Cada sector es único, pero cada empresa lo es aún más.
Dos fabricantes del mismo sector pueden parecer similares, pero el valor que aportan y la forma en la que operan puede ser completamente distinta. Una planta de metal puede trabajar con plazos de entrega amplios y previsibles, mientras que otra, genera valor ofreciendo a sus clientes tiempos de entrega más cortos y cambios constantes. Lo mismo ocurre en alimentación: dos fábricas pueden producir lo mismo, pero con controles de calidad, ritmos y exigencias operativas totalmente diferentes. Por eso, su nivel de digitalización —y lo que realmente necesitan digitalizar— nunca es el mismo.
La razón es sencilla: las empresas comparten sector, pero no comparten historia, procesos ni cultura operativa.
Una herramienta sectorial o generalista puede parecer dar respuesta a muchas de tus necesidades, pero el verdadero beneficio de la digitalización está en esas particularidades propias de tu negocio que ninguna solución rígida, ya sea sectorial o generalista, es capaz de cubrir. Por eso la pregunta no es si la industria necesita un software sectorial o generalista, sino dar con esa herramienta que sea capaz de adaptarse a la manera concreta en la que mi empresa crea valor.
Lo que funciona en diferentes sectores es precisamente lo concreto
En distintos sectores hemos visto el mismo patrón: lo que realmente transforma una fábrica no es una digitalización enorme, sino intervenir en lo concreto. En metalurgia, la trazabilidad unitaria y la gestión digital de las no conformidades e incidencias permitió estandarizar procesos del departamento de calidad dando mejor servicio a los clientes. En el sector de los plásticos, la conexión y centralización de métricas permitió demostrar de forma fiable el porcentaje de material reciclado utilizado, facilitando el cumplimiento de la normativa vigente y, al mismo tiempo, identificar desviaciones en producción que ayudaron a reducir los rechazos.
Realidades distintas, mismo aprendizaje: cuando la tecnología se adapta al problema específico, el impacto es inmediato y medible. Por eso una herramienta BPMS es útil para todos los sectores, sin ser genérica y además permite que cada empresa la utilice para resolver sus retos particulares.
Kaytek Platform como ejemplo de adaptabilidad real.
La experiencia de Kaytek como herramienta BPMS en distintos sectores nos ha demostrado que la clave no está en imponer un modelo, sino en ofrecer una plataforma capaz de adaptarse a cualquier realidad industrial. Pero…¿Qué son los BPMS? Estos se apoyan en tres pilares que explican por qué funciona incluso en entornos muy distintos entre sí.
El primero es la integración. Nuestros módulos —Fabricación, Calidad, Mantenimiento e IoT— trabajan de forma nativa entre sí, pero también con cualquier sistema preexistente. La digitalización no sustituye todo lo anterior: lo conecta, lo ordena y lo hace interoperable. Ese marco permite que una fábrica incorpore nuevos procesos digitales sin interrumpir los que ya funcionan.
El segundo es el No-Code. En Kaytek Platform los procesos se adaptan sin programar, lo que da a las empresas una capacidad inédita para evolucionar sus operaciones sin depender de desarrollos externos. Un equipo de planta puede modificar una pauta, añadir un control o redefinir un flujo en cuestión de minutos. Esto reduce costes, evita proyectos interminables y asegura que el sistema crece al mismo ritmo que la fábrica.
El tercero es poner al operario en el centro. La verdadera Industria 4.0 no se construye en un despacho: se construye en planta. Por eso nuestra solución móvil elimina tareas repetitivas y administrativas, sustituye los reportes manuales, ofrece toda la información que necesita el trabajador, lo guía paso a paso y registra automáticamente quién hizo qué, cuándo y cómo. Cuando el operario entiende la herramienta, la adopción deja de ser un problema y la digitalización empieza a dar resultados.
Tres principios sencillos, pero determinantes: integración, adaptación y uso real. Esa es, en nuestra experiencia, la digitalización que funciona.
