Para él, la tecnología de fabricación aditiva no es nueva (1983), pero significa un cambio de paradigma en el campo de la salud que se utiliza en numerosos campos como el industrial, el aeronáutico, en la automoción o en la arquitectura.
El doctor Martín recordó que el proceso implica cuatro etapas:
- Adquisición: Los modelos tridimensionales se obtienen mediante procesado de los estudios radiológicos digitales de los pacientes, técnicas de escaneado tridimensional externo, diseño asistido por computadora (CAD) o técnicas de ingeniería inversa. Una vez obtenido el modelo virtual, este se puede imprimir.
- Segmentación y renderizado: Se seleccionan aquellas regiones o zonas de la anatomía que van a reconstruirse en el modelo CAD.
- Procesado: Eso incluye desde la optimización del modelo CAD desde un ligero suavizado de las irregularidades de la superficie hasta la creación de elementos añadidos, como guías quirúrgicas.
- Fabricación: Con materiales como las resinas o el nylon.
“Podemos hacer estructuras complejas, mejorar costes y evitar residuos”, destacó el doctor del hospital Miguel Servet, quien no se olvidó de los inconvenientes como la necesidad de utilizar material extra como soporte para evitar la caída de determinadas capas, la baja resistencia mecánica en tracción de la pieza en el sentido de las capas superpuestas, el tiempo necesario para imprimir con determinadas tecnologías.
En lo referente a aplicaciones concretas de la impresión 3D, enumeró las siguientes:
- Biomodelos o biorréplicas
- Herramientas a medida
- Implantes personalizados
- Ortesis y prótesis
- Tejidos biocompatibles (bioimpresión)
Para el facultativo, la bioimpresión es una auténtica revolución para “imprimir células de animales para remedar estructuras” y a la hora de reconstruir cartílago y hueso. De hecho, fue muy expresivo y elocuente cuando dijo que la impresión de tejidos biocompatibles es una una revolución que “hace que la metalurgia pase a ser biología”.