La mecanoquímica se basa en la activación de reacciones químicas por el simple aporte de energía mecánica entre los materiales, principalmente sólidos, eliminando drásticamente el uso de disolventes. Tras décadas de estudio, ha demostrado su potencial innovador en campos de la ciencia de materiales, ingeniería de procesos, síntesis química y nanotecnología.
Pero ¿es esto una moda pasajera más, o es realmente una oportunidad de oro para diseñar procesos nunca antes explorados? Triturar, frotar y mezclar ya no son acciones asociadas únicamente a un mortero y una maza, sino que existen tecnologías eficientes, prácticas y habituales en la Industria como las extrusoras, que son capaces de ejercer la energía mecánica necesaria para lograr innumerables productos químicos y nuevos materiales.
Estar a la vanguardia de la mecanoquímica hoy es una oportunidad única y acertada para el desarrollo tecnológico que en sí mismo promete una innovación sostenible en la Industria química. Desde AIMPLAS, se ha explotado su versatilidad en diferentes ámbitos como el sector farmacéutico, el del reciclaje, etc.
En el proyecto MECHANOCHEMISTRY, financiado por el Instituto Valenciano de la Competitividad Empresarial (IVACE), se investiga el desarrollo y optimización de metodologías de síntesis y reciclado para la industria del plástico y la Industria química. El objetivo es verificar la viabilidad y sostenibilidad de la técnica frente a procesos convencionales, como la solvólisis o síntesis hidrotermales, en los que se requieren grandes volúmenes de disolventes. Entre sus logros, también destaca la reducción de los tiempos de trabajo de días y horas, a minutos.
Remarcable también el proyecto ETERNAL, financiado por el programa Research and Innovation Action de Horizonte Europa, coordinado por AIMPLAS y que cuenta con la participación de grandes casas farmacéuticas como AstraZeneca y Angelini Pharma. En él se investigan soluciones que reduzcan el impacto medioambiental de sus productos durante su ciclo de vida.
El proceso mecanoquímico en continuo no solo reduce los pasos involucrados en la síntesis, sino también el coste energético y el consumo de materiales empleados.