Hasta ahora la industria de la automoción se ha centrado en la venta a particulares, familias, con criterios de diseño (altura, tamaño, velocidad, potencia, seguridad) muy particulares que han llegado a su límite. Desde hace una década estos criterios han cambiado y se han hecho más amigables con el medio ambiente, respetando la eficiencia y la sostenibilidad. Estos nuevos criterios se han visto impulsados por las nuevas tecnologías y por la creación de zonas de bajas emisiones.
La propuesta de Silence “es más arriesgada, pero más adecuada”, subrayó Sotelo. Se trata del rediseño completo del coche o la moto, optimizando el espacio de los vehículos con las dimensiones cotidianas y con las necesarias prestaciones. “Es una propuesta real con más accesibilidad, sobre todo en las ciudades”, agregó. Para particulares, empresas o “flotas de delivery”. Son motos 100% eléctricas, robustas, con una autonomía de 130 kilómetros.
Desde Silence también promueven la gestión desde el móvil con el objetivo de “ganar la carrera de las ciudades”.
El corazón de los vehículos eléctricos, remarcó el ya iTALKER, radica en su batería. Y la compañía Silence apuesta por una que sea fácilmente extraíble, intercambiable y manejable con un trolley. En esta estrategia cuentan con un socio industrial de gran peso como Acciona que valida esta batería también para otras marcas.
El ponente destacó que las tres barreras que frenan al consumidor, el precio de adquisición del vehículo, la carga en casa y el tiempo de recarga se solucionan con su propuesta que rompe modelos. Primero, porque se puede hacer una suscripción mensual a la energía; segundo, porque no hay necesidad de cargar la batería en casa o en el trabajo ya que se opta por una Battery Station, donde se puede recoger una ya cargada, lo que evita también el tiempo de espera en la recarga.
Con esta propuesta, opinó, “no hay excusa para pasarse al vehículo eléctrico”.
