REPORTAJE

El desequilibrio territorial entre producción y consumo de energía abre el debate sobre una tarifa eléctrica regional

Red Eléctrica de España (REE), la operadora que se encarga de asegurar el correcto funcionamiento del sistema de suministro eléctrico en nuestro país, maneja dos grupos de cifras distribuidas por comunidades autónomas: uno vincula el consumo y la producción de energía eléctrica renovable; el otro, el consumo y la generación de energía en general.

La relación entre consumo y generación de energía arroja porcentajes muy llamativos que tienen implicaciones para el futuro del sector de la industria. Una de las posibles consecuencias sería la creación de una tarifa eléctrica regional o, en su defecto, de un paquete de medidas de ventaja para aquellas comunidades autónomas que producen más energía de la que consumen.

En España, según muestra el primer grupo de datos, solo cinco CCAA generan más energía eléctrica renovable de la que consumen: Castilla y León, Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha y Galicia.

De todas ellas, Castilla y León es la comunidad que más energía renovable produce en términos absolutos: 24.076 GWh en 2021, un 176% de toda la energía que consumió ese año, 13.667 GWh. Le sigue Galicia, con una producción renovable de 17.980 GWh, de la cual consumieron prácticamente la totalidad dentro de la propia comunidad: 17.550 GWh, es decir, produjo el 102% de la energía consumida, según los datos definitivos que ofrece Red Eléctrica Española (REE).

Aragón y Castilla-La Mancha generaron 15.136 GWh y 13.404 GWh durante 2021, un 145% y un 111%, respectivamente, del consumo interno de ambas comunidades. Una producción que fue posible, principalmente, gracias a la energía eólica. En términos absolutos, la generación renovable de Extremadura es la más baja de las cinco: 9.385,22 GWh en 2021. Sin embargo, eso supone prácticamente el doble de lo que la región necesita en un año completo, es decir, 5.055 GWh. De ahí que la ratio extremeña sea la más alta del ranking: el 185%.

Datos de Red Eléctrica de España (REE) sobre producción de energía referidos a agosto de 2022.

En los últimos diez años disponibles, estas cinco comunidades, que no casualmente coinciden con ‘la España vaciada’, han pasado de producir más de 52.000 GWh en 2012 a casi 80.000 GWh en 2021, un incremento del 53% en una década.

Sin embargo, no se puede denominar a estas regiones como “autosuficientes” solo con energía eléctrica renovable, ya que esta generación tiene picos y valles que, en ocasiones, impiden que la demanda sea satisfecha por completo durante días enteros o en horas concretas.

Ninguna comunidad es excedentaria en energía total, solo lo son en energía eléctrica. Eso implica que, para alcanzar los ambiciosos objetivos de electrificación y descarbonización de 2050, todas ellas tendrán que aumentar su producción de energías renovables, algunas de ellas de manera más pronunciada que otras.

En el caso de Andalucía, por ejemplo, el modelo es la implantación y el despliegue de energías renovables. A fecha de junio de 2022, esa comunidad ya contaba con 9.400 MW de potencia renovable instalada. Y para avanzar en el objetivo de la autosuficiencia e incluso de la exportación, actualmente está tramitando 12.600 nuevos MW de energías renovables para su puesta en marcha en estos próximos años. “Actualmente, en Andalucía, el 55% de la electricidad que se consume procede ya de fuentes renovables”, informaron a este diario fuentes de la Junta de Andalucía.

“Navarra está realizando una fuerte apuesta por la descarbonización de su industria con la electrificación como uno de los pilares”, manifestó, por su parte, el consejero navarro de Desarrollo Económico y Empresarial, Mikel Irujo, en declaraciones exclusivas a industry TALKS.

“Para ello, estamos apostando por nuevos vectores energéticos como el hidrógeno verde, para el que hemos desarrollado una estrategia propia. Actualmente, contamos con proyecto piloto en la Ciudad Agroalimentaria de Tudela, para el que contaremos con una inversión de 10 millones de euros de colaboración público-privada”, añadió Irujo.

En el actual contexto de crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, el Gobierno de Navarra cuenta “con una legislación pionera como la Orden Foral de Comunidades Energéticas y un Decreto Foral Ley que impulsa el autoconsumo y recoge medidas para hibridación, almacenamiento y repotenciación”, remarcó. Además, está desarrollando una labor de transparencia con la publicación de sus balances energéticos en el portal de transición de la Comunidad Foral.

“Creemos que la ciudadanía debe ser consciente de cómo se produce y se consume nuestra energía, para que pueda empoderarse y tomar sus propias decisiones basada en datos actuales y fiables”, explicó el consejero navarro de Desarrollo Económico y Empresarial.

En el otro lado de la balanza de la relación entre generación verde y demanda, se encuentran la Comunidad de Madrid, el País Vasco, Cantabria, la Comunidad Valenciana y Cataluña. Ninguno de esos cinco territorios supera el 15% de la ratio entre generación de energía renovable y consumo eléctrico total.

Concretamente, siempre según los datos de Red Eléctrica de España referidos a 2021, Madrid consumió 27.435 GWh y produjo 495GWh (1,8%); Euskadi consumió 15.874 GWh, pero solo generó 1.141 GWh (7%); Cantabria llegó a 4.016 GWh consumidos frente a 411GWh generados (10%); la Comunidad Valenciana gastó 26.869 GWh y produjo 3.371 GWh (12%); y Cataluña consumió 44.720 GWh y generó 6.777 GWh (15%). Andalucía está en mitad de la lista puesto que produjo 16.000 GWh, es decir, el 40% de los 39.653 GWh que consumió.

Los datos referentes a la generación de energía eléctrica total, no sólo la renovable, también indican un fuerte desequilibrio territorial.

El mapa de la ratio entre la generación de electricidad y el consumo de energía por comunidades autónomas refleja que las regiones donde se sitúan las grandes capitales consumen mucha más electricidad de la que producen, mientras que los territorios de ‘la España vaciada’ son los que compensan el déficit de producción eléctrica de aquellas.

Los porcentajes de este segundo grupo de datos aumentan de forma ostensible, porque incluyen la energía generada no renovable, es decir, aquella de origen nuclear, térmico de gas o de combustibles fósiles.

Datos de REE referidos a 2021 y difundidos por la plataforma nTeaser de intercambio de proyectos de energías renovables.

Así, la ratio extremeña pasa del 185% (solo renovables) al 488% porque llega hasta 24.677 GWh generados en 2021, pues incluye la energía de la central nuclear de Almaraz, cuyos reactores producen, en un año, lo que Extremadura consumiría en tres. Sin embargo, la planta, situada en la provincia de Cáceres, tiene fecha de caducidad: en octubre de 2028 pondrá fin a su actividad total, siendo la primera central nuclear de todo el Estado en echar el cierre. España aún mantiene cinco centrales nucleares operativas: Almaraz, Trillo, Cofrentes, Vandellós y Ascó, que serán desmanteladas en 2035 en coherencia con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.

En esa tabla que relaciona producción y consumo energéticos, Castilla y León genera el 198% de la electricidad que gasta; y Castilla-La Mancha, el 193%. La lista de las regiones que producen más de lo que consumen se completa con Aragón (184% de los 10.471 GWh consumidos), Navarra (172% de 5.050 GWh), Galicia (138% de 17.510 GWh), La Rioja (132% de 1.633 GWh) y Asturias (122% de 9.253 GWh). Por su parte, Canarias, Ceuta y Melilla cubren el 100% de la energía que consumen; y Murcia se queda cerca de hacerlo, con un 99%.

Por debajo están Cantabria, con el 42%; el País Vasco, con el 43%; la Comunidad Valenciana, con el 67%; Andalucía, con el 75%; y Cataluña, con el 89%. 

En la cola se encuentra, de nuevo, Madrid, con el 4,9%, y 1.334 GWh producidos en 2021. En otras palabras, esa comunidad produce muy poca energía, independientemente de su origen renovable o no, y, por tanto, necesita importar desde otras autonomías más del 95% de la electricidad que consume.

De hecho, el propio Plan Energético de la Comunidad de Madrid Horizonte 2020, disponible en la página web de la Consejería de Medio Ambiente, que es el departamento que tiene las competencias sobre energía y transición energética, reconoce que la región es “un caso único en el territorio nacional con un alto consumo energético y una reducida producción autóctona”.

Los especialistas coinciden en señalar la densidad de población como el principal factor que lastra la generación energética en la región madrileña, ya que ese indicador demográfico es nueve veces mayor que la media de España. La escasez de territorio dificulta la implantación de tecnologías de generación renovables, es decir, instalaciones con placas fotovoltaicas que exigen grandes superficies de terreno para su implantación y explotación industrial.

Mapa de las instalaciones de generación de energía nuclear que están activas, paralizadas o desmanteladas.

En opinión de Eloy Sanz, profesor de Ingeniería Energética de la Universidad Juan Carlos I, lo que deben hacer Castilla y León, Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha o Galicia es «seguir beneficiándose de hacer las cosas bien sin la presión por no cumplir con los objetivos marcados. Al no tener prisa, pueden elegir los mejores proyectos, los que más beneficios dejen, los menos agresivos con el medio ambiente. Tienen que aprovechar esa posibilidad».

Este importante desajuste energético interterritorial ha activado el debate sobre la posibilidad de crear una tarifa eléctrica regional que beneficie a aquellas comunidades que ya están cumpliendo el objetivo verde marcado por la Unión Europea para 2030 y que compense los costes medioambientales y sociales que eso les pueda conllevar.

El tema ya está encima de la mesa desde hace un par de años. De hecho, el acuerdo de investidura, firmado por el PSOE y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) el 3 de enero de 2020, recoge, en uno de sus puntos, que el Gobierno central “estudiará posibles compensaciones tarifarias a las comunidades productoras excedentarias de  energía eléctrica, para abaratar la factura de la luz, actuando sobre el coste del transporte, de forma que se compensen los costes sociales y ambientales producidos”.

Han pasado tres años desde la rúbrica de este documento y ninguna de las comunidades con excedentes de energía cuenta con compensaciones tarifarias. El propio presidente castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, escribió el año pasado en Twitter que “Castilla y León es generosa y aporta una importante cantidad de energía a nuestro país.  Somos exportadores de energía, ya que consumimos la mitad de lo que producimos. El Gobierno de España debería crear apoyos para las áreas productoras de energía”. Un año antes, el máximo responsable de la Junta de Castilla y León había propuesto una energía más barata a través de reducciones impositivas “allí donde se produce la energía” para compensar “el sacrificio” en determinados lugares.

Javier Lambán, el presidente de Aragón, otra comunidad excedentaria en renovables, anunció hace un par de semanas la tramitación de un decreto ley autonómico para dotar a esa región de un sistema energético propio, “crucial”, según él, para tener una energía más barata en todo el Estado, de forma que atraiga mayores inversiones y la región crezca “más que ninguna” gracias a las renovables.

Según la prensa aragonesa, Moncloa parece dispuesta a compensar a las comunidades que más energía renovable vierten a la red eléctrica estatal. Así, el Ministerio para la Transición Ecológica ya estaría buscando fórmulas para dar respuesta a esa petición que consideran “más que razonable”, por lo que están estudiando todas las opciones, desde mejorar la financiación por parte del Estado hasta incorporar inversiones en el territorio, pasando por facilidades al autoconsumo que reduzcan la factura de la luz.

En resumen, Extremadura y la Comunidad de Madrid son los dos puntos opuestos en este panorama regional energético. La primera es una superproductora de energía; la segunda, una superconsumidora.

Al analizar estas ratios para industry TALKS, fuentes de la Junta de Extremadura recordaron que dependen de dos factores: la producción y el consumo.

Con respecto al primero, la producción de energía eléctrica extremeña representa el 9,5% del total del conjunto de España, es decir, son la cuarta comunidad autónoma que más produce. Esto se deriva de una fuerte potencia instalada en la región de 10.584 MW, el 9% del total nacional y que se fundamenta en que es la primera comunidad autónoma en potencia fotovoltaica instalada (el 27% del total nacional), además de poseer una importante presencia desde hace 40 años de la energía nuclear (2.017MW) y también de la energía hidráulica (2.277MW), dado que la región acoge varias de las centrales hidroeléctricas más importantes de España, al disponer del 23% de la capacidad de embalse del país.

En cuanto al consumo, señalaron las fuentes de la Junta de Extremadura, la débil demografía y la particular estructura productiva de la región, con un predominio de pymes junto con algunas industrias electrointensivas que se alimentan principalmente de otros combustibles distintos de la electricidad, hacen que exista un claro excedente que representa más del 79% de la generación.

En lo que respecta a Madrid y País Vasco, opinaron las fuentes extremeñas consultadas, una de las posibles causas para su bajo ratio es el alto nivel de industrialización que poseen, unido a una limitación de territorio (por área y orografía) para disponer de más centrales de producción.

Para las citadas fuentes, la gran oferta actual y futura en Extremadura de energía renovable limpia y barata está suponiendo un indudable factor de atracción empresarial por lo que representan en cuanto a seguridad de suministro y a menores costes energéticos. Lo ven como una oportunidad para Extremadura, una especialización que supone una ventaja competitiva y que hace que su caso sea interesante para la instalación de nuevos proyectos empresariales de última generación, en particular los electrointensivos como, por ejemplo, los Data Center o los de producción de hidrógeno verde mediante electricidad de origen renovable y electrólisis. Y vendrán más oportunidades, destacaron, conforme los grandes proyectos de almacenamiento que garanticen el suministro continuado de energía limpia se vayan implantando allí donde se produce la energía a almacenar.

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid (CAM) también valoraron los porcentajes. “En primer lugar, se trata de una ratio que no representa la realidad, porque el mapa energético español es nacional y no regional. Y esto es así porque España es deficitario en generación de energía. Importamos el 67% de nuestras necesidades energéticas”, dijeron.

Capital Energy ya tiene autorización para construir dos plantas fotovoltaicas en la Comunidad de Madrid.

“Esa ratio habla del dinamismo económico de la Comunidad de Madrid, porque solo donde hay actividad económica aumenta el consumo de energía. Y el dinamismo económico es muy positivo porque genera riqueza para los ciudadanos y empresas. En Madrid, y fuera de Madrid. No olvidemos que Madrid aporta el 73% del fondo común para los servicios públicos, una aportación que triplica la de Cataluña”, agregaron las fuentes madrileñas.

A la hora de determinar las razones que explican ese bajo porcentaje, la Consejería de Medio Ambiente de la CAM apuntó que “Madrid es una región pequeña de extensión con altísima densidad de población (cuatro veces más que la segunda más poblada, que es Cataluña). Más del 50% del territorio de la Comunidad de Madrid está protegido ambientalmente, lo que dificulta el despliegue de las renovables, especialmente afecta a la solar, pues no tenemos amplias explanadas como Extremadura o Andalucía. Existe una ausencia del vector eólico, porque aquí no hay el viento que tiene Galicia o Aragón. De la misma manera que ninguno tenemos petróleo o gas y lo tenemos que importar. Razón por la que el mapa energético es de planificación nacional”.

En cuanto a la tarifa eléctrica regional, las fuentes extremeñas manifestaron que nunca han sido partidarias de trocear territorialmente el mercado, aunque entendieron que, al contribuir de manera destacada a asegurar la soberanía energética del conjunto de España y de Europa, esa contribución debe ser reconocida y compensada.

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