ENTREVISTA ENVERA

Claudia Tecglen: “Dejaremos de hablar de cuotas laborales para personas con discapacidad cuando contratemos convencidos por el talento”

Claudia Tecglen, emprendedora social, consultora y conferenciante, es una de las voces de más reconocidas de la realidad de las personas con discapacidad y el talento absoluto, sin ningún género de etiquetas, que avala un currículo de vértigo y reconocimientos tan relevantes como el Premio Princesa de Girona Social. Considerada un referente tanto para empresas como para jóvenes, fuente de inspiración y de superación personal y profesional, es una máquina arrolladora frente al prejuicio y la desigualdad de oportunidades, dos grandes frenos al progreso empresarial y de la sociedad en su conjunto.

Las empresas en general se resisten a la contratación de personas con discapacidad, y muchas lo hacen obligadas por la ley. ¿Cómo trabaja desde su vertiente de consultora y conferenciante para convencer de que ese prejuicio es un gran error?

Las empresas se resisten por desconocimiento y porque no son conscientes de las grandes ventajas competitivas que tienen contratar a personas con discapacidad. La discapacidad es una situación impuesta por la vida, que ni pides ni regalas, pero que si aprendes a convivir con ella es una maestra ineludible y una oportunidad incomparable para adquirir competencias transversales en el mundo laboral, entre ellas la organización y planificación, la gestión del tiempo, el trabajo en equipo, la asertividad, la comunicación y el cuidado y desarrollo de personas. 

En mi caso, por ejemplo, tengo una parálisis cerebral infantil, lo cual, por el estereotipo erróneo que tenemos, en muchas ocasiones, lleva a pensar a mis interlocutores que tengo el cerebro paralizado. Aun así, soy psicóloga por la UNED, consultora, comunicadora, mentora y, además, acabo de terminar un Programa de Desarrollo Directivo (PDD) en el IESE. Asimismo, presido una Asociación sin ánimo de lucro desde casi 16 años, donde ejerzo de coordinadora del 90% de los proyectos. Adicionalmente, acabamos de crear la Fundación Claudia Tecglen, con una propuesta de valor y un modelo de sostenibilidad, que se presentará en un futuro próximo, pero que ya ha conseguido grandes aliados. Digo esto, no desde la arrogancia, sino para contrastar con realidades las creencias erróneas: el mismo método que utilizo en varias de mis charlas. No todas ellas son inspiradoras ni todas tratan de discapacidad, porque yo, como el resto, somos mucho más grandes que nuestra discapacidad.

-¿Qué herramientas utiliza en su labor de consultoría para las empresas?

Primero, trato de identificar las barreras que impiden realizar una inclusión efectiva y afectiva, para después aplicar una metodología propia que comprende 5 pilares: curso a directivos, mentoring para la inclusión a media manager y personas encargadas de gestión del talento, experiencias únicas, insights y métricas. Además de bonus exclusivos, quien quiera saber más que me escriba a info@claudiatecglen.com ya que es un servicio premium.

Desgraciadamente, las cuotas siguen siendo necesarias y, igual que el hecho de que mi contratación como autónoma pueda resultar una medida alternativa al cumplimiento de ese cupo, es un factor que juega a mi favor en el momento de la decisión, aunque mi valor diferenciador son los resultados tangibles que entrego. Es importante remarcar que dejaremos de hablar de cuotas cuando contratemos convencidos por el talento.

El trabajo en general para una mujer con discapacidad, más aún si esta discapacidad es intelectual, es un desafío. Ni siquiera podemos imaginar el reto que representa llegar a formar parte de un comité de dirección. 

Para ocupar puestos directivos es imprescindible tener una formación excelente. A mayor inclusión educativa, mayor inclusión laboral. Según el último informe de Fundación Universia sobre la inclusión universitaria de las personas con discapacidad, las personas con mayor dificultad para acceder a estudios universitarios son las personas con discapacidad psicosocial, la mal llamada enfermedad mental. En este sentido, las asociaciones que trabajan por la inclusión de las personas con discapacidad intelectual han logrado un gran avance en el ámbito laboral de este grupo social. Sin embargo, encontrar a personas con cualquier tipo de discapacidad en comités de dirección de empresas ordinarias es todavía un lejano horizonte, sobre todo, si la discapacidad es de nacimiento.  

La Agenda 2030 y los criterios ESG, especialmente el Social, ha hecho que muchas empresas se pongan las pilas. Sin duda, las organizaciones de la discapacidad viven una gran oportunidad porque ahora las compañías las necesitan de cara a inversores, financiadores y clientes. ¿Cuál es su visión de este momento? ¿Cree que servirá para reforzar el valor de los profesionales con discapacidad y su inclusión en la empresa ordinaria?

Si esta misma pregunta se la hubiera hecho a la Claudia de dieciséis años, cuando comenzaba a ser activista, hubiera rechazado la idea de que la oportunidad llegara por los criterios ESG o la Agenda 2030. Sin embargo, desde la madurez de la experiencia pienso que si esta es “la excusa” para que nos den la oportunidad, adelante; una vez dentro, demostraremos nuestro valor.

¿Qué diferencia hay entre integrar e incluir en el mundo laboral y en la sociedad en general? 

Integrar es hacer hueco; incluir es darte el puesto y las funciones que te corresponden por derecho. No nos olvidemos que el trabajo es un derecho en nuestra Constitución, independientemente de nuestra situación. 

Para incluir tiene que existir un match entre el talento y las habilidades de las personas con y sin discapacidad y las tareas y funciones a realizar. En el caso de las personas con discapacidad, esto contempla, si es necesario, lo que se conoce como ajuste razonable de trabajo.

-¿Qué necesita una empresa para incluir a profesionales con discapacidad? 

La inclusión de profesionales con discapacidad en una empresa requiere convicción, conocimiento y coraje.

Hay empresas que piden a los servicios de inserción laboral de las ONG personas con discapacidad para sus recepciones, por ejemplo, añadiendo “que se les note”. ¿Algún comentario? 

Se trata de una práctica propia de “diversity washing”, es decir, un contrato para dar una imagen superficial que no refleja la convicción de que la diversidad de una plantilla en todas sus formas es una ventaja competitiva. Se trata de un pensamiento limitante que, más pronto que tarde, se verá reflejado en su posicionamiento, propuesta de valor y cuenta de resultados. La inclusión es rentable y la ignorancia atrevida.

No me resisto a preguntarle por los JJOO. Hace unos días asistimos a la presentación del Comité Paralímpico Español, acto en el que no quiso estar el presidente del Comité Olímpico Español, según declaración del propio presidente paralímpico, Miguel Carballeda, y durante el cual la mayor medallista española, Teresa Perales, pidió que las federaciones deportivas en España se abran a los deportistas con discapacidad a los que no se acepta en sus organizaciones. ¿Cómo ve este tipo de segregación en pleno siglo XXI y en una sociedad occidental que supuestamente protege la igualdad de todos sus ciudadanos? 

No soy aficionada ni experta en el deporte, pero para mí, cualquier profesional merece estar sujeto a las mismas condiciones que sus compañeros. Me resulta muy contradictorio este hecho cuando la deportividad se basa en la competencia, la constancia, el fair play y la convivencia. Esta realidad es inaceptable.

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