En más de la mitad de los casos, lo que complica que los negocios familiares se transmitan a la siguiente generación son los problemas vinculados a la difícil gestión de las emociones, las relaciones familiares y a la sucesión, y no los problemas económicos. Los datos del Instituto de la Empresa Familiar son muy claros al respecto: Actualmente solo el 33% de las empresas familiares logran traspasarse de primera a segunda generación y únicamente el 13% llega a la tercera generación de la familia.
Es evidente que el traspaso a la siguiente generación es un momento crítico y delicado para las empresas familiares debido a que es un proceso de gran calado que abarca no solo aspectos legales y fiscales, sino también emocionales. Las que lo consiguen, tienen todas algo en común: planificación.
Si bien hay casos en los que el relevo es repentino a causa de la defunción del fundador, lo más habitual es tener tiempo de prepararlo y que, a pesar de ello, se haya ido postergando el momento de ceder las riendas del negocio a la siguiente generación, pero que no saben cómo empezar y lo van postergando. No caigamos en la trampa de pensar que no nos hace falta: incluso en las familias más bien avenidas surgen conflictos y tensiones a la hora de gestionar un negocio, con todo lo que ello implica y es mejor estar precavidos.
El primer paso para lograr un relevo generacional exitoso es planificarlo con tiempo y consenso. Esto significa sentarse y abordar temas delicados, como elegir quiénes serán los sucesores y cómo se realizará el cambio de liderazgo. Y no nos olvidemos de elegir el mejor momento para abordar el traspaso: debe haber estabilidad empresarial y familiar y no podemos hacerlo ni demasiado pronto (sucesores muy jóvenes) ni demasiado tarde (antecesores ya en edad de jubilación).
Para que el relevo funcione lo más recomendable es poner normas a la relación familia-empresa en un Protocolo familiar o Pactos de familia (en negocios de menor complejidad), regular aspectes com el relleu generacional i les normes que regiran la relació família-empresa-propietat en el futur, amb l’ajuda d’un assessor extern, algo indispensable para continuar con eficacia empresarial y armonía familiar. En algunos casos esto no será nada fácil, pues las relaciones familiares esconderán conflictos latentes que tendremos que abordar.
Una vez firmado el Protocolo familiar, toca empezar a dar paso a la nueva generación de la familia, apoyando tanto a la generación que entra, para que vaya adquiriendo nuevas responsabilidades con el apoyo, confianza y supervisión de la generación saliente, como a la que paulatinamente va dejando el negocio. Este periodo de cohabitación suele durar varios años, pero no hay que caer en el error de alargar innecesariamente esta etapa, algo que podría crear una sensación de frustración a la generación entrante.
Después de esta etapa de transición, culminará el relevo generacional con el efectivo traspaso de poder al sucesor o sucesores, cediéndoles las riendas del negocio. Aquí sí, los padres saldrán del día a día del negocio completamente, limitándose a participar y/o presidir los órganos de gobierno que se han puesto en marcha anteriormente (Consejo de Familia, Consejo Asesor o Consejo de Administración, fundamentalmente).
Acabo este artículo felicitándoos a todas las empresas familiares que habéis logrado superar el relevo. El desarrollo económico, generación de empleo y fomento del crecimiento de otras actividades vinculadas al sector es fundamental para nuestra sociedad. Su evolución estuvo marcada por un fuerte compromiso con la innovación y la excelencia.
