Somos lo que se denomina ‘generación silver’. Personas que hemos superado la cincuentena y que, gracias a los avances médicos y al desarrollo de hábitos más saludables, seguimos contando con salud y calidad de vida para continuar plenamente activas, aportando a la sociedad talento, trabajo social y una capacidad de consumo que contribuye a crear o mantener 4,4 millones de empleo en nuestro país.
Y es que en torno a nuestro colectivo se articula la silver economy, considerada, si fuera una nación, como la tercera potencia económica mundial, pues controla el 70% de la riqueza y decide la mitad del gasto en gran consumo.
De ahí el papel fundamental que podemos desempeñar en un momento de incertidumbre como el actual, al que muchos expertos denominan FANI (frágil, ansioso, no lineal e incompresible).
En el ámbito laboral, uno de los mayores retos de las empresas en esta nueva economía es la gestión de las distintas generaciones en el seno de la organización. La no discriminación por razón de edad y el aprovechamiento del talento sénior son los elementos clave, porque despreciar nuestra experiencia y profesionalidad, como está ocurriendo en algunas compañías, es un error letal de gestión que, sin duda, tendrá consecuencias negativas en sus resultados.
Poner en valor el conocimiento y la experiencia es, a la vez, un desafío y una oportunidad de reinvención profesional para nosotros. Y cada vez se dan más casos de talento silver independiente y de gran calidad que está emprendiendo y aprovechando las distintas oportunidades de la Red, un factor que cambiará el mundo laboral.
La revolución digital, más que un problema, realmente es una oportunidad que nos brinda la opción de reinventarnos y seguir aportando valor con algunas particularidades que nos hacen singulares, como la experiencia, la agenda propia, la gestión eficiente del tiempo y las ganas por descubrir nuevas experiencias. Y, en este sentido, las nuevas tecnologías son un pilar fundamental para el desarrollo personal y profesional.
Cuando hablamos de era digital y nuevas tecnologías es habitual e incluso normal pensar en las generaciones más jóvenes, pero la realidad está demostrando que los sénior se están adaptando bien a estos nuevos entornos digitales.
Según distintos estudios, casi ocho de cada 10 españoles sénior conviven “conectados” al mundo online y sólo dos deciden no hacerlo. Y la última encuesta del INE sobre el uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares asegura que cerca del 80% de las personas entre 55 y 64 años utilizan Internet a diario. Y es que, en los últimos años, la Red y las nuevas tecnologías se han convertido en grandes aliados a la hora de trabajar, comunicarnos o controlar nuestra salud.
Pensemos en las posibilidades que su uso nos ofrece en ámbitos como el profesional (teletrabajo, asesoramiento a distancia, emprendimiento, etc.); la salud, con el desarrollo de la telemedicina y los hospitales digitales; las relaciones interpersonales y profesionales, a través de las redes sociales; el ocio y los viajes, con el acceso a todos las ofertas y experiencias a un solo click; la vida saludable, con unas apps que escanean los alimentos del supermercado y analizan sus ingredientes y otras que nos ayudan a estar en forma.
En contra de cualquier prejuicio, cada vez más, la población sénior encuentra en la tecnología un aliado fundamental para estar conectado, relacionarse, seguir activo profesionalmente, informarse, gestionar sus finanzas, entretenerse e, incluso, como una forma de cuidar su salud.
Una vez más, nuestra actitud positiva ante los cambios, en este caso hacia la adopción de las nuevas tecnologías, será un elemento clave para aprovechar la oportunidad que se nos presenta.
Como decía Einstein, “la mente es como el paracaídas, solo funciona si se abre”.