Teniendo en cuenta el perfil de su empresa, especializada en automoción, y considerando las “macrotendencias” que apuntan a un vehículo eléctrico, autónomo y conectado, Santamaría se ocupó de explicar cómo les está afectando esta coyuntura a su negocio particular. En primer lugar, los ciclos de vida se han recortado por la estandarización de los procesos; además, ahora se tiende a la diferenciación, a la personalización de los productos, lo que conlleva una trazabilidad cada vez más preciada. Finalmente, Santamaría subrayó que estamos inmersos en un “cambio de paradigma” en el sector, donde se está pasando “de la propiedad al servicio” de un coche.
Para Santamaría, la fábrica del siglo XXI se asentará sobre cuatro pilares fundamentales y será:
1.- Inteligente
2.- Ligera
3.- Flexible
4.- Digital
En lo referente al primer aspecto, la fábrica del futuro será inteligente porque se gestionará “desde el dato”, lo que transformará indudablemente “la forma de trabajo y la forma de tomar decisiones preventivas”, gracias a un “mantenimiento predictivo” y a la gestión eficiente de la energía y de la producción.
Será ligera porque se focalizará en los procesos, protegiendo los que tengan más valor, con una clara “estrategia interlogística” que tendrá en cuenta las innovaciones en automatización.
Será flexible porque los lotes de producción serán cada vez más pequeños; los métodos, cada vez más ágiles; minimizando las ineficiencias gracias a la robótica colaborativa (cobots) y móvil.
Y será digital, es decir, “sin papeles”, donde los sistemas de gestión operativos estarán integrados en puestos de trabajo digitales que traten el Big Data en la nube y manejen técnicas punteras en materia de ciberseguridad.
En resumen, las macrotendencias “han venido para quedarse”. El éxito, según el directivo del Grupo Antolin, radica “en el uso combinado de las tecnologías habilitadoras”. “Las personas son el eje de la estrategia. Deben comprender las tecnologías, deben dar valor al dato y trabajar en equipos multidisciplinares”.