Emilio Ramiro lleva desde los 12 años entre tornos y fresadoras. Ahora es el director general de RAMEM, una empresa fundada en 1958 por su padre, quien tuvo su primer taller en el garaje de un familiar. Esta pyme madrileña, incorporada al grupo tecnológico ARQUIMEA desde 2020, está dedicada al diseño y fabricación de equipos mecánicos y electromecánicos a medida de las necesidades del cliente, principalmente para los sectores aeronáutico, espacial, industria de la ciencia e industrial en general.
Ya en los años 70 la compañía construyó los soportes que movían los pesados y enormes motores Olympus de los legendarios aviones Concorde cuando estos necesitaban pasar sus obligatorias revisiones de mantenimiento en los hangares de La Muñoza, muy próximos al aeropuerto de Barajas de Madrid.
Como industria auxiliar de fabricación, RAMEM ha suministrado componentes a lo largo de su trayectoria a misiones espaciales tan relevantes como Perseverance (2021), InSight (2018) y Curiosity (2012) todas ellas en Marte. También ha fabricado equipos para realizar ensayos en la Estación Espacial Internacional (ISS), en misiones como Solar Orbiter, una sonda actualmente en trayectoria hacia el Sol, en el observatorio orbital de rayos gamma INTEGRAL, o en los satélites ENVISAT y SENTINEL-5.
Otros grandes proyectos destacados en los que RAMEM ha participado son el avión de combate europeo Eurofighter, el avión cisterna de repostaje en vuelo AIRBUS A330 MRTT o el Gran Telescopio de Canarias.
Sus piezas de acero, titanio, aluminio y aleaciones se pueden encontrar en instalaciones científicas de primer orden como el Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF), situado en Grenoble (Suiza); el Sincrotrón ALBA, sito en la localidad catalana de Cerdanyola del Vallès (Barcelona); los laboratorios de físicas de partículas gestionados por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN); o el láser europeo de rayos X de electrones libres (XFEL). En estos 60 años han fabricado más de 30.000 piezas o equipos distintos.
Actualmente la empresa dirigida por Emilio Ramiro se encuentra ubicada en un polígono industrial de Torrejón de Ardoz, donde ya ha fabricado componentes para el rover Rosalind Franklin creado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y que será lanzado a Marte en 2022.
Otro proyecto importante en desarrollo y bien visible en una parte del taller son las estructuras que contendrán las cámaras de los grandes Telescopios Cherenkov que se instalarán próximamente en el Observatorio del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma.
Los operarios también arman y sueldan piezas de utillaje y de equipamiento de apoyo en tierra a aeronaves. El gran mecanizado adquiere su forma final gracias a una maquinaria muy especializada. RAMEM posee una fresadora de seis metros y una máquina de electroerosión que volatiliza el acero gracias a una carga eléctrica que pasa por un hilo de latón y provoca un cortocircuito controlado.
Además de los encargos y proyectos de terceros, esta pyme tiene productos propios patentados pues fabrica equipos de medición y análisis de alta resolución, espectrómetros capaces de detectar nanopartículas y aerosoles potencialmente peligrosos por ser contaminantes. Desde hace 10 años también trabaja la manufactura aditiva, esto es, la impresión 3D. De la misma forma, RAMEM se ocupa de los equipos tecnológicos de su grupo matriz en sectores muy especializados como el espacio, la defensa o el análisis biológico.
Esta profunda diversificación ha sido, a la postre, la tabla de salvación de la empresa. De hecho, como reconoce el propio Ramiro, no han hecho ERE ni ERTE en estos tiempos de pandemia e incluso en 2020 han contratado a gente. La plantilla está integrada por 45 personas, de las que la mitad se ocupa de la producción.
Ramiro considera que “una empresa es un tesoro y como tal hay que cuidarla, por todo lo que ofrece a la comunidad, los impuestos que paga o las oportunidades de empleo que genera” y así ve necesario que las administraciones atiendan sus necesidades mediante una atención más personalizada.
En una entrevista concedida a industry TALKS, pone en contexto la importancia que tiene la empresa auxiliar como la suya, eslabón fundamental de la cadena de suministros, donde trabajan especialistas capaces de aportar su conocimiento con alta eficiencia, es decir, ser “buenos, rápidos y económicos”, porque en definitiva “la NASA no podría fabricar todo”.
El director general de RAMEM considera que la Formación Profesional que se imparte en España es mejorable y aconseja hacer más marketing para potenciar la motivación en la tecnología y en la industria y para motivar la vocación. Todo un reto.