La importancia de proteger las ideas industriales se centra en disponer de exclusividad sobre determinadas obras la mayoría de estas “fruto de un trabajo serio, profesional y pormenorizado”, sitúa Almudena Abellan, CEO, abogada y directora estratégica de la consultora de la Propiedad Industrial IPETEC, legitimando que “los derechos se obtienen del intelecto”.
La OEPM diferencia una serie de patentes bajo “caos de éxito”, entre la que se encuentra la inscrita por Nabrawind. Según explica Iñaki Alto Barbón, IPP & Technology surveillance de Nabrawind, para el registro se “debe cumplir unos requisitos mínimos”. El primero, “estudiar el estado de la técnica y compararlo con tu diseño”, es decir, si no existe algo igual. El segundo, es “preparar la memoria, dibujos y reivindicaciones” además de presentar la solicitud prioritaria. La vía por la que Alto tiene preferencia, asegura que es la PCT (Patent Cooperation Trate) con el fin de mantener “durante 30 meses la solicitud viva” antes de seleccionar aquellos países donde quieres protegerla”. En tercer lugar, puntualiza “seleccionar cuidadosamente los países donde se fabrique o comercialice” para protegerlo frente a “posibles plagios”.
Sobre qué innovaciones se pueden proteger, Abellan sitúa aquellas que “cumplen con los requisitos de patentabilidad” referidos a “novedad, actividad inventiva y aplicación industrial”. La patente registrada por Nabrawind supone una zapata para un aerogenerador (AEG), según explica Alto. En lugar de las “grandes cimentaciones” que requieren las actuales AEG, asegura que “estudiamos la forma de reducir la cantidad de hormigón”, así como de material metálico (ferralla) utilizado para “mantener erguida la torre”. Su propuesta se basa en tres columnas de “un metro de diámetros y las zapatas proporcionales”, donde en lugar de emplear “grandes cantidades de hormigón armado” se realizan unos agujeros de “poco diámetro y gran profundidad”, donde añaden la ferralla y se vierte dicho hormigón. En concreto, esta patente, además de contar con esta clasificación por parte de la OEPM, ha recibido el premio a “mejor patente española”, lo que para ellos es “un gran orgullo” puesto que consideran que “pone de manifiesto el trabajo del equipo” que desarrolló esta idea. Asimismo, destacan “el empeño” de la compañía por proteger sus desarrollos, así como el reconocimiento de la entidad que otorga este premio.
En cuanto al registro, desde Nabrawind afirman que “existe una amplia cultura de patentes” además, cuentan con expertos en esta área que trabajan en la plantilla lo cual les “permite desarrollar internamente todo el proceso de protección abaratando los costes”, así como reduciendo el tiempo de elaboración. La patente desarrollada por Vortex Bladeless es un “nuevo tipo de molino eólico”, según explica Yáñez, cuyo objetivo es obtener energía eléctrica a partir de energía cinética del viento, explica, un molino “sin palas que, en vez de rotar, oscila” como consecuencia de un fenómeno que denominan “resonancia aeroelástica”. Esta patente es un dispositivo “esbelto, vertical y de sección cilíndrica” que no requiere de lubricantes y cuyos costes de mantenimiento los asemejan a los de un panel solar. En el caso de Yáñez trataban de ser la “primera en su especie” y con ello considerador “susceptible de ser protegida”, además a su parecer, “este formato de propiedad intelectual combina de manera excelente” por un lado, el beneficio de quien ha tenido la idea, así como “beneficio de la sociedad”. En cuanto al primero, considera que “se le proporciona un monopolio por tiempo limitado” pudiendo incentivar “su desarrollo y explotación”. Respecto a la parte social lo relaciona con poder “disfrutar de dicha idea gratuitamente cuando el citado plazo termina”.