Este es el octavo monoplaza que sacan desde 2016. “Cada año un nuevo vehículo”, ha comentado el equipo que ha llevado a cabo el monoplaza.
“Realmente más o menos tres meses son para competiciones. Es decir, hay nueve meses para cambiar el concepto, para diseñar, para fabricar y para testar el nuevo monoplaza. Esto además nos dependemos lógicamente de los pasos de fabricación, de ayuda de patrocinios. Es decir, requiere una organización absolutamente milimétrica. Pero también requiere de una capacidad de organización, o diría más bien, una capacidad de adaptación a cada situación, a cada etapa del proyecto enorme”, han señalado.
Además, han destacado la complejidad del proyecto: “No es sencillo y requiere unos recursos humanos y materiales muy, muy grandes. Pero también es cierto que… Mantendremos una motivación intacta desde la Fundación para seguir haciéndolo posible, para seguir avanzando en él”.
Por otra parte, Ángel Áñez, rector del centro ha destacado que “este proyecto sí que tiene unos elementos distintivos, diferenciales. Que además, son las características de la propia Universidad. Tiene innovación, tiene talento, tiene trabajo en equipo, tiene compromiso. Pero sobre todo tiene una cuestión muy importante”.
“La gente trabaja por dinero. Nosotros trabajamos 15 horas, dormimos 5 horas y no lo hacemos por dinero. Entonces ¿Por qué lo hacemos? Pues por días como hoy. Para volver a sacar este coche adelante. Luego ya si vamos a una competición y ganamos… Pues fabuloso. Pero sobre todo la sensación que produce cuando sacamos un coche adelante es espectacular. Creo que es algo bastante bonito este proyecto y único”, ha concluido el equipo.