CONGRESO ANESE

La industria reclama energía competitiva y apoyo a la digitalización para descarbonizar sin perder competitividad

La industria española sostiene que la descarbonización y la digitalización solo serán viables si Europa y España garantizan energía a precios competitivos, financiación accesible y marcos regulatorios ágiles que no ralenticen inversiones.

Esa fue la idea central que atravesó los dos paneles —descarbonización y digitalización— celebrados en el Congreso de ANESE, donde empresas energéticas, siderúrgicas y tecnológicas coincidieron en que la transición ecológica no puede avanzar al coste de perder competitividad, empleo ni industria.

Energía competitiva y menos carga fiscal, prioridad absoluta

La petición más repetida fue clara: abaratar la energía. “El beneficio de las renovables no está llegando a la industria”, denunció Carola Hermoso, directora general de UNESID. Recordó que las industrias españolas pagan hasta tres veces más por la electricidad que sus competidores en China o Estados Unidos. La industria exige que España reduzca impuestos y gravámenes eléctricos, en línea con las recomendaciones de la Comisión Europea.

A esto se suma la crítica a la lentitud en las ayudas públicas. Empresas de servicios energéticos alertaron de que los fondos como los PERTE o las líneas de subvenciones tardan tanto en resolverse que frenan inversiones. Reclaman mecanismos ágiles y estables, como los Certificados de Ahorro Energético (CAE), que ya están acelerando proyectos reales sin cargar el riesgo solo en la industria.

El sector siderúrgico, uno de los más intensivos en energía, asegura que ya ha avanzado más que otros países en descarbonización —el 75 % del acero español se produce en hornos eléctricos con chatarra—, pero que alcanzar el objetivo europeo “Fit for 55” para 2030 requiere inversiones multimillonarias, financiación adaptada y energía asequible.

La industria reclama cuatro condiciones para seguir reduciendo emisiones sin cerrar fábricas: electricidad competitiva, financiación que permita transiciones graduales, protección del empleo con formación especializada y un marco global que evite competencia desleal frente a países con normativa ambiental más laxa. Además, piden impulsar la demanda de productos descarbonizados mediante compra pública verde y sistemas de certificación fiables de huella de carbono.

El gas renovable, especialmente el biometano, fue otro de los elementos considerados estratégicos. Marta de Pablos, directora de Crecimiento en Nedgia, señaló que España dispone de más de 100.000 kilómetros de red de gas preparada para transportar biometano y un potencial suficiente para cubrir hasta el 50 % de la demanda industrial. Sin embargo, el país apenas cuenta con una veintena de plantas operativas, frente a las más de 700 en Francia.

Por ello, pidió tres decisiones políticas: aprovechar la infraestructura existente, agilizar permisos (que en España tardan hasta dos años frente a seis meses en Italia) y otorgar al biometano un papel explícito en la planificación energética nacional como energía de seguridad, almacenamiento y autonomía frente a las importaciones de gas.

Digitalización: datos, automatización e inteligencia artificial como palanca energética

El segundo gran eje del congreso fue la digitalización aplicada a la transición energética. Las empresas coincidieron en que sin sensores, datos y automatización no habrá eficiencia real ni capacidad para gestionar redes con alta penetración renovable.

Jorge Torres, Energy Intelligence Lead de la Dirección de Eficiencia Energética de Repsol, insistió en que “sin medir no se puede optimizar”. Explicó que digitalizar no es solo instalar tecnología, sino integrarla en la estrategia empresarial para monitorizar consumos, automatizar procesos y tomar decisiones basadas en datos reales.

Alejandro Martín, Chief Development Officer en Edison Next, destacó que el verdadero cambio no es tecnológico, sino cultural y de modelo de negocio: pasar de vender equipos a vender “ahorros garantizados”, basados en análisis de datos y eficiencia demostrable.

Begoña Villacís, directora ejecutiva en Spain DC, alertó de que los centros de datos —infraestructura esencial para toda actividad digital— están en riesgo por “hiperregulación” y demora administrativa. Defendió que España tiene una oportunidad estratégica por su producción renovable, su red de fibra óptica y su posición geográfica como puente entre Europa, EE. UU. y África.

Aseguró que los centros de datos no compiten contra la sostenibilidad, sino que la habilitan: “La nube no existe, son centros de datos. Y sin ellos no habría digitalización, ni eficiencia, ni industria conectada”. Pero advirtió de que normas excesivamente complejas pueden expulsar inversiones a otros países.

Mercedes Ballesteros, directora de Energía en CIEMAT, señaló que los sistemas energéticos del futuro requerirán inteligencia artificial explicable, redes monitorizadas en tiempo real, gemelos digitales para simular procesos y ciberseguridad para proteger infraestructuras críticas. Recalcó que España tiene recursos renovables, tecnología y regulación avanzada para liderar parte de esta transición, pero necesita inversión continuada en I+D.

José Luis Fierro, director Sur de Europa en Carlo Gavazzi y Luis Casero, Manager Global de Marketing de Producto en Vertiv, coincidieron en que, ante la electrificación masiva y la digitalización, no basta con ampliar redes eléctricas: hay que convertir industrias, hogares y centros de datos en elementos activos del sistema, capaces de producir, almacenar, medir y devolver energía a la red.

Esto requiere sensores, monitorización, automatización y modelos descentralizados de gestión energética. También, dijeron, un equilibrio entre colaboración internacional e infraestructuras locales robustas.

El mensaje más repetido por los sectores industriales y energéticos es que Europa no puede liderar la transición ecológica si deja atrás a su industria. La descarbonización y la digitalización son objetivos compartidos, pero deben ir acompañadas de energía asequible, reglas claras, financiación realista y decisiones rápidas. De lo contrario la industria no podrá esperar.

Total
0
Shares
Previous Post

La inversión pública en eficiencia baja un 60% en 2024 con respecto al año anterior, pese al crecimiento del sector privado

Next Post

La industria española valora las medidas de la UE para abaratar la energía, pero insta a España a aplicarlas ya y reducir la fiscalidad eléctrica

Related Posts