EDITORIAL

La industria española de 2050

Redacción

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industry TALKS

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, presentaba el pasado viernes el documento España 2050, Fundamentos y Propuestas para una Estrategia a Largo Plazo, analizando logros, retos y líneas estratégicas que abordar en los próximos años desde el punto de vista de productividad, educación y formación, transición ecológica, sostenibilidad, bienestar social, laboral e igualdad.

El documento cuenta con 676 páginas, aunque realmente concluye en la 440, dado que el resto son referencias a diferentes fuentes. En ese grueso del texto, se menciona la palabra industria en 39 ocasiones, de las cuales 17 aparece en gráficos y tablas anexas a los contenidos explicados. Pero contemos con esas 39 menciones al concepto “industria” y comparemos con las veces que se menciona “servicios”: 196 veces. Si bien, salimos mejor parados que el concepto del sector primario: “agricultura” que se cita en 20 ocasiones.

Esta pequeña y anecdótica comparativa nos da una aproximación del país que se refleja de cara a esa meta marcada en 2050. Las comparaciones siempre se hacen precisamente porque son odiosas y ponen de manifiesto alguna circunstancia y, en este caso, al menos sobre el papel, la visión de nuestro país dentro de 30 años apuesta por una España sostenible y digitalizada, pero cuya economía se sigue basando en los servicios.

Dado que en el propio documento se indica que es una primera propuesta a mejorar y pone de manifiesto toda una declamación de por qué somos cortoplacistas y por qué el documento no lo es, pues procedamos a reflexionar.

Primero: la estrategia es más que bienvenida y esperemos que, tal y como anuncia, realmente tenga dos vocaciones: de mejora y de consenso, porque para pensar en el futuro lo que hacen falta son pactos de Estado, es decir, el documento ha de llevar más de una firma.

Segundo: se abordan retos clave de nuestra sociedad y economía que, de hecho, tratamos a diario en industry TALKS en su vertiente relacionada con la industria. No obstante, consideramos que debería abrirse un capítulo específico por sectores y particularmente el secundario o productivo, clave de bóveda en el desarrollo real y sólido de cualquier país.

Con todo, vamos a hacer un pequeño esfuerzo por entresacar datos del documento en relación a lo que nos compete: qué industria refleja esta visión de España de 2050.

Productividad

En el ámbito de la productividad, el informe reflexiona honestamente sobre circunstancias que se ven reflejadas en el tejido industrial y es el problema del “predominio de pequeñas y medianas empresas”, algo que se viene resaltando como uno de los retos principales desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, y particularmente desde la Secretaría General de Industria y de la PYME. Igualmente, señala “el menos peso relativo de sectores más intensivos en innovación, la escasa conexión entre la investigación en universidades y empresas y la baja presencia de bonos, acciones de capital riesgo en la financiación española”. Asimismo, reconoce que “La Administración pública también contribuye a la baja innovación. En España, las ayudas estatales para I+D son escasas, conllevan demasiada burocracia y, a menudo, adolecen de falta de coherencia y visión estratégica de largo plazo”.

Bienvenida la reflexión y las propuestas para darle la vuelta a la situación. Siempre en el marco de las tres megatendencias de “envejecimiento de la población, transición ecológica y transformación digital”.

Así, el documento propone el objetivo de incentivar la I+D privada para que, junto con el impulso a la I+D pública, “nos aproximemos, en 2030, al objetivo del 3% del PIB (1,3% actual) para el gasto total recomendado por la Comisión Europea para 2020. Entre 2030 y 2050, los esfuerzos en I+D deberán acentuarse, con el fin de que España se convierta en un referente europeo en este campo (ratios de inversión sobre PIB de, al menos, el 4%).

Otro de los objetivos es incrementar el tamaño medio de nuestras empresas, equiparándolo con el de la media de la UE-8 antes de 2050.

Entre las ideas planteadas para poner en marcha se plantea “un programa de apadrinamiento y colaboración entre empresas grandes y medianas orientado a la transferencia de conocimiento sobre gestión empresarial y buenas prácticas”, así como “fomentar el desarrollo de fuentes de financiación empresarial alternativa a la bancaria, con especial foco en la inversión en capital riesgo en ámbitos estratégicos, que facilite el desarrollo de proyectos tanto en sus fases iniciales como en las de crecimiento y expansión”. Se propone para ello “la creación de un Fondo Nacional de Capital Riesgo público-privado”.

Quizás en el ámbito de la financiación, el documento muestra cierta timidez sobre la más que probable revolución en el sistema financiera en relación a las tecnologías blockchain. Sin duda, no hay que perder de vista las oportunidades que se generarán al respecto.

En relación a la productividad, igualmente aplaudimos el compromiso que se adquiere con respecto a que las Administraciones Públicas mejoren “drásticamente la eficiencia y agilidad de sus procesos, reduciendo el tiempo de respuesta en las gestiones, estableciendo requisitos de seguimiento y evaluación de la calidad de los servicios y políticas públicos, y mejorando la utilización de los fondos concedidos por la UE”.

Educación y formación

El texto indica que hemos de abordar un tema crucial: “mientras España siga teniendo una población con baja formación, poco podrá lograrse. Mejorar la calidad del capital humano, hasta igualarlo al de los países más avanzados de la UE, debería ser nuestra mayor prioridad en los próximos años”.

Es realmente satisfactorio leer tan importante sentencia sobre la educación y la formación y desde industry TALKS no podemos más que apoyarla, pero también exigimos la coherencia y la puesta en práctica de las reformas necesarias incluyendo, como venimos defendiendo desde nuestro nacimiento, a la industria en la escuela.

Los desafíos en materia de educación y formación señalados son la tasa de abandono escolar, los niveles de aprendizaje, la formación del profesorado e incluso la financiación. Con todo, consideramos imprescindible hacer hincapié en la formación profesional, la colaboración real y efectiva siguiendo modelos como el alemán entre la empresa y la formación universitaria y, en definitiva, un modelo de educación consensuado, sólido y adaptado a las nuevas necesidades laborales.

Sostenibilidad y cambio climático

En relación a medidas de transformación a una sociedad no dependiente del carbono, sostenible y resiliente al cambio climático, el informe cita que en “el aumento de las emisiones han jugado un papel clave los escasos avances registrados en los sectores industrial y agropecuario”.

Estamos de acuerdo en que el futuro de la industria será sostenible, o no será (recomendamos repasar el iTALKS de Clara Arpa, CEO de EMC ARPA ‘Transformación hacia la sostenibilidad’), sin embargo, es necesario un empuje desde todos los ámbitos, público y privado, para lograr los ambiciosos objetivos en este sentido.

El informe relata que en 2050, “muchos de los dispositivos que hoy alimentamos con combustibles fósiles (calefacciones, cocinas o automóviles) funcionarán exclusivamente con electricidad procedente de fuentes renovables. De hecho, se estima que, para mediados de siglo, la ratio de consumo de electricidad sobre la energía final se duplicará en la UE, y que, en España, el 100% de la energía eléctrica será de origen renovable”. Asimismo, reconoce que “este cambio no será inmediato ni sencillo. Nuestro país tendrá que cerrar sus últimas centrales térmicas de carbón, lograr un cambio de hábitos de consumo entre la ciudadanía y mejorar mucho la eficiencia energética en todos los sectores”. Y la energía solar fotovoltaica será crucial en España.

Con todo, el texto igualmente reconoce otro de los vectores de transformación que puede jugar un papel clave en la descarbonización es el uso de hidrógeno renovable “en sectores como la industria o el transporte pesado, ambos difíciles de electrificar”. El hidrógeno podría servir, además, para almacenar energía procedente de fuentes renovables que ayudaría a garantizar el suministro cuando esta domine nuestro sistema energético. Su desarrollo se conseguirá, entre otras cosas, a través del despliegue de electrolizadores que convierten el agua en hidrógeno usando energías renovables, de estaciones de recarga para vehículos de transporte y de la construcción de las instalaciones necesarias para su uso en la industria”.

Nuevas materias primas para la transición ecológica

Por último, otro asunto que nos ha llamado la atención en relación a la industria es que para cumplir con los compromisos de conversión de economía lineal a circular, reduciendo al mínimo la generación de residuos en la producción de bienes y servicios, “requerirá un mayor uso de materias primas como el litio, el grafito, el cobalto o el níquel” y que “nuestro país reemplace su dependencia del exterior de combustibles fósiles por la de estos recursos”.

Lo que genera la inmediata pregunta de qué va hacer España para garantizarse el suministro de tan esenciales materias primas, teniendo en cuenta problemas con los que contamos actualmente en el sector secundario en relación a la escasez de acero y la conocida falta de disponibilidad de chips.

El informe cita que la industria “tendrá que acometer cambios profundos, tanto para reorientarse hacia sectores emergentes fruto de la transición ecológica, como para reducir sus emisiones y lograr una mayor circularidad en sus procesos. Las palancas que acelerarán la transición serán las mejoras de la eficiencia energética y la implementación de energías renovables en subsectores estratégicos”.

El reto “será particularmente mayúsculo en determinadas actividades difíciles de descarbonizar como las industrias intensivas en el uso de energía (fabricación de cemento, acero o productos químicos), donde será imprescindible el desarrollo de productos alternativos, de procesos de fabricación menos contaminantes, la compensación de emisiones a través de sumideros de carbono naturales, o el uso de dispositivos tecnológicos de captura, almacenamiento y uso de dióxido de carbono”.

Eso sí, “no bastará con transformar la forma en la que producimos los bienes y los transportamos, sino que también habrá que cambiar la forma en la que los consumimos”.

Puede consultar el documento completo en el siguiente enlace: España 2050, Fundamentos y Propuestas para una Estrategia a Largo Plazo

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