REPORTAJE

iTALKERS TIC: Hablan los especialistas en Tecnologías de Información y Comunicación

La industria vive inmersa en una época donde las TIC, las Tecnologías de Información y Comunicación, desempeñan un papel esencial para su evolución. Esas tres siglas cubren cualquier producto que almacene, recupere, manipule, transmita o reciba información electrónicamente en forma digital. Esa definición tan amplia engloba tecnologías tan disruptivas como el Internet de las Cosas (Iot) o la Inteligencia Artificial (IA) generativa.

“Estamos en un momento de singularidad tecnológica”, estima Esther Checa Gutierrez, iTALKER, y Global Head of Innovation de t2ó, una consultora de marketing digital, porque la IA generativa, según ella, “tiene el potencial de transformar la cadena de valor de las organizaciones, así como las interacciones entre empleados y consumidores”, actuando en la diferenciación del producto, el marketing, la experiencia del cliente, el desarrollo tecnológico y la cadena de suministro. Las TIC afectan a todo el ecosistema productivo industrial.

La IA generativa, añade Checa, “tiene la capacidad de impulsar un marketing más efectivo, personalizado y creativo a escala”. Esta tecnología disruptiva va hacia un marketing exponencial, impactando no solo en el contenido sino también en las plataformas y en la experiencia del cliente. “La IA generativa impulsa la democratización de la tecnología”, considera.

LA IA -que ya está regulada por la Comisión Europea- suscita, sin embargo, una serie de peligros:

1- Publicidad basada en la vigilancia: Discriminación o fraude de la privacidad

2.- Privacidad y protección de datos: La protección de datos es una parte sustancial e importante de la privacidad, y en este caso, los modelos de IA generativa suelen contener una gran cantidad de datos personales.

3.- Contenido con sesgos, ilegal, politizado o discriminatorio

4.- Spam del contenido y deepfakes.

Gestión de bienes intangibles

El boom de las TIC y particularmente de la IA generativa ha puesto sobre el tapete la gestión de este tipo de bienes intangibles. ¿Cómo se puede gestionar la generación de conocimiento? ¿Cómo se puede valorar todo este capital intelectual? Eso se relaciona con la propiedad intelectual e industrial, que incluye aplicaciones, software y hardware.

De valorar ese capital inmaterial, se ocupa la firma vasca Vicomtech, cuya directora de Gestión Legal y Procesos, Nora Gurrutxaga, es iTALKER desde octubre del año pasado. Vicomtech es un centro de investigación aplicada especializado en tecnologías digitales.

Para lograr la valoración del capital intelectual, la empresa de Gurrutxaga utiliza unos modelos contrastados de cálculo de los activos intangibles. Anualmente Vimcotech hace un informe de capital intelectual con activos de propiedad industrial e intelectual.

Dependiendo de los requisitos del cliente y de si están o no en el portfolio de la compañía, se plantean distintos escenarios y soluciones diferentes. Entran en marcha los mecanismos de protección, que pueden ser registros notariales o solicitudes de patente, y se puede también llegar a una licencia de uso o a una cesión exclusiva.

“Ahora mismo estamos en una economía de gestión de activos intangibles” y eso quiere decir “reputación”, “gestión de marcas”, “conocimiento e información” de los empleados, explica Luis Ignacio Vicente del Olmo, quien también forma parte de la familia de iTALKERS.

“Si repasamos esta lista de know-how, secretos empresariales y conocimiento tecnológico (software, procesos y productos), todos se hacen tangibles justo con los derechos de propiedad industrial”, subraya Vicente del Olmo, coordinador del grupo de trabajo de Propiedad Intelectual de AMETIC.

AMETIC es la voz de la industria digital. Es una asociación que agrupa empresas y organizaciones de todos los tamaños, desde pymes hasta grandes empresas globales, líderes en transformación digital en sectores como las TIC.

“Hay que hacer autocrítica. Los indicadores de dedicación a I+D y a patentes de las empresas españolas son mejorables. Tenemos que impulsar esta cultura de la propiedad industrial en la estrategia de las empresas, incluidas las startups de base tecnológica”, revela Vicente del Olmo.

Incorporación a la industria

“La incorporación de todas estas tecnologías en el mundo industrial no es opcional -considera Pablo Ayala CEO de Innovae- porque quien no lo haga se va a quedar fuera ya que no va a poder producir a unos costes ni hacer eficaces unos procesos que son básicos internamente para poder competir en un mercado globalizado. Así que cuanto antes mejor”.

Para un gestor de tecnología y de innovación en una industria ahora mismo hay una saturación de opciones, por lo que es muy importante saber cuáles son los problemas de cada industria particular para saber en qué orden ir haciendo las nuevas implantaciones e ir adoptando la tecnología.

La realidad aumentada es una de las nuevas tecnologías que se está implantando cada vez más en las fábricas. Consiste en una interfaz de acceso a información más ágil que tener un dispositivo en la mano. Sobre esta ventaja hay que montar alguna capa de funcionalidad que le venga bien al proceso técnico concreto que se quiera.

Por ejemplo, si se quiere formar a personas que no tienen conocimientos técnicos profundos en un cambio de formato o un trabajo de mantenimiento preventivo-correctivo, tareas que no se hace habitualmente y son muy complejas, se puede hacer una digitalización de ese conocimiento, de las operaciones y, por medio de la realidad aumentada, darles un acceso mejorado a esa información sobre su entorno de trabajo real.

Los casos de uso son muy variados: mantenimiento, cambios de configuración, cambios de formato, analítica de procesos, análisis en sectores críticos…

Otra tecnología pujante en el mundo industrial es la realidad virtual, que transporta al usuario a un entorno sintético. Esa experiencia sensorial se utiliza para formación pudiendo preparar, en un entorno de simulación, a operarios a ejecutar trabajos complicados aprendiendo sin riesgos y sin ocupar el tiempo de una máquina que está fabricando o de un profesor. El plan de formación se hace de manera autónoma en un simulador, terminando con la formación en un campo real, sin partir desde cero.

Los problemas que se atajan apuntan a compañías en las que hay mucha rotación de personal, empresas que crecen muy rápido, cuando se crea una planta nueva en un país y tiene que contratar de golpe a 300 personas para operar las líneas de producción; también está muy justificado cuando son procesos peligrosos, cuando tienes que formar a persona externo porque va a operar tus máquinas. 

La diferencia entre realidad aumentada y realidad virtual es que la primera da apoyo cuando comienza una operación y la segunda prepara en un entorno de simulación para empezar a realizar ese trabajo.

La instalación de estos sistemas en las plantas industriales es bastante sencilla porque las propias gafas ya están equipadas con sistemas computacionales, es decir, no necesita más que el dispositivo y una red inalámbrica. La conexión se realiza con un sistema cloud que dispone de toda la gestión centralizada del negocio.

En el caso de la realidad aumentada, es preciso descargar tareas para realizar procesos calendarizados. A través de una conexión inalámbrica se enlaza con un servidor centralizado que le va diciendo al operario cuáles son las tareas que tiene que hacer. Y, si no sabe realizarlas, le indican cómo se hacen. Es una instalación sencilla porque está todo en la nube, aunque hay empresas que disponen de un servidor interno, donde hay que hacer una copia del servidor internamente, pero son tecnologías que se implantan muy rápido.

Nanotecnologías

Otras tecnologías disruptivas para la industria son las vinculadas con la nanociencia. La nanociencia aborda el conjunto de fenómenos nuevos que aparecen cuando la materia tiene un tamaño del orden de unas pocas millonésimas de milímetro (un nanómetro, de ahí su nombre).

Esta es la escala de las moléculas individuales, donde física, química, biología, medicina e ingeniería cruzan sus conocimientos respectivos. A menudo estos descubrimientos de ciencia básica se traducen en aplicaciones, esto es, en nanotecnologías aplicables en diversos sectores industriales. De este modo, cómo captamos y almacenamos energía, cuidamos nuestras enfermedades, nos vestimos, procesamos la información o incluso, construimos nuestros edificios, contiene elementos de nanotecnología.

De este revolucionario sector tecnológico se ocupa Rodolfo Miranda, director de la Fundación Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Nanociencia (IMDEA-Nanociencia).

A lo largo de los últimos diez años, IMDEA Nanociencia ha desarrollado una serie de tecnologías que se están aplicando actualmente en el sector secundario. Por ejemplo, una técnica para funcionalizar nanotubos de carbono, disolverlos en matrices poliméricas y mejorar las propiedades mecánicas de estos materiales híbridos, que ya está en un estado de desarrollo muy avanzado para la producción de materiales estructurales para drones.

También ha desarrollado unos materiales magnéticos sin tierras raras para producir imanes permanentes capaces de mover el motor de vehículos eléctricos como bicicletas, motociclos y coches pequeños. Los imanes se fabrican industrialmente por una empresa en Barcelona y las bicicletas eléctricas con estos imanes en los motores se pueden adquirir de una empresa danesa.

Además, trabaja en una aplicación en nanomedicina que permite eliminar selectivamente las células tumorales. Esta técnica está basada en hipertermia magnética selectiva mediante nanopartículas funcionalizadas y ya se están realizado ensayos clínicos en pacientes humanos en el Hospital Vall D´Hebrón de Cataluña.

La nanotecnología se aplica a un sector industrial pujante: el de los chips o semiconductores, unos dispositivos esenciales para los equipos electrónicos y que suelen tener un tamaño microscópico.

Por estas piezas tan pequeñas pero poderosas se interesa Ávaro Pineda, presidente de AESEMI, la Asociación Española de la Industria de los Semiconductores.

“España ha tenido tradicionalmente un enfoque claro hacia el I+D en un gran número de sectores, y la microelectrónica es, sin duda, un claro ejemplo. La mayoría de nuestro ecosistema se centra en hacer diseño, incluso en ocasiones con tecnologías y arquitecturas de vanguardia, pero poco a poco vemos cómo se plantean nuevas vías e iniciativas en procesos de fabricación, especialmente en lo que es el back-end”, aseguró Pineda en una entrevista con industry TALKS.

“Esto en sí es una fortaleza de nuestro ecosistema -añadió Pineda-, pero al mismo tiempo termina siendo una debilidad ya que nos hace depender de otros agentes extranjeros para determinados procesos de fabricación y comercialización. De hecho, la introducción en el mercado de los productos aquí desarrollados conservando la tecnología es una de las debilidades históricas del sector”.

La firma catalana Ideaded forma parte de este ecosistema de los chips. En septiembre del año pasado, puso en marcha la mayor sala blanca de semiconductores del sur de Europa. Su CEO, Eduard Puig, también ha sido entrevistado por este medio de comunicación.

En opinión de Puig, la nueva planta de Viladecans significa es un hecho clave en la estrategia desarrollada por la Unión Europea para el desarrollo industrial. “En este sentido, la generación de ecosistema en la industria de los semiconductores genera oportunidades de futuro en un sector estratégico del país”, dijo.

A nivel industrial se abre un abanico de necesidades en los campos del mantenimiento, ingeniería, diseño de instalaciones y demás, que provoca la necesidad de generar este conocimiento in situ y, por lo tanto, nuevas oportunidades.

A nivel formativo, desarrollar estructura especializada en este sector tan especializado dota a España de aspectos diferenciales dentro de Europa generando la capacidad de captar nuevo talento extranjero y dotar de oportunidades al talento local que evita la deslocalización del conocimiento. Por último, posibilita al talento que ha emigrado durante muchos años a volver siguiendo su actividad en el campo de los semiconductores.

Internet Industrial de las Cosas

Finalmente, la Internet de las Cosas (IoT), otra TIC disruptiva con mayúsculas. Y que tiene ya una derivada en el sector secundario: la Internet Industrial de las Cosas (IIoT).

Las tecnologías IIoT permiten muchas cosas, desde monitorizar y controlar equipos de manera remota, pasando por simular un proceso o producto de manera virtual, gestionar el mantenimiento de manera inteligente y eficiente, usar datos para identificar posibles mejoras, detectar la causa de un fallo, automatizar diversos aspectos, hasta generar comportamientos inteligentes por parte de los equipos.

Para José Pérez Berdud, director general de Fagor Automation: “El abanico de posibilidades es infinito y se irá desplegando en la medida en la que vayamos democratizando la instalación de estas tecnologías, y vayamos contando con datos que nos permitan desplegar todas las capacidades a nuestro alcance”.

Los catálogos de dispositivos IoT se antojan muy variados, tanto como el que posee Libelium, una firma tecnológica aragonesa especializada en IIoT, fundada por dos emprendedores en 2006 como una spin-off de la Universidad de Zaragoza. Desde entonces Libelium diseña, fabrica y compra hardware y software para redes de sensores inalámbricos. Aquello fue una apuesta revolucionaria pues hace 16 años el concepto del IoT no estaba maduro en España. 

“Las propias cosas te comunican cómo se encuentran”, asegura a industry TALKS Valeria Shimkevich, Agrifood Business Development Manager de Libelium. Esa comunicación interna e inteligente resulta extraordinariamente útil para detectar fallos antes de que estos ocurran; es lo que se llama el “mantenimiento predictivo”, fundamental para mantener o aumentar la productividad manufacturera.

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