La industria 4.0 impulsa la conectividad de las fábricas, nuevas formas de conectar datos y sensorizar máquinas. “Afortunadamente todas las herramientas ya están a disposición y una de ellas es la tecnología de la fabricación aditiva”, dijo Díaz, que reduce el tiempo de rediseño y creación de una pieza hasta tres veces.
Esta tecnología, más popularmente conocida como impresión 3D, se está convirtiendo en un elemento clave para aumentar la competitividad, pues aporta grandes ventajas de espacio y disponibilidad. Permite a los equipos de productos diseñar, crear prototipos, refinar y reiterar rápidamente un producto. No hay necesidad de gastar tiempo y dinero haciendo moldes.
“Estas nuevas herramientas impulsan este cambio: fabricar localmente, más cerca del cliente y esto nos lleva a la sostenibilidad” y a la reducción de la emisión de CO2, añadió. Por eso “se está imponiendo un nuevo concepto: la fabricación distribuida, que consiste en fabricar en el lugar de petición del cliente”.
El software permite integrar toda la cadena de suministro, sensorizar las máquinas de fabricación sensitiva, controlarlas de forma remota, incrementar su productividad y, finalmente, tener un seguimiento continuo de las piezas, lo que lleva a la trazabilidad de cada pieza, no de cada lote. También se trata de escalar esa productividad con más automatización y sensorización. Y ahí es donde entra Triditive, una firma innovadora con sede en la localidad asturiana e Meres, que da soporte a esa escalabilidad para crear una red de fabricación distribuida.