No hace mucho, la EuPC, que es el organismo representativo profesional de los transformadores de plásticos en Europa, envió una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen que bien parecía un SOS. El documento, con fecha del 4 de septiembre, también estaba firmado por otras organizaciones continentales como Ceflex, Cirf, Epro, Eumeps, Euric, Fead, PCEP, Petcore, Plastics Europe, Plastics Recyclers Europe y otras que velan por los intereses de las industrias del reciclado y la gestión de los residuos.
La crisis de competitividad que atraviesa el sector del plástico amenaza la supervivencia de muchas de las empresas y empleos verdes en toda Europa. También se ve muy comprometida la autonomía estratégica de la fabricación europea de productos plásticos imprescindibles en multitud de aplicaciones (automoción, sanidad, agricultura, construcción y distribución), incrementando así la dependencia de terceros países. Esta grave pérdida de competitividad se ve reflejada en la disminución de cuota de mercado que ha disminuido del 22 % en 2006 al 12 % actual.
A esto se suma que, a finales de 2025, se prevé la pérdida de cerca de un millón de toneladas de capacidad de reciclado, poniendo en riesgo los objetivos de circularidad y de neutralidad climática de la Unión Europea. Ese dato alarmante procede precisamente de la EuPC.
Desde esa asociación europea pidieron a las instituciones comunitarias apoyo para mejorar la situación de un sector que es muy transversal, una rama productiva cuyos productos se utilizan en prácticamente todas las áreas, con la meta de eliminar la dependencia de terceros países y favorecer la autonomía estratégica. La Asociación Española de industriales de Plásticos (ANAIP), como miembro de EuPC, se sumó a este llamamiento.
Seis recomendaciones estratégicas
La carta a la Comisión Europea recoge seis recomendaciones estratégicas:
- Asegurar la aplicación uniforme de la normativa en todos los Estados miembros.
- Reforzar los controles aduaneros y aplicar medidas espejo a los plásticos importados.
- Estimular la demanda de plásticos producidos en la UE y con contenido reciclado.
- Invertir en infraestructuras de recogida, clasificación y reciclado, apoyadas con incentivos fiscales.
- Implantar tarifas RAP (Responsabilidad Ampliada del Productor) ecomoduladas que premien reciclabilidad y contenido reciclado.
- Garantizar el acceso a la energía a precio asequible.
En este sentido, cabe recordar que, en el debate del Estado de la Unión Europea, la propia von der Leyen presentó la hoja de ruta y prioridades políticas para la UE en el contexto geopolítico actual. Durante su intervención, la alemana subrayó que Europa se enfrenta a un momento de desafío existencial, donde la independencia en defensa, energía y tecnología es clave para garantizar el futuro del continente que, inevitablemente, pasa por impulsar la competitividad europea en todos los niveles.
En el sector de los plásticos, ANAIP cree que la gran cantidad de regulación que se está aprobando y que afecta a sus productos está lastrando la competitividad de esta industria en Europa y está impidiendo que se siga invirtiendo en I+D+i y en sostenibilidad.

Un ejemplo que muestran de ello en España es la Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados, que incluye el impuesto a los envases plásticos no reutilizables, que entró en vigor el 1 de enero de 2023 y que después de estos años sigue siendo el único impuesto de este tipo en Europa.
Para ANAIP la situación en España es «más delicada» todavía que en otras partes del Viejo Continente por la aplicación de esta nueva tasa. De hecho, según los datos que maneja la Asociación, en 2023 la facturación en España de este sector cayó en más de 2.000 millones de euros (un 10 % del total) respecto al año anterior. Además, desde la entrada en vigor de la Ley de Residuos, las importaciones de transformados plásticos han aumentado en más de 1.000 millones de euros, desplazando a la producción nacional.
«La industria española de transformación de plásticos está comprometida con la sostenibilidad y la economía circular, pero no puede hacerlo sola ni en desigualdad de condiciones. Si no se corrige el rumbo, España corre el riesgo de perder una parte importante de su tejido industrial miles de empleos y décadas de inversión en innovación», estima la organización.
«La pérdida de autonomía estratégica en la cadena de valor del plástico incrementará la dependencia de terceros países para productos esenciales. Los efectos serán muy perjudiciales no solo para la industria sino para la sociedad disminuyendo la disponibilidad y encareciendo el precio de muchos productos», considera la Asociación.
Efectos del impuesto al plástico no reutilizable
En ANAIP han hecho un seguimiento periódico de cómo está afectando este impuesto a sus asociados, tanto en términos económicos como de pérdida de competitividad frente al resto de Estados miembros de la Unión Europea. Este año 2025 realizaron una nueva encuesta, cuyos resultados difundieron a finales de mayo.
Con esos datos, la Asociación alerta sobre las graves complicaciones que afronta el sector de la transformación de plásticos para aplicar correctamente este impuesto tras más de dos años desde su entrada en vigor.
La encuesta realizada reveló que casi el 70% de las empresas del sector tiene dificultades para saber si sus productos están afectados o no por este tributo. Este dato demuestra, para ANAIP, «la falta de claridad de la norma, pone en cuestión la efectividad de la medida, merma la competitividad de la industria española y genera inseguridad jurídica».
Muchas compañías carecen de los recursos técnicos y humanos necesarios para hacer frente a estas exigencias fiscales. ANAIP lamenta que la falta de previsión y acompañamiento institucional en la implementación del impuesto haya derivado en una situación de «caos operativo», especialmente entre las pequeñas y medianas empresas. Muchas de ellas han tenido serias dificultades para contratar especialistas en el impuesto, lo que ha supuesto una carga añadida en términos de tiempo, costes y esfuerzo organizativo.

Cabe recordar que el 98% de las más de 3.000 empresas del sector de la transformación de plásticos son pymes y micropymes, lo que refuerza la preocupación por los efectos económicos y administrativos que este tributo está generando. La encuesta de ANAIP también señala que el 69% de las compañías prevé abonar más de 30.000 euros a Hacienda en el ejercicio fiscal de 2025, una cifra significativa que impacta directamente en la cuenta de resultados de estas empresas.
A este marco fiscal que la Asociación considera «desventajoso» se suman horas de trabajo administrativo invertidas en la cumplimentación de declaraciones, así como la necesidad de realizar inversiones para adaptar los sistemas informáticos a las exigencias del tributo, lo cual supone una carga desproporcionada para muchas pymes.
Esta burocracia adicional, añade, no solo genera costes, sino que resta tiempo y recursos a la actividad industrial propiamente dicha, limitando la capacidad de las empresas españolas para innovar, competir o expandirse en mercados internacionales.
«En algunos casos, se han detectado posibles inconsistencias en la documentación relativa a los porcentajes de material reciclado, lo que podría estar generando un trato desigual frente a los fabricantes nacionales que cumplen rigurosamente con la normativa. Esta situación pone de relieve la importancia de establecer criterios claros y verificables para los certificados que justifican las exenciones fiscales, con el fin de evitar distorsiones en el mercado», rezaba el comunicado de la asociación de sector del plástico.
Para este colectivo, el impacto económico ya se ha hecho evidente: cuatro de cada diez empresas del sector han asumido un gasto superior a los 50.000 euros desde 2023 como consecuencia del impuesto. En cuanto a los subsectores más afectados, el 67% de las compañías impactadas pertenece al ámbito de los envases y embalajes, seguidas por las del sector de la construcción (12%), agricultura (6%) y el químico y de fabricación de polímeros (15%).
Por consiguente, el impuesto a los envases plásticos no reutilizables se sitúa en el centro de la polémica. La nueva directora general de ANAIP, Isabel Goyena, en declaraciones a industry TALKS, alegó que esa tasa supone un plus de pérdida de competitividad.
«Este impuesto no es menor, porque es de 0,45 euros kilo; para hacerse una idea, el coste de la materia prima es de 2 euro kilo, o sea, que el impuesto puede suponer un 60% de los
costes de producción de algunos envases», informó Goyena.
Y el impuesto no existe en el resto de Europa comunitaria. El único país donde existe una tasa similar es el Reino Unido. En Italia, cuando pusieron el impuesto en España, había un borrador, pero luego, con el cambio de Gobierno que hubo ese año, el proyecto se retrasó y terminó decayendo.
La competencia de países extracomunitarios
Luego, además, este impuesto tiene «otro problema añadido» y es que se aplica a los productos plásticos, pero si, por ejemplo, este contiene reciclado, esa parte se elimina. En España eso se justifica con unos certificados de contenido en reciclado; estos certificados en el primer año no eran necesarios, por lo que los importadores de muchos productos que venían de fuera decían que era todo reciclado y no pagaban el impuesto. Ahora es obligatorio presentar unos certificados, que en España están controlados por la ENAC, pero cuando vienen de China y de otros países extracomunitarios, «pues se duda, se sabe ciertamente que esos certificados no cumplen los requisitos de calidad y de veracidad similares a los certificados españoles. Con lo cual, es mucho más barato importar producto de fuera, que no lleva el impuesto, que fabricarlo en España», considera la directora de ANAIP.
El objetivo máximo de la Asociación es que se suprimiera el impuesto pero creen que esa opción es «muy difícil» de conseguir, por lo que han presentado varias veces a la Administración una serie
de enmiendas «para modificar, por lo menos el alcance de este impuesto y simplificar también la aplicación del mismo».
«Reducir el coste del impuesto por ejemplo sería una buena medida, lo que pasa es que en realidad lo que nos estamos centrando es en que los productos que superen un 30% de reciclado ya no paguen el impuesto», admitió Goyena.
«Los que vienen de fuera todos tienen el 100%, y los que están dentro, como exigen mucho más, pues no llegan a esas cantidades nunca. Entonces, si a partir del 30%, que es una cantidad media que consideramos que se puede cumplir, ya no se paga el impuesto pues siempre se aproximará mucho más el precio de lo que entra con el precio de lo que se fabrica dentro de España.

«Dicen que ese dinero va destinado al fomento del uso del material reciclado pero luego se ha visto que tampoco ha ocurrido eso», opinó Goyena. «Va a los impuestos generales; pero si realmente es un impuesto que se aplica al sector, pues debería de utilizarse en infraestructuras para mejorar la circularidad de los plásticos», añadió.
¿Por qué hemos sido pioneros en este impuesto al plástico? «Desde el principio, la explicación que nos dieron en su día fue que España necesitaba incrementar los impuestos verdes que estaba aplicando, porque el porcentaje con respecto a otros países europeos era más bajo y que, para que nos dieran los fondos que estaban dando entonces, los Next Generation, se había comprometido a aumentar los impuestos verdes y uno de ellos que quiso incluir fue el impuesto al plástico, también un poco motivado por la imagen y la necesidad de reducir el plástico.
Pero para Goyena esta tasa no reduce el consumo de plástico, sino finalmente la fabricación local del plástico, «porque es que el plástico sigue entrando de otros sitios donde no se fabrica en las mismas condiciones. Además, se fabrica en condiciones peores, con lo cual no resuelve el problema.»
El sector tiene varias preocupaciones. Esta es una de ellas, sobre todo porque siempre han considerado que esta medida impositiva es discriminatoria con respecto a otros países, no solamente del mundo, sino también europeos. También tienen demandas de refuerzo de controles aduaneros para pedir que los productos de fuera siempre tengan las mismas condiciones. También piden que se reduzcan y simplifiquen los trámites burocráticos.
Por otro lado, el reglamento que desarrolla la Ley de Residuos y Suelos Contaminados también contiene los objetivos de reutilización. «Nosotros, como sector del plástico, sí que estamos a favor
de la reutilización; de hecho, muchos de los envases que se pueden reutilizar son de plástico, es decir, así como los envases de cartón no se pueden reutilizar o son más difícilmente reutilizables, pues por ejemplo cajas de plástico, palets de plástico, hay muchos envases que sí que se pueden reutilizar», recalcó la directora de ANAIP.
Sin embargo, agregó, dentro de esos objetivos de reutilización, han incluido los filmes de enfardado,
los filmes, por ejemplo, que se usan para proteger un gran paquete, «y esos filmes no son reutilizables y no van a poder nunca ser reutilizables», matizó Goyena a este medio de comunicación.
«Por lo tanto, ahí entendemos que esos objetivos con esa inclusión de los filmes no se van a poder cumplir. Esta es una reivindicación que estamos haciendo a nivel España y también a nivel Europa: que se eliminen esos filmes del artículo 29, que sean una excepción», puntualizó.