REPORTAJE

La industria espacial española: estratégica, puntera y con un enorme potencial de crecimiento

La industria aeroespacial española proporciona empleo directo y cualificado a casi 5.000 personas e invierte más del 20% de su facturación en innovación. Los últimos datos facilitados por la patronal del sector, TEDAE, la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio que reúne a 90 empresas altamente especializadas, hablan de 979 millones de euros de facturación en 2021, lo que representó un crecimiento del 2,5% con respecto al ejercicio anterior.

“El sector espacial español es una industria estratégica de futuro, que contribuirá a transformar nuestra economía y a crear mejores oportunidades laborales para nuestros jóvenes. Hoy somos el cuarto país de la Unión Europea en facturación en este sector. Cabe también destacar que es el sector que más invierte en I+D en España como porcentaje de sus ventas”, ha declarado la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant.

El sector ha crecido muchísimo en los últimos cinco años. A las capacidades ya existentes de empresas de primer nivel y de tamaño medio o grande como son GMV, Airbus, Deimos, Sener, por citar sólo algunas, se han unido jóvenes empresas con capacidades complementarias como Satlantis, Sateliot, Open Cosmos, UARX, Pangea Aerospace, Alen Space, Ienai o PLD Space.

En opinión del propio director general de la Agencia Especial Europea (ESA), Josef Aschbacher, España está muy bien posicionada en los segmentos de telecomunicaciones, navegación y observación de la Tierra. El sector, de hecho, ha experimentado a nivel nacional un enorme crecimiento en los últimos años hasta alcanzar el 5,4% del PIB industrial. 

Los programas espaciales y sus servicios son activos fundamentales en los ámbitos políticos y sectores económicos de la energía, el clima, el medio ambiente, la seguridad y la defensa, la salud, la agricultura y la política alimentaria, el transporte, el turismo, el mercado digital y las comunicaciones móviles, la política regional y la ordenación local.

“Hoy tenemos un sector que ya puede optar a mayores retos como liderar misiones o tener acceso independiente al espacio con tecnologías punteras y superiores al estándar de mercado”, aseguró a industry TALKS Xavier Llairó, CCO y cofundador de Pangea Aerospace.

“La industria espacial española ha conseguido alcanzar un alto nivel de madurez y fiabilidad a nivel mundial. Las empresas españolas están altamente reconocidas en todos los mercados espaciales relevantes en el mundo, particularmente en la ESA, donde tenemos un nivel de competitividad equiparable a cualquier otra empresa del entorno europeo”, declaró a este medio de comunicación Miguel Ángel Molina Cobos, director general adjunto de Sistemas Espaciales EST de GMV.

“Igualmente somos capaces de competir en cualquier mercado altamente cualificado a nivel mundial como puede ser el caso de la NASA en Estados Unidos y así se demuestra de manera fehaciente en los proyectos y actividades en curso”, añadió Molina.

La industria nacional debe hacer frente a retos “emergentes”, como los ha calificado la ministra Morant. Uno de eso desafíos es su incorporación al denominado New Space.

El New Space viene definido por la incorporación de nuevos actores, el aumento de la inversión privada, la importancia de los pequeños satélites y los elementos asociados, como son los nuevos lanzadores verdes, la miniaturización de los sistemas y la aparición de servicios inéditos hasta ahora que se basan en constelaciones de satélites o en tecnologías habilitadoras. También implica los viajes turísticos al espacio, los planes para explotar los recursos naturales en otros planetas y el impulso de grandes proyectos internacionales como el Artemis para volver a pisar la Luna en 2024 y llegar a Marte a partir de 2033. Todo esto en conjunto marca, sin duda, el arranque de una nueva era para el sector espacial, donde se espera un mayor crecimiento, aunque con reglas de juego diferentes.

“En la práctica este concepto se traduce en desarrollar los sistemas espaciales bajo restricciones más recurrentes y de bajo coste”, aclaró Molina. “El ecosistema de empresas formado por start-ups, pymes y empresas lideres del sector, como es el caso de GMV, está ya viviendo y actuando dentro de este nuevo entorno con éxitos reconocidos y expectativas interesantes”, explicó.

Imagen de un centro de control de satélites de GMV.

GMV es un grupo empresarial español de más 3.000 profesionales desarrollando miles de proyectos en áreas como el espacio, pero también en automoción, sanidad, ciberseguridad o industria. El propio director general adjunto de Sistemas Espaciales EST de GMV se siente orgulloso de la máxima responsabilidad de su empresa en el segmento terreno de las misiones de navegación por satélite (Galileo/EGNOS) a nivel europeo y la expansión en otros mercados a nivel mundial como Australia, o la relevancia alcanzada en programas de observación de la Tierra (Copernicus/Earth Explorers). También destacó Molina la “consolidación” de GMV como proveedores de sistemas embarcados con proyectos bandera como la misión HERA de la ESA”, y no dejando fuera “nuestro crecimiento continuo y progresivo en el mundo SST/STM para el seguimiento de la basura espacial y la definición de las futuras reglas que regirán el tráfico espacial”.

“Creo que España tiene muy poco que envidiar en el sector del New Space a nuestros socios franceses, alemanes o italianos”, remarcó Llairó a este diario digital. “El único punto en el que no podemos competir con Francia y Alemania es en la financiación, que tendrá un impacto mayúsculo en la situación de las empresas en los próximos 3 a 5 años”, añadió. “Es una pena este punto ya que, a nivel de creación de soluciones, de tecnología puntera, sostenibilidad y talento tenemos la impresión que España está por encima de los países de nuestro entorno. Por decirlo de manera simple, hacemos mucho más con mucho menos que nuestros competidores europeos o de Estados Unidos”.

Pangea Aeroespace es uno de estos nuevos y jóvenes actores. Se ha especializado en sistemas de propulsión de cohetes de nueva generación. Su proyecto ha despertado el interés del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), la ya citada ESA, y la agencia espacial francesa (CNES). De hecho, la apuesta de esta start-up se llama “motor aerospike”, aparentemente capaz de mantener su eficiencia aerodinámica en diferentes altitudes, pudiendo ahorrar hasta el 30% del combustible en el despegue, el momento en que los cohetes gastan más energía. Y además puede ser reutilizable, es decir, regresar a la Tierra donde puede volver a ser empleado, lo que potencia su sostenibilidad y rentabilidad.  El motor, además, emplea biometano y oxígeno, reduciendo así un 50% las emisiones de CO2.

“Lo que hemos hecho con el motor aerospike no lo ha hecho nadie antes en el mundo y es una tecnología que un momento u otro será adoptada por el mercado, ya que es simplemente mejor que lo que hay ahora. Es una cuestión de temporalidad y de financiación para que eso llegue. Pangea Aerospace ya está reconocida tanto en Europa como por la NASA como uno de los actores punteros en propulsión química con combustibles verdes”, dijo Llairó.

Otro buen ejemplo del fuerte empuje del New Space es la empresa Sateliot, afincada en Barcelona, que planea iniciar una constelación de 250 satélites para suministrar conectividad global continua de IoT mediante 5G, teniendo en cuenta que el 85% del planeta no tiene cobertura de operadores móviles. “En ese 15% hay 5.000 millones de cosas conectadas y en el 85% hay 5 millones, o sea, una ratio de 1 a 1.000. Si haces el tracking de tu perro en la ciudad te sale por 5 euros; si estás fuera de la ciudad y quieres hacer el tracking de tu vaca, te cuesta 400 €. Esa es la razón por la que esa revolución de la digitalización que pasa en las ciudades no está pasando en el resto del mundo”, dijo Sanpera.

La previsión de Sateliot es tener en 2025 hasta 256 sistemas. Starlink, una de las empresas de Elon Musk tiene ya miles orbitando en el espacio y su objetivo es llegar a los 40.000.

“Hay mucho futuro”, estimó en una reciente entrevista Jaume Sanpera, fundador y CEO de Sateliot. “La industria del espacio está cambiando mucho muy rápidamente, se está revolucionando y va a revolucionar la forma que vivimos, por imágenes, telecomunicaciones y aplicaciones. Muchas cosas que no nos imaginamos se harán posibles”, reveló.

Creada en 2018, Sateliot todavía no ha facturado ni un euro y ha requerido una inversión inicial “superintensiva”. Teniendo en cuenta las futuras ventas con operadores de telecomunicaciones en más de 50 países mediante contratos-marco, sus previsiones de facturación bruta para 2026 alcanzarán los 1.000 millones de euros, y la facturación neta, los 500 millones de euros. “Nos quedaría un EBITDA (indicador de rentabilidad de una empresa considerando solo su actividad productiva) de 380 millones”, desveló Jaume Sanpera. “Si todo funciona, es muy buen negocio”, admitió. “Podemos generar un cashflow del 40%, pero también hay mucho riesgo”.

Las compañías de satélites necesitan una fuerte inversión inicial, pero después funcionan con EBIDTAs de 70-80%

Modelos del motor ARCOS diseñado por Pangea Aeroespace y fabricado con tecnología 3-D.

El lanzamiento del satélite Paz en 2018 supuso un acontecimiento para el sector, hito que quedará superado este año con el despegue programado del Miura-1.  Paz reunió prácticamente a todas las empresas españolas especializadas en el espacio. La contratista principal del satélite fue AIRBUS Defence and Space (España), antes EADS ASTRIUM y previamente EADS CASA Espacio. Sus distintos elementos y equipos fueron desarrollados por Indra, CRISA, RYMSA, Sener, IberEspacio, HV Sistemas, GMV, Acorde, Inventia, Langa, Erzia, Elatesa, TTI Norte y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), con la colaboración de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Universidad de Alcalá de Henares.

El satélite Paz está operado por la compañía Hisdesat. Es un satélite de observación de la Tierra que emplea tecnología radar destinada no sólo a cubrir las necesidades de seguridad y defensa de España sino también otras de carácter civil, pudiendo tomar más de 100 imágenes diarias de hasta un metro de resolución, tanto diurnas como nocturnas, y con independencia de las condiciones meteorológicas.

Según el CEO de Hisdesat, Miguel Ángel García Primo, la construcción del Paz-2 ya ha sido ratificada por el Ministerio de Defensa y el 60% de su desarrollo y fabricación será obra de industrias españolas. Paz 1 extenderá su vida útil hasta 2028, lo que probablemente dará tiempo a fabricar su sucesor.

El Miura-1, obra de PLD Space (Payload Aerospace) es uno de los exponentes de ese New Space made in Spain, un proyecto con un indudable efecto tractor, pero que implica desarrollos costosos y largos (de años), aunque eficaces y disruptores. El concepto demostrador del Miura-1 se basa en la recuperación y la reutilización del vehículo de lanzamiento, algo pionero en Europa. Y ya tiene en fase de desarrollo su hermano mayor, el Miura-5, capaz de colocar hasta 450 kilos de carga útil en una órbita de 500 kilómetros de altura.

A principios de este mes de mayo PLD Space, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Elche, suscribieron un acuerdo de intenciones para construir una nueva planta de fabricación de vehículos espaciales reutilizables en las inmediaciones de  la Institución Ferial Alicantina (IFA) situada en Elche.

Por otro lado, la constitución de la Agencia Espacial Española, anunciada a finales de 2021, tendrá grandes consecuencias para la industria. La irrupción de la Agencia, con sede en Sevilla, dinamizará el sector, permitirá la creación de programas propios y coordinará de forma eficiente los diferentes organismos que hasta ahora estaban distribuidos entre distintas entidades y ámbitos ministeriales del sector.

La Agencia impulsará todos los elementos de la cadena de valor del sector espacial, desde el diseño y el desarrollo de satélites y vehículos espaciales (upstream) hasta los servicios y aplicaciones para el usuario final (downstream), incluyendo los segmentos de lanzadores y operaciones, y las novedades del mercado como son los satélites miniaturizados, las comunicaciones cuánticas y las aplicaciones a medida para los usuarios basadas en el Biga Data y el Machine Learning.

Las competencias de la Agencia son muy extensas; ocupan nada menos que 28 apartados que enumeran cuestiones como el diseño y coordinación de una Estrategia Espacial Nacional, la colaboración público-privada, el fomento de la utilización comercial del espacio, la representación ante la ESA y la Agencia de la Unión Europea para el Progreso Espacial (EUPSA), entre otras.

La Agencia Espacial Española contará con un presupuesto inicial anual de 700 millones de euros. Esta cifra representa una notable apuesta pues, a modo de comparación, el sector espacial español en general factura al año 979 millones de euros. 

Entre los futuros proyectos que gestionará la Agencia es destacable el desarrollo del programa Caramuel para comunicaciones cuánticas, liderado por Hispasat y que aspira a la financiación del PERTE aeroespacial, que aspira a 4.533 millones de euros en 5 años, de los que 2.340 millones serán de inversión privada. También busca generar en ese periodo 14.000 nuevos empleos. Según Moriant, el PERTE aeroespacial va a “buen ritmo” pues en marzo, en el ecuador de su calendario, había movilizado el 82% de los recursos que tienen disponibles.

El proyecto Caramuel, que se encuentra en su fase de estudio de viabilidad, se refiere a la primera misión satelital en órbita geoestacionaria en el mundo orientada a la distribución de claves mediante comunicaciones cuánticas, una de las tecnologías que definirán la transmisión de información de forma segura en el futuro.

En el estudio de viabilidad de Caramuel, liderado por Hispasat, participan junto a GMV empresas como Alter, Banco Santander, BBVA, Cellnex, Das Photonics, Indra, Oesia, Quside, Sener, Telefónica y Thales Alenia Space España; e instituciones y universidades como el Centro Criptológico Nacional, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el Instituto de Ciencias Fotónicas,  el INTA, la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Universidade de Vigo (UVigo).

El satélite Paz de observación de la Tierra.
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