ASAMBLEA GENERAL

UNESID alerta del “momento crítico” que atraviesa la siderurgia española y reclama medidas urgentes a Europa

La Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID) ha lanzado un mensaje claro y contundente durante la celebración de su Asamblea General: la industria del acero en España y Europa se enfrenta a un “momento crítico” por la combinación de una sobrecapacidad global estructural, unas condiciones de competencia desiguales frente a terceros países y unos costes eléctricos que comprometen seriamente la competitividad del sector.

Durante la rueda de prensa posterior a la Asamblea, los responsables de UNESID han presentado los resultados del ejercicio 2024, los datos del primer trimestre de 2025 y han abordado los principales desafíos estratégicos que enfrenta el sector de cara a los próximos años.

Crecimiento desigual y presión exterior

En términos generales, 2024 fue un año marcado por la estabilización de la actividad siderúrgica a nivel global, con un descenso del 1 % en la producción mundial. Esta caída se debe, en gran medida, al freno industrial en Alemania, motor tradicional de la Unión Europea. Sin embargo, en España el panorama fue más positivo: la producción creció un 4 % respecto a 2023, y en los primeros cuatro meses de 2025 se ha registrado un incremento interanual del 6 %.

Pese a estos datos favorables, la industria siderúrgica española sigue enfrentando problemas estructurales que lastran su desempeño. El más grave es el de la sobrecapacidad mundial, que alcanzó en 2024 las 602 millones de toneladas. China, con un peso del 53 % en la producción global, lidera este exceso. Solo en 2024, las exportaciones chinas de productos siderúrgicos superaron los 118 millones de toneladas, una cifra cuatro veces superior a la producción total de la Unión Europea.

A esta sobreoferta se suma un flujo creciente de importaciones desde terceros países hacia España, especialmente procedentes de Turquía, India y China. En el primer trimestre de 2025, el 34 % del acero consumido en España fue importado desde fuera de la UE. “Se trata de productos que, en muchos casos, no cumplen con los mismos estándares ambientales, laborales ni de ayudas públicas que exigimos aquí. Esto genera una competencia desleal inaceptable”, han señalado desde UNESID.

El impacto de los aranceles y la guerra comercial

Otro factor de enorme peso es la incertidumbre derivada de la guerra arancelaria entre Estados Unidos y la Unión Europea. En los últimos meses, Washington ha incrementado los aranceles a las importaciones de acero europeo hasta el 50 %. Esta medida, aseguran desde UNESID, ha supuesto un “cierre total del mercado americano” para los productos españoles y europeos. Muchos pedidos han sido cancelados y otros, ya embarcados, han sido gravados al llegar a puerto.

Además del golpe a las exportaciones –que suponen hasta un 3 % de las ventas del sector en España–, esta situación puede provocar un efecto rebote: el acero destinado a EE.UU. podría ahora desviarse hacia Europa, incrementando aún más la presión competitiva sobre el mercado interior.

“Europa no es una amenaza para Estados Unidos, y sin embargo estamos sufriendo las consecuencias de una guerra comercial que no hemos iniciado”, ha afirmado el presidente de UNESID, Bernardo Velázquez, quien también ha recordado que buena parte del acero exportado desde Europa a EE.UU. es de alto valor añadido, difícilmente sustituible por la producción local americana.

Costes eléctricos y competitividad: el gran lastre

Uno de los mensajes más reiterados ha sido la necesidad de garantizar precios energéticos competitivos para la industria electrointensiva. Aunque España cuenta con una alta penetración de renovables, el precio final que paga la industria es, según UNESID, hasta tres veces superior al de países como Estados Unidos o algunos asiáticos. “La industria no está viendo reflejado en su factura el bajo coste de generación renovable”, denuncian.

La patronal ha insistido en la urgencia de aprobar el descuento del 80 % en los peajes eléctricos para las industrias intensivas, una medida que iba incluida en un decreto que no fue aprobado y que, según fuentes del Ministerio de Transición Ecológica, se retomará de forma independiente con carácter retroactivo. Pero, hasta la fecha, la medida sigue sin materializarse.

Retos para 2025: defensa comercial y acción industrial europea

En cuanto a los retos inmediatos, UNESID ha puesto el foco en el European Steel and Metals Action Plan, presentado en marzo por la Comisión Europea. Aunque valoran positivamente la intención política que refleja el plan, lo consideran “vacío de medios” y demandan acciones concretas y urgentes. Entre las prioridades están:

  • La reforma de los instrumentos de defensa comercial, para hacerlos más eficaces, ágiles y menos burocráticos.
  • La revisión del mecanismo de ajuste en frontera por carbono (CBAM), para incluir productos intermedios y proteger también a los usuarios industriales del acero.
  • La lucha contra el fraude en el origen de las importaciones, mediante herramientas como el “melt and pour”, que identifique con rigor el lugar real de producción del acero.

Industria y defensa: una oportunidad estratégica

UNESID también ha confirmado que tanto la Comisión Europea como el Gobierno de España han comenzado a contactar con la industria siderúrgica para evaluar su capacidad de respuesta ante los planes de rearme y las inversiones en defensa. “En España contamos con empresas capaces de fabricar aceros especiales de alto rendimiento. Es una oportunidad para reforzar la autonomía estratégica europea”, han indicado.

Una ley de industria para el siglo XXI

La patronal ha expresado asimismo su preocupación por el estado de tramitación de la nueva Ley de Industria, en la que, aunque ven buenas intenciones, echan en falta una inclusión explícita de todas las tecnologías no emisoras, incluida la energía nuclear. También reclaman que se reconozca y fomente el uso de subproductos siderúrgicos como la escoria, destacando el carácter paradigmático del acero en economía circular.

“Somos los mayores recicladores del país. Nuestro residuo principal es arena, y sin embargo no se promueve suficientemente su uso frente a otras alternativas que implican un mayor impacto ambiental”, lamentan.

La industria del acero se encuentra ante un punto de inflexión. España, con datos positivos de producción y exportación, lidera en muchos aspectos dentro de Europa, pero sufre al mismo tiempo los efectos de un mercado global distorsionado, una política energética inadecuada y la lentitud regulatoria de las instituciones europeas. UNESID ha alzado la voz con claridad: si no se actúa ya, el riesgo no es solo para el acero, sino para toda la industria europea.

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