El anuncio, hecho público durante una conferencia de prensa en Washington, D.C., argumenta que esta medida es necesaria para reducir la dependencia de productos extranjeros y reequilibrar el déficit comercial. «Es hora de que nuestros automóviles sean producidos por trabajadores estadounidenses en nuestras fábricas», declaró Trump, subrayando que la decisión beneficiará a fabricantes como Ford, General Motors y Tesla.
La medida ha provocado diversas reacciones tanto en el ámbito empresarial como en el político. Mientras que los sindicatos automotrices han celebrado la decisión como un paso hacia la protección de los empleos nacionales, las asociaciones de concesionarios y consumidores han expresado su preocupación por el impacto que esto tendrá en los precios de los automóviles.
Analistas económicos han advertido que el impacto de los aranceles podría extenderse más allá de la industria automotriz, afectando las cadenas de suministro internacionales y generando tensiones comerciales con algunos de los principales aliados de Estados Unidos. Además, se prevé un aumento de precios tanto en vehículos nuevos como en repuestos, lo que podría repercutir negativamente en los consumidores.
Mientras tanto, el Congreso estadounidense podría verse presionado para intervenir en caso de que los efectos negativos de la medida se hagan evidentes. En el pasado, medidas similares han generado divisiones entre los legisladores republicanos y demócratas, lo que añade incertidumbre sobre el futuro de esta política.
La imposición de estos aranceles marca un nuevo capítulo en la política comercial de Estados Unidos y reaviva el debate sobre las ventajas y desventajas del proteccionismo en un mundo cada vez más globalizado.
La mitad de los coches que se venden en EEUU vienen de fuera. México es el principal proveedor extranjero de automóviles a Estados Unidos, seguido de Corea del Sur, Japón, Canadá y Alemania. «Esto es permanente», ha dicho Trump cerrando la puerta a exenciones, pero también indicando que la medida está previsto que se mantenga en vigor durante sus cuatro años de presidencia. Es algo que también lo dijo en el pasado en otras ocasiones, antes de dar marcha atrás, por ejemplo cuando impuso esta misma cantidad del 25% a los coches de México y Canadá, antes de que las tres grandes fabricantes le pidieran que lo retrasara. «Si fabricas tu automóvil en Estados Unidos, no hay arancel», ha zanjado.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reaccionado en la red social X: «Lamento profundamente la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles a las exportaciones automotrices de la UE. Los aranceles son impuestos: malos para las empresas, peores para los consumidores, en Estados Unidos y la UE. La UE seguirá buscando soluciones negociadas, salvaguardando al mismo tiempo sus intereses económicos».
Sernauto alerta del impacto para los proveedores españoles
Ante el anuncio de la Administración de Estados Unidos de la imposición de aranceles del 25% a todos los vehículos importados a este país, la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) ha alertado del fuerte impacto que esta medida podría tener sobre la industria europea de fabricación de piezas u componentes.
Según Sernauto, los proveedores de automoción presentes en España diseñan, fabrican y suministran componentes a más de 170 países, incluidos Estados Unidos y todos los que componen la Unión Europea.
«En el caso de que se impongan aranceles también a determinados componentes, la medida anunciada repercutirá de forma estructural en la cadena de suministro transatlántica. Por lo que se ha podido conocer hasta el momento, esta medida afectaría tanto a exportaciones directas desde España como a vehículos con componentes españoles integrados producidos en Alemania, Francia o México», han comentado.
Concretamente, en España, en 2024, Estados Unidos fue el 8º socio comercial del sector de proveedores de automoción, con una cifra de facturación de 1.021 millones de euros. «En el contexto global, suponen el 4% de la cifra total de las exportaciones. Aunque dicho porcentaje no es alto, es un mercado estratégico, con alto valor añadido y dependencias indirectas clave» han explicado desde la Asociación.
Además, Sernauto ha señalado que «la Unión Europea es el principal destino de las ventas españolas de la industria de proveedores, con un volumen de 16.655 millones de euros, representando más del 65% del total. Los principales socios comerciales dentro la Unión Europea fueron Alemania (3.950 millones de euros) y Francia (3.840 millones de euros)».
«La imposición de aranceles genera pérdidas para todos los actores involucrados, afectando la competitividad y el equilibrio del mercado. Medidas de proteccionismo en unas economías conllevan medidas similares en sus socios comerciales, lo cual conlleva el encarecimiento de los productos afectados y perjudica a las industrias implicadas. En este contexto, es fundamental adoptar un enfoque pragmático y priorizar la vía negociadora para encontrar soluciones que minimicen impactos negativos y favorezcan un comercio justo y equilibrado», han concluido.
Faconauto expresa su preocupación
Ante el anuncio de la administración estadounidense de imponer un arancel del 25% a los vehículos importados desde la Unión Europea, Faconauto ha manifestado su preocupación por el impacto que esta medida puede tener en toda la cadena de valor del automóvil, incluyendo la distribución y el empleo en España.
«El sector de la automoción europeo mantiene una sólida relación comercial con Estados Unidos. La introducción de un arancel adicional del 25% reducirá previsiblemente la competitividad de los vehículos europeos en el mercado estadounidense, lo que afectará no solo a los fabricantes, sino también a toda la red de suministro y comercialización vinculada al sector». Así de contundente se han mostrado desde Faconauto para mostrar su descontento ante este anuncio.
España, como segundo fabricante de vehículos de la Unión Europea y con un tejido industrial altamente integrado en la cadena de suministro europea, «se verá afectada de manera indirecta pero relevante. Las plantas españolas de componentes suministran a fabricantes que operan en todo el continente y que destinan una parte de su producción al mercado estadounidense. Una caída en la demanda en este mercado podría tener efectos sobre la actividad de estas empresas, sobre el empleo y sobre futuras decisiones de inversión».
Llamamiento a la prudencia
Desde Faconauto han recordado que los concesionarios «también forman parte esencial de esta cadena de valor y podrían verse impactados por posibles ajustes en la disponibilidad de determinados modelos o en las decisiones estratégicas de las marcas a medio plazo».
«La red de distribución necesita certidumbre y estabilidad para seguir avanzando en la transformación digital y en la movilidad sostenible que demanda el consumidor», han añadido.
De esta forma, Faconauto se ha sumado al llamamiento a la prudencia realizado siempre por las instituciones europeas y ha respaldado cualquier vía de diálogo «que permita evitar una escalada comercial que sería perjudicial para ambos bloques». En este contexto, «resulta esencial reforzar la interlocución con el sector, anticipar escenarios de impacto y activar, si fuera necesario, medidas de apoyo específicas que permitan mantener la competitividad del tejido productivo y comercial de la automoción en nuestro país», han remarcado.
Anfac rechaza las medidas
La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), ha declarado para industry Talks que «las marcas de automóviles son operadores globales. Operamos en todos los continentes respetando las reglas del comercio internacional. Ninguna batalla comercial beneficia al consumidor ni a la industria, de ninguna de las partes afectadas. Por ello desde ANFAC rechazamos las medidas proteccionistas ayer anunciadas».
En todo caso, este tipo de situaciones recuerda que, tal y como ha defendido ANFAC, «es fundamental contar con un mercado español y europeo fuerte que tenga cada vez más autonomía estratégica para evitar que el cliente sufra las consecuencias de las batallas arancelarias».
Por eso, ANFAC trabaja en que, al igual que debe hacer la UE, «España se dote de una Hoja de Ruta estratégica, un Plan España Auto 2030, que garantice la posición dominante de la industria del automóvil española en Europa y a nivel global y mantenga nuestra competitividad y nuestros empleos».
En este sentido, para Anfac las medidas arancelarias anunciadas por EE. UU. para gravar a todos los vehículos hechos fuera del país «tienen un impacto limitado, por el momento. Desde España no se exportó ningún vehículo a EE. UU. en 2024 y todo apunta a que en 2025 continuemos por esta línea. Por tanto, la afectación sería muy limitada en este sentido para las fábricas españolas de automoción».