No es ningún secreto que la ciberseguridad es un término relativamente nuevo para las empresas del sector industrial, sobre todo en plataformas OT; pero, conforme más organizaciones se suban al carro de la digitalización, mayor será el nivel de concienciación y el número de iniciativas en torno a la ciberseguridad, minimizando así los riesgos tecnológicos.
Las tecnologías IT y de operación OT se han mantenido históricamente aisladas entre sí en estos entornos. Hoy, la transformación digital ha favorecido la apertura de los entornos de producción, conectando sus activos con el mundo IT, internet o la nube. Esta convergencia, además de traer consigo innumerables beneficios para la industria, está dejando aflorar numerosas vulnerabilidades e incrementando los niveles de riesgo de forma alarmante. Es una auténtica amenaza para el sector: el fantasma de los ciberataques se cierne sobre estas organizaciones, ya que la superficie de ataque ahora se ha ampliado exponiendo sistemas legacy e inseguros, entornos complejos y poca visibilidad para la organización.
Estas amenazas, cada vez más dinámicas, sofisticadas y focalizadas en el entorno industrial como objetivo real y rentable, incrementan enormemente la probabilidad de que determinados procesos industriales que sustentan servicios críticos se vean afectados o interrumpidos, con los impactos que estas situaciones generan a nivel operativo, reputacional o económico. Por ejemplo, una parada en una línea de producción en el sector de la automoción puede suponer un coste superior a los 18.000 euros por minuto.
La hoja de ruta para dar cobertura a las exigencias de una Industria 4.0 y un entorno de producción ciberresiliente pasa por entender y aplicar la ciberseguridad en el diseño, despliegue y operación en cualquier iniciativa. Todo, para dar una respuesta adecuada a los principales desafíos de estos entornos: garantizar la disponibilidad de la operación, reforzar la seguridad en todos los elementos y etapas de su cadena de valor, y asegurar el cumplimiento.
Una estrategia de seguridad integral
Las estrategias de protección en estos entornos requieren una aproximación holística que cubra todas las fases del ciclo de vida de los procesos industriales y de producción.
En muchos casos, no se sabe con certeza qué necesita protegerse; no existe la visibilidad suficiente de los activos que se van a salvaguardar para establecer una estrategia de ciberseguridad integral; por lo que una estrategia adecuada de ciberseguridad en este ámbito ha de partir de:
- La identificación e inventariado de activos, para saber cuál es la joya de la corona.
- Un análisis detallado de las amenazas y vulnerabilidades.
- La ejecución de un diagnóstico sobre el estado de los sistemas críticos y riesgos.
- Un plan de iniciativas que cubran las cinco fases del ciclo de protección: identificar, proteger, detectar, responder y recuperar.
La ciberseguridad es un elemento indisoluble de una estrategia de transición hacia la reconversión tecnológica y digital de los procesos de producción, en la que se deben evaluar de manera permanente los riesgos y establecer medidas que los mitiguen. Es necesario un planteamiento de ciberseguridad industrial integrado, buscando impacto en términos de negocio, sin olvidar bienes jurídicos de especial protección, la integridad física o la vida de personas, desastres medioambientales, etc. Algo que requiere un enfoque especializado y la participación de expertos en este ámbito para prever y gestionar escenarios de vulnerabilidad, y lograr así proteger la operación, los costes y la reputación de la organización.