¿Cómo se encuentra el sector de la máquina herramienta? ¿Ha recuperado las cifras prepandemia? ¿Cuáles son las perspectivas para este año?
En general el sector de máquina-herramienta está bien. Yo diría incluso que sorprendentemente bien, porque realmente estamos transitando por un océano muy embravecido, con un montón de incertidumbres, de obstáculos, de problemas que arrancan en 2020 con la pandemia y se han ido concatenando sucesos negativos. Pero, a pesar de todos estos sucesos, en general la máquina-herramienta está muy fuerte, diría que más fuerte que nunca. Y yo lo achacaría a que las empresas están preparadas y tienen propuestas de valor muy atractivas para los clientes. Al final, la tecnología, las prestaciones, la calidad que ofrecemos, al precio que ofertamos hace que la oferta española de máquina-herramienta sea atractiva y apreciada en los mercados.
En lo referente a las perspectivas para este año, siguen siendo buenas. Estamos hablando de mantenimiento o ligero crecimiento, en general, porque los datos sectoriales del primer trimestre así lo corroboran, están marcando que el comportamiento del mercado está bastante aliviado. Quizás en las máquinas de deformación hay una ligera caída, pero en las máquinas de arranque la entrada de pedidos se está manteniendo. Esto tiene mucha importancia porque vamos a abrir mercados que han sido importantes los dos últimos años, por ejemplo, como el mercado italiano, que ha sido muy incentivado, donde ha habido ayudas importantes para la inversión en máquina-herramienta. Vamos a ver que la intensidad de las ayudas se ha reducido y las ventas en ese mercado se están resintiendo, pero el sector está siendo capaz de buscar caladeros alternativos.
Por otro lado, se han recuperado y se han superado los niveles previos a la pandemia, aunque cuando hablamos de medias sectoriales hay algunas empresas que pueden estar en niveles inferiores. En general, la mayoría, las empresas más representativas, las de más dimensión, las de mayor nivel de internacionalización del sector los tienen superados.
Ibarmia es un referente nacional en centros de mecanizado. ¿Cómo han logrado mantener la fabricación propia frente a otras compañías que tienden a la importación de máquinas?
En esto es clave el posicionamiento. No diría que somos los maestros del posicionamiento, pero lo tenemos. Tenemos un posicionamiento de unas tipologías de máquinas, de unas arquitecturas de máquina que sitúan nuestra competencia fuera del mercado nacional. Nosotros competimos muy poco con nuestros colegas nacionales del sector. Ocasionalmente podemos coincidir con un fabricante nacional, pero normalmente siempre competimos con fabricantes alemanes, japoneses, coreanos, italianos. En muchos casos, además, con grandes empresas líderes a nivel mundial que individualmente tienen más dimensión que todo el sector de máquina-herramienta en España. Eso nos exige unos niveles de actualización y de desarrollo de tecnología, de desarrollo de producto muy fuertes para no perder la distancia con ellos y estar prácticamente al mismo nivel. Eso genera una tensión dentro de la organización muy importante, porque no dejamos de ser una empresa muy dinámica, muy ágil, pero de tamaño medio.
¿Qué diferencia a Ibarmia de otras fábricas de máquina herramienta? ¿El factor humano?
Me gusta lo del factor humano y nos sentimos muy identificados. Quien compra una máquina en Ibarmia se convierte en alguien importante y relevante para nosotros. No es el usuario con un número de serie de una máquina. Para nosotros es una firma, una razón social determinada, donde muchas veces conocemos a los dueños, a la dirección, a los responsables de producción… Para nosotros los clientes tienen cara y ojos. Prácticamente el personal propio de Ibarmia conoce el 95% de los clientes. Yo conozco más del 50%. Los he saludado en fábrica, los he visitado en sus instalaciones o nos hemos encontrado en ferias. Para estos clientes, tener ese acceso a Ibarmia les sorprende con respecto a la competencia. Muchos de ellos tienen mi teléfono móvil. A nosotros nos gusta estar a las duras y a las maduras. Nos gusta estar en los momentos buenos y felices, pero no nos gusta desaparecer en los más complicados o que surgen a lo largo del ciclo de vida de una máquina. Al final, como decía el fundador de Ibarmia, José Ibarmia, todas las máquinas, hasta las mejores, un día se estropean o tienen una avería. Lo importante es estar ahí cuando eso suceda, tener una buena reactividad y poder solucionarlo rápidamente. En primer lugar, la cercanía. Algunos nos definen como la boutique. Nosotros no somos tanto el gran almacén donde hay muchos modelos y muchas cantidades de ellos. Nosotros somos más el sitio donde se hace la confección, en términos textiles, es un poco más particular. Ahí está la personalización y la adaptación a cada uno de los gustos y las necesidades de los clientes. Desde una propuesta, una oferta modular somos capaces de hacer las combinaciones de esos elementos para ofrecer a cada cliente la máquina que él necesita y no la que nos conviene a nosotros fabricar.
En este contexto, ¿qué importancia otorgan a la I+D+i en su plan de negocios? ¿Qué porcentaje de inversión destinan a este capítulo?
La importancia es fundamental. Es algo absolutamente crítico. En alguna ocasión hemos comentado con los responsables de AFM [la Asociación de Fabricantesde Máquina-Herramienta] algún dato, reconociendo, con todo el respeto a todas las empresas del sector de máquina-herramienta española que son muy intensivas en I+D+i, que probablemente Ibarmia sea la empresa con más dedicación a I+D+i per cápita, es decir, en nuestra dimensión como fabricantes dentro del Estado. Somos muy intensivos en I+D+i; somos muy habituales en todo tipo de convocatorias a nivel europeo, nacional, autonómico, regional y comarcal. Somos un actor muy activo, generalmente siempre en colaboración con otras empresas del sector, con otros actores del clúster de la máquina-herramienta. Destinamos, dependiendo de los ejercicios, a I+D+i entre un 7% y un 10% de nuestra cifra de negocio.
¿Qué proyectos innovadores están desarrollando y para que sectores industriales? ¿Qué nuevos productos van a lanzar en breve?
Creo que todos somos conscientes del tsunami digital en que estamos inmersos, del impacto de la digitalización. Eso está afectando a la propia sociedad, a nuestros hábitos y costumbres, a nuestras formas de relacionarnos. Evidentemente un sector puntero que tira de la tecnología como la máquina-herramienta no es ajeno a ello. Todo lo que fabricamos son máquinas computarizadas, las populares CNC, prácticamente todas de cinco ejes. Todo nuestro programa está disponible en versión multitasking o multifunción. Todo lo que tiene que ver con digitalización, industria 4.0, control y mantenimiento remoto de máquina son líneas de trabajo muy intensivas en estos últimos años.
En algún caso, con desarrollos más propios para algunos sectores, por ejemplo, el aeronáutico. Somos miembros activos del Centro de Fabricación Avanzada Aeronáutica, con sede en Zamudio (Vizcaya). En energía eólica, tenemos un posicionamiento bueno y fuerte; muchos de los proveedores referentes del sector eólico son clientes nuestros y, en este sentido, la cuestión offshore, de molinos de mayor dimensión, están tirando de los desarrollos que Ibarmia tiene que proponer. Por ejemplo, hacemos máquinas para aplicación de piezas circulares del sector eólico de 10 metros de diámetro.
Nuevos productos: hemos estado trabajando en la mejora y desarrollo de dos de nuestras líneas, y precisamente este año vamos a lanzar la nueva generación de nuestros centros de mecanizado de 5 ejes T12 y T16. Estamos organizando un evento in-house para el lanzamiento mundial de este centro, donde presentaremos a clientes y distribuidores todas las mejoras que incorpora este modelo. También vamos a lanzar una nueva versión de nuestra Serie Z, nuestra línea de centros de mecanizado de mesa fija y columna móvil. En este caso, el upgrade se aplica a toda la serie Z, y su lanzamiento y presentación oficial se celebrarán durante la EMO en Hannover.
¿Cuál es el secreto de la competitividad? ¿Sigue pensando que se trata de transpiración e inspiración?
Creo que la generación anterior a la mía nos enseñó ese ejemplo de la transpiración y eso lo tenemos muy interiorizado. Están cambiando los tiempos, las nuevas generaciones y los valores, pero para nosotros el compromiso y el valor del trabajo son claves. Entendemos el trabajo como una guía del desarrollo y el enriquecimiento personal, en ningún caso como una maldición. Intentamos ofrecer a la gente un entorno enriquecedor donde se vean multiplicados los estudios previos realizados. Y luego la parte de la inspiración, que la relacionaría con la actividad de I+D+ì. En este sentido, tenemos un partenariado muy sólido con Tecnalia que nos acompaña prácticamente en cada uno de los proyectos en que estamos inmersos. También colaboramos con la Universidad del País Vasco y con centros de Formación Profesional. Esa combinación de transpiración e inspiración es fundamental. La una sin la otra no funcionaría.
¿Qué política de formación persiguen? ¿Qué perfiles profesionales buscan? ¿Qué criterios de selección emplean? ¿Cómo retienen el talento?
Cuando la gente ha visitado nuestras instalaciones y les hemos presentado al equipo humano de Ibarmia, nos han dicho que somos más una ingeniería que un fabricante al uso. Y creo que no les falta razón en esa aseveración. El 53% de la plantilla tiene estudios universitarios y la mayoría son de Ingeniería Mecánica, de Organización, Eléctrica, Electrónica… Y todo el mundo tiene ciclos de Formación Profesional relacionados con la fabricación mecánica, el diseño, el mantenimiento. El perfil es elevado. El empleo es de calidad, estable. Nos preocupamos por ofrecer un proyecto compartido, transparente. Las relaciones internas de la empresa son un valor, un elemento que también nos diferencia. Intentamos hacer a la gente partícipe de la situación de la empresa, su desarrollo y crecimiento o de las dificultades que pueda tener. También trabajamos el employer branding. Creo que somos una empresa con un prestigio ganado a lo largo de 70 años -que acabamos de cumplir-, de hacer las cosas bien, con seriedad. Y con mucha relación con las universidades y los centros de Formación Profesional, porque la cuestión del talento preocupa y hay que ocuparse de ella.
Ustedes apostaron por el mercado chino y tienen un centro productivo en la ciudad de Qingdao. ¿Tienen planes de expansión a otras latitudes? ¿Cómo les están yendo esta internacionalización?
Me alegro de que me haga esa pregunta. Esta es una cuestión que está surgiendo. La competencia es buena si es sana, incentiva, motiva y nos empuja a no dormirnos y a desarrollarnos. Pero en este sentido, últimamente, estamos sintiendo una competencia bastante desleal, poco veraz. Quiero dejar algo absolutamente claro. La fábrica que tiene Ibarmia en China solo fabrica para China. Incluso, cuando nos establecimos allá, teníamos idea de abastecer desde China todo el Sudeste Asiático, pero no hemos dado ese paso hasta el momento y no es previsible que lo demos en el corto-medio plazo. Además, la fábrica que tenemos en China es básicamente una ensambladora por lo que los elementos más críticos se fabrican aquí, en la sede central de Azkoitia. Es decir, exportamos componentes a nuestra propia filial y no estamos fabricando allá.
La experiencia en China ha sido importante y ha sido, en cierto modo, uno de los vectores de crecimiento de Ibarmia en estos últimos años. Nos gusta hacer un análisis más extendido en el tiempo, porque los datos de un año para otro pueden variar, pero, si echamos la vista atrás y vemos cómo ha sido el comportamiento de los diferentes mercados, vemos que China es, de largo, el primer mercado para Ibarmia. Y esto, a pesar de unas circunstancias complicadas. Nuestro desembarco en China fue en 2018. El primer año de arranque y establecimiento fue difícil. El segundo, un poco mejor. Y justo en 2020 nos viene la pandemia y el cierre del país que nos ha afectado muchísimo, que nos ha impedido visitar las instalaciones. Yo mismo solía visitar China tres o cuatro veces todos los años. Y he pasado 37 meses sin poder ir hasta que tuve ocasión de volver en febrero-marzo. Esto ha dificultado la relación y ha ocasionado cierto distanciamiento, una pérdida de conexión entre nuestro equipo en China y el de la matriz, que se está solventando, poniendo las bases y los cimientos para volver a fortalecer nuestra posición. Quizás las cuestiones que más nos puedan preocupar son de índole geopolítico, que no están en nuestras manos, son cuestiones que trascienden a nuestro ámbito. El interés y la inversión extranjera en China es absolutamente descomunal. Nuestra presencia allí es testimonial, pero importante para nuestra dimensión de empresa.
¿Qué le pide Ibarmia a la administración vasca y a la española para incentivar el proceso de reindustrialización? ¿Qué cree que es necesario?
Esa es una cuestión importante. No vamos a decir lo que dijo aquel célebre ministro, que la mejor política industrial es la que no existe. Todo lo contrario. A pesar de tener una política industrial, el reto de la reindustrialización es difícil. Estamos viendo una terciarización de las economías más avanzadas y modernas. Anclar a la industria requiere de un convencimiento y unas políticas muy orientadas y enfocadas a ese objetivo. También hay que generar un entorno propicio. Ahora se está hablando de atraer inversiones extranjeras para construir el vehículo eléctrico, nuevas fábricas de baterías… El convencimiento de que la industria es un motor de actividad es importante, de que tiene un impacto más allá de la propia industria, con los servicios derivados, la generación de empleo estable, el desarrollo tecnológico… En este sentido, en cuanto a máquina herramienta se refiere, creo que también la dimensión es crítica. Muchas veces los usuarios de máquina-herramienta están muy atomizados. Las empresas son muy pequeñas y desde esa dimensión abordan las inversiones que se pueden permitir, que muchas veces son excesivamente ajustadas y de equipos de tecnologías medias. Nos preocupa ver que esa dimensión esté jugando en contra de la propia competitividad, de la propia productividad del tejido industrial.
Llamaría a la colaboración, a la cooperación, a la concentración entre los mecanizadores y entre los usuarios de máquina-herramienta para que les permitan ser más competitivos, porque para serlo eso requiere invertir. Esa es una inversión recurrente, hay que invertir prácticamente todos los años y además los avances y los desarrollos son vertiginosos. En ese sentido, todo lo que sean ayudas fiscales o subvenciones para equipamiento son siempre bienvenidas. Y vemos que en otros países, como en Italia, están teniendo un impacto muy importante. Se está modernizando el equipamiento industrial y dotando a esa economía de una competitividad deseable. Ya nos gustaría ver esos niveles de inversión en el mercado nacional.
¿Por qué se ha desarrollado más la industria en el País Vasco que en otras comunidades autónomas? ¿Por qué el tejido industrial vasco es más exitoso que el de otros territorios? ¿Qué características existen en el País Vasco para que haya ese nivel de competitividad y de excelencia?
El 75% del sector de máquina-herramienta español está implantado en el País Vasco. Es muy difícil generar un tejido industrial de la noche a la mañana. Esto no se improvisa. La razón principal vendría con las actividades base de España y del País Vasco después de la Guerra Civil. Aquí ya había una industria de minería en Vizcaya, una industria siderúrgica, naval. Al final, industria genera industria y genera servicios alrededor de la industria. Localidades cercanas como Éibar han sido cuna de la industria de las armas. Las bicicletas, las máquinas de coser… Ha habido una serie de industrias históricas tradicionales que han desarrollado una industria de máquina-herramienta importante. De ahí se pasó a las piezas de automoción y de ahí a las de aviación… La mancha de aceite se ha ido extendiendo. Luego también está el espíritu emprendedor de esa generación de la posguerra, familias numerosas, con un aprendizaje casi forzado. También está la apertura, la exportación, salir fuera.
¿Qué les recomendaría a las pymes industriales que buscan la internacionalización?
Valentía, coraje. Por lo menos dejar el miedo. Siempre con modestia, con respeto, pero dar el paso, salir. Y animarse, porque las empresas que salen encuentran mercados y encuentran en la exportación un trampolín de crecimiento. Con respecto la exportación y la internacionalización, siempre digo eso va en nuestro ADN. Hace 35 años, cuando llegué a Ibarmia, exportábamos el 35% de la producción, ahora exportamos el 90%. Para nosotros el trato con el exterior es algo habitual. Salir a vender, recibir a clientes.
¿Es cierto que hay un proceso de integración de Asociación de Importadores de máquina-herramienta (AIMHE) en AFM?
Puedo confirmar que sí hay un acercamiento, que se han realizado unas conversaciones, porque en gran parte compartimos la problemática, los clientes, muchas cosas, aunque en algunas podamos divergir o tener visiones e intereses diferentes. Creo que es bueno que estemos más próximos y tengamos un mayor nivel de colaboración todos los agentes en torno a este sector de la fabricación avanzada, de la máquina-herramienta, de la clusterización de lo que rodea a la máquina-herramienta. En este sentido, siendo dos organizaciones independientes y soberanas, tendrán que ser ellas las que decidan los pasos más convenientes. Creo que sería interesante el trabajo en común de ambas asociaciones.