En los últimos 10 años –entre 2014 y 2023–, el ISPLN ha investigado un total de 509 accidentes graves, muy graves o mortales, de los cuales 122 estaban ligados a caídas de altura. En estos siniestros fallecieron 12 personas, siendo el sector de la construcción el que más víctimas mortales registró (8).
En la época estival, cuando las condiciones meteorológicas son más favorables, se incrementan los trabajos en cubiertas, de manera que los accidentes por caída de altura desde estas estructuras se repiten sistemáticamente, con implicaciones muy graves para las personas trabajadoras. Para prevenirlos, Salud Laboral incide en la importancia de que las personas propietarias de naves e instalaciones industriales asuman su responsabilidad, identifiquen los riesgos, planifiquen correctamente las tareas y adopten las medidas de prevención y de protección necesarias para trabajar con seguridad en las cubiertas.
Tras el análisis de los accidentes registrados, desde el ISPLN se ha determinado que la fragilidad o el mal estado de los materiales utilizados en las cubiertas, que hace que colapsen con facilidad con el peso de una persona, es una de las principales causas de las caídas que se registran desde estas superficies.
También se repiten otros factores, como la no identificación o evaluación de los posibles riesgos o la ausencia de los debidos sistemas de protección durante la ejecución de los trabajos. Dichos sistemas deben instalarse de forma correcta antes de su inicio y ser supervisados a lo largo de todo el proceso, evitando la improvisación ‘in situ’ derivada de una mala planificación. Además, el ISPLN constata necesidades de mejora en la formación del personal que realiza este tipo de labores, sobre todo en materia de prevención.
Por todo ello, antes de comenzar a trabajar en una cubierta, Salud Laboral recomienda asegurarse de que la superficie donde se va a actuar sea resistente, así como de que los equipos de trabajo sean los adecuados (andamios o plataformas elevadoras móviles).
También considera conveniente instalar medidas de protección colectiva, como pasarelas o barandillas, para evitar pisar los materiales frágiles y, en caso de que eso no fuera suficiente o posible, colocar redes bajo cubierta. En última instancia, instalar una línea de vida segura y dotar a la persona que realiza la tarea de un arnés anticaída.
En definitiva, se debe garantizar una protección efectiva en los trabajos en cubiertas, vigilando y controlando el cumplimiento de las medidas de seguridad.