REPORTAJE

La Inteligencia Artificial, catalizadora de los procesos industriales y necesitada de talento y un marco regulatorio

La Inteligencia Artificial forma parte muy destacada de la revolución tecnológica silenciosa pero imparable que está provocando una notable transformación en la sociedad, en la economía y, consecuentemente, en la industria. La IA es una tecnología disruptiva y con un enorme potencial de crecimiento que plantea incertidumbres al mercado laboral y preguntas al mundo de la ética. Sus aplicaciones, incluidas las industriales, parecen casi infinitas, pues tienen cabida en prácticamente todos los sectores productivos. Su impacto y calado son enormes, pero necesita más talento y un marco regulatorio preciso, aunque en este aspecto Bruselas ya está trabajando en uno.

Pese a su futuro prometedor, la Inteligencia Artificial se enfrenta a retos notables. La falta de profesionales y las consecuencias éticas que puede producir el uso de algoritmos avanzados son dos de ellos. Ahí está el debate en lo que se refiere al uso de los datos (privacidad, compartición y protección), su aplicación en la sociedad, o la utilización que se puede hacer por parte de empresas y/o particulares de estas tecnologías.

Cuestiones como el sesgo de género o de raza están muy vinculadas con los datos con los que se entrenan estos sistemas de Inteligencia Artificial. Si los datos tienen este tipo de sesgos, posiblemente, la IA también los tendrá, por eso es importante poner en marcha una estrategia de datos basada en la responsabilidad y en la diversidad.

Pero, ¿cómo está el panorama en España? ¿Cuán importante es la penetración de la IA en el tejido industrial nacional?

A finales de 2019 el entonces Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (ahora solo Ciencia e Innovación) difundía un mapa que recogía el estado actual del ecosistema de IA en nuestro país. El mapa estaba desplegado en una página web adscrita al FECYT, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, pero ahora no está accesible.

Mapa de capacidades de tecnologías de Inteligencia Artificial difundido por el Gobierno central.

El gráfico incluía empresas, administraciones públicas, centros de educación superior e instituciones privadas sin fines de lucro que investigan, desarrollan, utilizan o prestan servicios con tecnologías de Inteligencia Artificial.

A fecha de entonces el mapa ministerial enumeraba 154 entidades de lo más diverso. Entre ellas estaban Accenture, el BBVA, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Dirección General de Tráfico (DGT), el Basque Center for Applied Mathematics (BCAM), el Barcelona Supercomputer Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), Aicox Soluciones, Avansis, Biyectiva…

También había, por supuesto, universidades de prácticamente todo el territorio nacional que aplican esta tecnología revolucionaria y puntera en sus investigaciones y desarrollos. Era el caso de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad de Salamanca (USAL), la Universidad de Vigo (UVigo), la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (UPF) o la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Investigadores de este último centro superior, por ejemplo, han desarrollado una herramienta de IA que detecta a los estudiantes en riesgo de suspender. Lo hace mediante el análisis de grandes conjuntos de datos y la aplicación de algoritmos que aportan modelos predictivos sobre cómo progresará el estudiante.

Dos años después de aquello, en diciembre de 2021, la Asociación Profesional de Inteligencia Artificial & Datos (AI-Network) y la revista Big Data Magazine, en colaboración con la firma Iberinform, filial de la compañía de seguros Crédito y Caución, presentaron “el primer mapa de IA en España”, con 209 actores clave, incluyendo 161 empresas. Lo hicieron durante la celebración, en Madrid, de la segunda edición del AI Business Congress, el evento de referencia en español sobre Inteligencia Artificial aplicada al negocio.

El mapa destacaba una fuerte concentración en Madrid (67% del total) de estos proveedores estratégicos para la digitalización del resto del tejido empresarial español y detectaba otros clústeres en Cataluña (15%), Valencia (5%), Andalucía (4%) y País Vasco (2%).

De acuerdo con los resultados del estudio, un 34% de las empresas desarrollaba redes neuronales que emulan el modo en que el cerebro humano procesa la información y un 24%, al procesamiento del lenguaje natural, que investiga la manera de comunicar máquinas y personas mediante el uso de lenguas naturales. Otros campos de la IA desarrollados por estos proveedores estratégicos eran los asistentes virtuales (20%), la investigación operativa para la reasignación de recursos (20%), la visión artificial (20%), los sistemas expertos (15%), los RPAs o la automatización robótica de procesos (12%) o los drones inteligentes (7%).

A finales del año pasado, al celebrarse una nueva edición del AI Business Congress, también en la capital de España, las dos entidades arriba mencionadas actualizaron los datos del estudio para evidenciar, según Big Data Magazine, que “Madrid y Barcelona siguen siendo los puntos neurálgicos de empresas del sector”.

En la clausura institucional del congreso, el director general de Digitalización e Inteligencia Artificial adscrito al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital (MINECO), Salvador Estevan, subrayó que la IA no se aplica solo a grandes retos en áreas como la salud, la energía o el agroalimentario “sino también en el día a día de las empresas, a la cadena de valor”.

El director general de Digitalización e IA, Salvador Estevan, en la clausura del AI Business Congress. / BIG DATA MAGAZINE

La IA está presente en los chatbots, la evolución natural de los asistentes virtuales, que utilizan la IA para comprender más rápido los problemas de los usuarios y proporcionar respuestas más eficientes. El más mediático es, sin duda, el ChatGPT, diseñado por OpenAI. Los asistentes inteligentes de voz, también de uso muy extendido, utilizan la IA para analizar información crítica proveniente de grandes conjuntos de datos de texto libre y mejorar el servicio que prestan a los usuarios. Los sistemas predictivos recomiendan programas de TV, libros, música o ropa, funcionan en las búsquedas de internet casi instantáneas. También trabajan en la automatización del hogar, los sistemas de navegación, mapas e indicaciones y en los sistemas de conducción autónoma de vehículos.

Esos son algunos de los ejemplos más cotidianos. Sin embargo, la Inteligencia Artificial es aplicable prácticamente a todos los ámbitos, como las administraciones públicas, la industria, la medicina, la robótica, la automoción, la banca, el marketing, los seguros, las telecomunicaciones y los videojuegos. El famoso VAR, tan popular ya en el fútbol, funciona gracias a los avances en IA.

Los algoritmos sirven para mejorar la producción, para el mantenimiento predictivo de máquinas, para análisis predictivos orientados a los clientes, para la gestión de rutas de transporte y logística, para la simulación y los gemelos digitales, para la visión artificial en el análisis de imágenes médicas, para tecnologías que evitan problemas de salud, para la asistencia a personas mayores, para mejorar el rendimiento deportivo o para reducir el consumo energético.

Según el citado alto cargo del MINECO, “partimos de una situación muy ventajosa en términos de infraestructura, de talento, de empresas, de iniciativas, y eso hay que ponerlo en valor”. “Nos lo tenemos que creer porque es inmejorable”, añadió Salvador Estevan, pero también admitió: “A la parte técnica nos falta comunicación. Comunicar qué estamos haciendo y también creérselo”, apostilló.

Estevan apostó por la fórmula de la colaboración público-privada en las iniciativas sobre IA a través de unas subvenciones que superan los 150 millones de euros. También indicó que el 75% de las propuestas recibidas provienen de pequeñas y medianas empresas.

Una de las iniciativas que comentó Estevan es la creación de las 16 Cátedras ENIA (Estrategia Nacional de IA, cuya primera versión data de noviembre de 2020), 8 nacionales y 8 internacionales, dedicadas a la investigación, divulgación, docencia e innovación sobre IA. El plazo de solicitudes se abrió, precisamente, a principios de este mes de febrero.

Las áreas temáticas de las que se ocuparán las futuras cátedras, tomando para su desarrollo la aplicación de la IA, serán las siguientes:

  • Aeronáutica y aeroespacial
  • Agricultura
  • Economía del dato
  • Tecnologías del lenguaje
  • Robótica
  • Algoritmos verdes
  • Derecho
  • IA responsable y ética
  • Geopolítica
  • Música y artes
  • Desarrollo sostenible
  • Sector público
  • Ciencias de la salud
  • Reto demográfico

Como desarrolló el director general, la idea de estas Cátedras ENIA consiste en ayudar, durante tres años, a proyectos claves en IA y garantizar que el último año, el cuarto, lo aporte una entidad privada para que se lleve a cabo la transferencia de conocimiento y evolucione el proyecto.

También tenemos que garantizar, remarcó, “que este tipo de tecnologías tenga un desarrollo correcto” y, en este sentido, aludió a la recién aprobada Ley de Startups, donde se apuesta claramente por atraer inversores y talento, especialmente a través de la figura de los llamados “nómadas digitales”, es decir, aquellos empleados que desarrollan su actividad de forma totalmente remota, en muchas ocasiones desde ciudades o países diferentes a donde tiene la sede su compañía, muchas veces sin una residencia fija.

En ese contexto, agregó Estevan, el MINECO dispone del Fondo Next Tech, constituido como un fondo de fondos y dotado con 4.000 millones de euros vinculados al Instituto de Crédito Oficial (ICO), que permite escalar a estas empresas emergentes y dejar de ser startups, quedarse en España y desarrollar sus proyectos en nuestro país si así lo decidieran. “Si un fondo de fondos invierte 100 millones en España, nosotros pondremos otros 100 millones”, explicó. “Ya hemos creados tres fondos de fondos que superan los 500 millones de euros”.

Finalmente, el director general de Digitalización e IA -que orgánicamente forma parte de la SEDIA, la Secretaría de Estado de Digitalización e IA- opinó que “la tecnología debe desarrollarse desde el punto de vista humanista, porque es la única manera sostenible para este tipo de soluciones”. Estevan destacó que España está participando en el desarrollo del nuevo reglamento europeo sobre Inteligencia Artificial. Esa novedosa base normativa deberá responder a los interrogantes éticos que suscita la aplicación de algoritmos muy avanzados que llegan a tomar decisiones de forma autónoma.

El Reglamento de IA, que se encuentra en la fase final de enmiendas en el Parlamento Europeo, se convertirá en un documento legal pionero a nivel mundial. Deberá salvaguardar que los sistemas de Inteligencia Artificial introducidos en el mercado de la UE y utilizados en la Unión sean seguros y respeten la legislación vigente en materia de derechos fundamentales, así como los valores de la Unión.

El proyecto de la llamada AI Act, propuesto por la Comisión Europea en 2021, recogerá no solo la definición de sistema de IA, sino también las prácticas de IA prohibidas y la clasificación de sistemas de IA de alto riesgo. Las prácticas de IA no autorizadas incluirán aquellas que alteren la conducta humana y provoquen daños físicos o psicológicos, las que puntúen a las personas, las que exploten las vulnerabilidades de grupos específicos de personas con relación a su situación social o económica y las relacionadas con los sistemas de identificación biométrica en tiempo real, salvo en casos muy concretos.

Pero, ¿qué medidas se están llevando a cabo para acelerar la implantación de la IA en la industria?

La alianza de centros e instituciones de investigación catalanes AIRA, por ejemplo, ha mapeado las capacidades de I+D en el campo de la IA para facilitar el acceso de la tecnología a las empresas. Asimismo, se ha creado un nuevo mecanismo (Xarxa RDI-IA), gracias a la Generalitat de Cataluña y, más concretamente, a la Dirección General de Investigación del Gobierno catalán, a través de la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación (AGAUR), que pretende actuar como punto de contacto entre las tecnologías de los grupos de investigación con las necesidades del ecosistema empresarial, es decir, actuar como un intermediario entre investigadores y emprendedores.  

AIRA es uno de los cuatro pilares de la Estrategia de IA de Cataluña (CATALONIA.AI), publicada hace ahora tres años. Las otras tres entidades catalanas que forman parte de este programa son CIDAI, DCA-IA y OEIAC.

AIRA significa Artificial Intelligence Research Alliance of Catalonia, es decir, Alianza de Investigación en Inteligencia Artificial de Cataluña, cuyo objetivo es promover la investigación científica, la gestión del talento así como la aceleración del desarrollo de las soluciones basadas en IA.

CIDAI, por su lado, es el Centro de Innovación de Data Tech e Inteligencia Artificial, creado para ser un referente al servicio de las empresas y las instituciones, para demostrar las ventajas de la IA y acelerar su adopción, para adoptar proyectos y casos de uso específicos y para la transferencia de conocimiento entre centros de investigación, empresas privadas y las administraciones públicas.

La DCA-IA o Digital Catalonia Alliance integra empresas, centros de investigación, administraciones públicas y otras entidades que desarrollan, integran, implementan u ofrecen soluciones tecnológicas en el ámbito de la IA

Y el Observatorio de Ética en Inteligencia Artificial de Cataluña (OEIAC), finalmente, se ocupa de investigar los impactos sociales, establecer criterios y buenas prácticas, realizar transferencia de conocimiento y colaborar con grupos de expertos internacionales.

En el País Vasco, el Basque Artificial Intelligence Center (BAIC) trabaja en cinco ámbitos con el objetivo de acelerar la implantación de la IA en las empresas: mapeo, talento, estrategia del dato, casos de éxito y posicionamiento. Estas prioridades son bastante similares a las de sus homólogos catalanes.

“Por una parte, estamos poniendo en marcha un Observatorio para conocer cuáles son las capacidades de Euskadi respecto a la Inteligencia Artificial, de cara a potenciarlas”, declaró a industry TALKS la directora general del BAIC, Laura Marrón.

“Estamos trabajando en el mapeo de los agentes en Euskadi y fuera de Euskadi y en el desarrollo de indicadores que servirá como punto de partida para ver cómo estamos, quiénes somos y cuáles son los siguientes pasos más prioritarios que debemos abordar, no solo como industria, sino cómo sociedad. Este Observatorio también nos servirá para conocer cuáles son las tendencias en lo que se refiere a otros aspectos vinculados con la IA a nivel internacional como todo lo que tiene que ver con la ética, la normativa, etcétera”, enfatizó.

Otro aspecto al que prestan especial atención en BAIC es el de las capacidades y el talento. “Necesitamos a personas preparadas y capacitadas para dar respuesta a todos los retos que suponen las tecnologías de Inteligencia Artificial. Y no se trata solo de formar personas, sino de tener la capacidad para retener ese talento en nuestro entorno”, aclaró su directora general.

Como explicó a este medio de comunicación Meritxell Bassolas, coordinadora de la Secretaría Técnica de AIRA, esta entidad “ha intensificado la actividad de atracción y retención de talento, sobre todo, de investigadores predoctorales y postdoctorales; a la vez que se está definiendo un “TalentProgram” para facilitar el acceso de talento joven a las empresas, en etapas tan tempranas como los undergraduates”, es decir, los estudiantes aún no graduados en la universidad”.

Según los datos de IndesIA, la industria española necesitará durante los próximos tres años más de 90.000 profesionales expertos en datos e Inteligencia Artificial para impulsar proyectos con los que poder competir en el exterior. “Esto significa que hay que fomentar este tipo de perfiles entre los más jóvenes, especialmente entre las mujeres, y hay que tener capacidades para retener ese talento que vamos a formar”, estimó la representante del centro vasco.

IndesIA es un consorcio de nuevo cuño creado por grandes empresas españolas como Repsol, Gestamp, Navantia, Técnicas Reunidas, Telefónica, Microsoft, Ferrovial, Airbus e Inditex con la colaboración no solo de BAIC sino también de la consultora Accenture y del observatorio del impacto social y ético de la Inteligencia Artificial OdiseIA.

El impacto de la IA en el PIB de España en 2025 y teniendo solo en cuenta su aplicación en la industria será de 16.500 millones de euros, sostiene IndesIA. Todavía queda mucho camino por recorrer porque, según un reciente análisis realizado por la tecnológica Pandora FMS, solo el 9% de las empresas españolas emplean IA. El uso de IA y Big Data debería ser del 25% en 2025, como consta en los diferentes planes gubernamentales organizados en torno a la Década Digital.

“Los últimos datos, junto a los informes del ONTSI y el INE, sitúan en torno al 9% la presencia de la IA en las empresas españolas, y el ritmo de crecimiento es cercano al 1% respecto a los últimos informes pese a la crisis actual”, explicó Sancho Lerena, CEO de Pandora FMS al presentar el estudio. El ONTSI, dependiente de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, es el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad.  

El tercer ámbito de actuación de BAIC está muy vinculado con la estrategia del dato, ya que los algoritmos de Inteligencia Artificial requieren de un set de datos potente para entrenarse y alimentarse. La calidad de los resultados de la IA depende, en gran medida, de los datos que la alimentan; “por eso hay que trabajar en conseguir datos, tratarlos y compartirlos, pero siempre de forma responsable y controlada”, remarcó Marrón.

“Firmamos una colaboración con BAIDATA, un nodo de la International Data Spaces Association (IDSA), que ha puesto en marcha esta asociación para el desarrollo de la soberanía y la economía del dato, y tenemos partners comunes como IndesIA y Tecnalia en Gaia-X, una iniciativa europea cuyo objetivo es la creación de una infraestructura de datos abierta y segura”, declaró.

Tampoco pierden de vista la ejecución de proyectos de colaboración e identificación de casos de uso aplicados, generando dinámicas de aceleración que faciliten el acercamiento a estas tecnologías.

“Nos parece fundamental poder trasladar a todo tipo de empresas casos de éxito reales de aplicación de tecnologías de inteligencia artificial en la industria. Casos reales y exitosos. Esos casos de éxito pueden servir para proyectarlos en otras empresas con necesidades similares. Nuestra labor es servir de puente entre todas las organizaciones, impulsar sinergias y generar ecosistema. En este sentido, tenemos colaboraciones con IndesIA, una asociación que también promueve el uso de los datos y la Inteligencia Artificial con un foco puramente industrial”, señaló la directora general del centro vasco.

El quinto punto de la estrategia del BAIC, en palabras de Marrón, es el posicionamiento, con el objetivo de visibilizar principalmente la IA como tal, “para que, tanto a nivel social como a nivel industrial, la conozcamos, nos familiaricemos con ella y descubramos las capacidades que tiene para el desarrollo económico”. Eso tiene una derivada: hacer que la IA sea inclusiva, es decir, pensada para todas las personas. Por ejemplo: que las personas con discapacidad intelectual puedan usarla sin problemas.

Al reto de la formación y la retención del talento se suma el de “la democratización de las herramientas de IA para que todas las empresas y personas puedan tener acceso a sus ventajas, la adaptación de los trabajadores que ya están en el mercado laboral y a la sociedad en general al uso de este tipo de tecnologías (visión artificial, asistentes virtuales, procesamiento del lenguaje natural…), para que no se genere una nueva brecha digital”, manifestó Marrón.

Y, por supuesto, no podemos obviar que la inclusión de cualquier nueva tecnología ha tenido históricamente impacto en los puestos de trabajo. “Ya ocurrió con los robots y la automatización – dijo la directora general del BAIC – y está claro que soluciones basadas en visión artificial o procesamiento del lenguaje natural pueden sustituir ciertos trabajos de operarios humanos con quieres debemos trabajar para que estén preparados para desempeñar nuevas tareas”.

“Lo que está claro es que, a día de hoy, la Inteligencia Artificial requiere de supervisión humana para contrastar que las conclusiones a las que ha llegado son correctas o no, por lo que el factor humano está presente detrás de cualquier IA”, aseveró Laura Marrón en la entrevista a industry TALKS.

Prácticamente todas las comunidades autónomas desarrollan proyectos destinados al desarrollo de la IA. La Coruña, por ejemplo, acogerá la sede de la Agencia Española de Supervisión de IA (AESIA). La pelea entre ciudades candidatas estuvo bien reñida. Entre sus misiones, la AESIA se ocupará de cumplir el futuro reglamento europeo sobre la materia.

En Extremadura, la consultora tecnológica Metaphase07, la Fundación Computación y Tecnologías Avanzadas de Extremadura (COMPUTAEX) y el Centro Extremeño de iNvestigación, Innovación Tecnológica y Supercomputación (Cénits) son tres nodos reconocidos dentro del ecosistema vinculado a la Inteligencia Artificial. COMPUTAEX, por ejemplo, trabaja en computación cuántica. 

La Junta de Andalucía, por su parte, va a presentar este mismo trimestre su Estrategia de IA. Aragón y la Comunidad Valenciana ya cuentan con una propia desde octubre de 2022 y mayo de 2022, respectivamente. El interés regional resulta indudable.

La Comunidad de Madrid también ha movido ficha. Hace menos de tres meses apoyó la creación del nuevo clúster en Humanidades Digitales y Tecnologías del Español. Una de sus fundadoras es Cristina Aranda, CEO de Big Onion, e iTALKER desde junio de 2021. En una conversación con este diario digital, Aranda defendió el desarrollo del procesamiento del lenguaje natural, un campo de las Ciencias de la Computación, de la Inteligencia Artificial y de la Lingüística que estudia las interacciones entre las computadoras y el lenguaje humano.

Como dijo Aranda, el 80% de los datos que manejan las empresas son no estructurados, como correos electrónicos, vídeos, documentos legales, etcétera, que son difíciles de procesar por los ordenadores, y ahí es donde entra la lingüística, “para automatizar los procesos”, generando “un gran impacto en empresas y ciudadanos”. Se trata de la automatización inteligente de los procesos (IPA, por sus siglas en inglés) que mezcla la automatización robótica de procesos (RPA) y la IA. Frente a la RPA que “es un robot muy tonto”, la IPA es una especie de “cerebro lingüístico” que entiende el lenguaje humano y podrá servir al departamento de operaciones de cualquier industria. Ahí está el futuro.   

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