lo increíblemente digitalizado que está el sector agroalimentario. Hay ejemplos brutales. En el sector del aguacate han invertido cantidad de dinero en la digitalización, tanto del campo como de la transformación. Con tecnologías de Inteligencia Artificial para elegir el producto, para la distribución. La tecnología entra en toda la cadena de valor industrial. ¿Cuáles son las empresas que se están aprovechando más? Las que están concentradas en las grandes áreas metropolitanas, que están cerca de la infraestructura de I+D. Hablo del área metropolitana de Madrid, Barcelona, Málaga, Valencia, Bilbao, Sevilla… Están en cruces logísticos de primer nivel. La lógica territorial parece baladí, pero es muy importante.
Las industrias se concentran en las grandes ciudades por dos cosas: porque son grandes consumidoras y porque es donde terminan las grandes redes de transporte terrestre (tren, carretera) que se unen a los puertos. Ahí están el puerto de Algeciras o el cruce logístico de Zaragoza. Aunque sorprenda, la localización tiene que ver mucho en los lugares de transformación.
Debemos reflexionar sobre el hecho de que la pandemia ha hecho girar muchas mentalidades y políticas a nivel europeo. Se han dado cuenta de que fue un error estratégico la deslocalización de la producción industrial, que se fue a China principalmente. Desde la pandemia hay una clara estrategia en Europa para desglobalizar, traer la producción industrial a Europa. Eso se ha convertido en unas ayudas económicas de primer nivel. Y es una oportunidad brutal para la innovación, la digitalización, la reconversión de los polígonos industriales. Es un atractivo. Es un gran reto.
En este sentido, una de nuestras carencias es nuestra red de transporte por ferrocarril. Es una laguna importante. En carreteras somos un país vertebrado. Y tenemos una buena red de polígonos industriales. Y la futura Ley de Industria, que no se ha aprobado todavía, define por primera vez las áreas industriales. Por tanto, no hay ayudas para reconvertirlas ni una visión territorial del papel fundamental que juegan a nivel industrial y logístico. El futuro pasa por que esas áreas se unan al I+D para generar una industria de cada vez más valor añadido.
Ustedes trabajan en estrategia empresarial… ¿Cómo será la industria del futuro, la Smart Factory?
Por sectores, el de la automoción, que es apasionante, tiene muchas derivadas territoriales. Es un sector que es una forma de movilidad y de sostenibilidad, que va a transformar radicalmente nuestras ciudades. Dentro de unos años, no muchos, tendremos espacios de movilidad que no vamos a necesitar, porque no habrá tantos coches. Ese cambio es un gran reto.
La agroalimentaria también será clave, porque no dejaremos de comer nunca. Con el debate de no traer la comida de muy lejos, un debate complicado porque somos muchos para comer. Su distribución y su transformación son retos apasionantes.
La farmacéutica tiene muchas menos implicaciones territoriales. Es la más avanzada desde el punto de vista tecnológico. Es un ente propio. Tiene sus propios tiempos de innovación.
Tampoco podemos olvidar el debate del uso de la Inteligencia Artificial y del Machine Learning, que no deja de ser una derivada de la Inteligencia Artificial.
Creo que en el futuro estaremos más cerca de China que de Europa, más allá del debate democrático, de seguridad, de profesiones, de empleo. Me refiero a la extraordinaria automatización.
Ya sabe que China hace, Estados Unidos innova y Europa limita.