Los combustibles renovables, dijo, tienen tres principales características: son sostenibles (incluso logrando “emisiones negativas”), compatibles con la actual flota de vehículos de combustión y complementarios al hidrógeno y la electricidad en sectores como el transporte marítimo o los intensivos en energía. “Es una solución para la valorización de los residuos”, enfatizó Cabello, “teniendo en cuenta que más del 50% de los sólidos urbanos terminan en vertedero”.
“Esto se refleja en el plan de transformación que tenemos en Repsol. Nuestros complejos industriales son grandes transformadores de carbono. Me gusta decir que no nos estamos descarbonizando, sino que nos estamos desfosilizando”, explicó la nueva iTALKER.
Son equivalentes en prestaciones a los combustibles fósiles pero están fabricados con materias primas renovables como residuos orgánicos.
Eso se va a complementar, añadió, con otras soluciones como la captura del CO2, su uso y almacenamiento para conseguir el gran objetivo de las cero emisiones netas fijado para 2050.
Y puso el ejemplo de la primera planta de combustibles 100% renovables situada en Cartagena, que reduce más de 900.000 toneladas de CO2 para poner en el mercado diésel renovable disponible en más de 200 estaciones de servicio.
