La compañía ha logrado lo que muchos predican, pero pocos consiguen: integrar la sostenibilidad en el corazón de su negocio. Su propio viaje de descarbonización es un ejemplo palpable. Operan con un 75% de electricidad renovable y han ayudado a sus clientes a evitar 440 millones de toneladas de emisiones de CO? desde 2018. Pero su impacto va más allá: a través de su programa Zero Carbon Project, están impulsando a su cadena de suministro completa a reducir sus emisiones a la mitad para 2025.
No fue un golpe de suerte, ni una campaña de marketing efímera. Convertirse en la empresa más sostenible del mundo por segundo año consecutivo, según el ranking de la revista canadiense Corporate Knights en 2024 y 2025, es la culminación de una travesía de casi dos décadas de transformación radical.
Otras dos organizaciones han reconocido a esta compañía gala, líder en la transformación digital de la gestión de la energía y la automatización: la revista Time y la firma Statista. Es la segunda vez consecutiva que encabeza esta prestigiosa clasificación, que selecciona a 500 compañías a nivel global. Este reconocimiento destaca a las empresas con mayor compromiso y resultados en sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza (ESG), evaluando indicadores como reducción de emisiones, eficiencia energética, uso de energías renovables y transparencia corporativa.

La compañía continúa demostrando avances transparentes frente a sus ambiciosas metas ambientales, entre las que se incluyen una reducción absoluta del 25 % de carbono en toda su cadena de valor para 2030, y el objetivo de cero emisiones netas de CO? en toda la cadena de valor para 2050. Su programa Schneider Sustainability Impact 2021–2025 (SSI), validado por la iniciativa SBTi, actúa como hoja de ruta para avanzar hacia una transformación sostenible, no solo para Schneider Electric y sus partners, sino también para sus clientes y comunidades locales.
“Nos sentimos profundamente honrados de ser reconocidos como la empresa más sostenible del mundo por segundo año consecutivo”, declaró Olivier Blum, CEO de Schneider Electric, al conocer la noticia. “Como empresa tecnológica, nuestro objetivo es ser el socio de confianza de nuestros clientes para impulsar la eficiencia y la sostenibilidad. En Schneider, la sostenibilidad está en el centro de todo lo que hacemos. Aspiramos a ser una Impact Company, donde el rendimiento es la base. Nuestro propósito nos impulsa a movilizar a todo nuestro ecosistema, nuestra misión nos sitúa como parte de la solución, y nuestra cultura es lo que nos distingue. Este enfoque integral garantiza que cada aspecto de nuestras operaciones y cadena de valor contribuya a construir un mundo más sostenible.”
El ranking evalúa a un total de 5.700 empresas según 20 indicadores clave de rendimiento y selecciona a las 500 compañías más sostenibles del mundo. Para ello, analiza factores como las emisiones de Alcance 1 y Alcance 2, el consumo energético relativo al tamaño de la empresa, la reducción de emisiones y la proporción de energía renovable utilizada en sus operaciones. También considera variables externas como las calificaciones y compromisos en sostenibilidad, las prácticas de reporting corporativo, y otros indicadores de desempeño medioambiental y social.
Las emisiones de Alcance 1 son las directas de una empresa, como las de sus vehículos o calderas. Las de Alcance 2 son indirectas y provienen de la energía comprada (electricidad, calor, etc.). Las de Alcance 3 son otras emisiones indirectas generadas en la cadena de valor de la empresa (proveedores, uso de productos, etc.).
Muchas empresas que ocuparon un lugar destacado en la lista ofrecen principalmente servicios digitales, como banca, consultoría, comunicaciones e investigación; o bien, suministran energía renovable a otros. Schneider Electric, con sede en Francia, hace ambas cosas. La firma ha creado software de gestión energética y asesora a otras empresas sobre cómo reducir sus emisiones, superando a competidores como Siemens, GE Vernova y ABB como proveedor líder de tecnología de digitalización de la red energética.
En su informe del primer trimestre de 2025, Schneider dijo que superó los objetivos de sostenibilidad en 2024, ayudó a RichLand Logistics a lanzar nuevos camiones eléctricos para entregas de última milla e implementó estaciones de carga eléctrica Schneider Charge Pro EV en Europa.
También ha ayudado directamente a otras empresas de alto rango en la tarea de reducir sus huellas. Por ejemplo, a través de un programa llamado Energize, ha ayudado a empresas farmacéuticas como Sanofi y Novartis a adquirir energía renovable para sus operaciones.
Gigante industrial con casi dos siglos de historia, ha ejecutado una de las transiciones corporativas más estudiadas y exitosas del siglo XXI, demostrando que la sostenibilidad no es un coste, sino una inversión, que deviene motor de la rentabilidad y la resiliencia a largo plazo.
Pero, ¿cómo ha conseguido esta empresa alcanzar la cima del pódium verde global? A través de una estrategia multifacética muy engrasada.
Para entender el presente, es crucial mirar al pasado. Fundada en 1836 por los hermanos Schneider, la compañía fue durante más de un siglo sinónimo de la industria pesada, con fuertes vínculos con el acero y la armamentística. Sin embargo, a finales del siglo XX y principios del XXI, inició un proceso de redefinición estratégica. Se desprendió de sus negocios históricos y se centró en un campo que vislumbraba como el gran desafío del futuro: la gestión y distribución de la energía.

Esta reinvención fue la semilla de todo lo que vino después. Schneider se posicionó no solo como un proveedor de equipos eléctricos, como interruptores y cuadros eléctricos, sino también como un arquitecto de soluciones digitales para hacer que la energía fuera más segura, fiable, eficiente y, con el tiempo, verde. Esta visión les permitió ver la sostenibilidad no como una obligación regulatoria, sino como la mayor oportunidad de mercado de nuestra era.
La coronación de Schneider Electric se sustenta en una arquitectura de sostenibilidad integrada en su firme modelo de negocio. Estos son sus seis pilares fundamentales:
1. Medir y gestionar con transparencia absoluta: el poder del dato
Schneider opera bajo la máxima de que «lo que no se mide, no se puede gestionar». A diferencia de muchas empresas que solo reportan sus emisiones directas (Alcance 1) y las de la energía que compran (Alcance 2), Schneider se ha impuesto la tarea hercúlea pero posible de medir y reportar de forma transparente su Alcance 3, es decir, las emisiones de toda su cadena de valor, desde la extracción de las materias primas hasta el fin de la vida útil de sus productos.
Esta transparencia radical, auditada externamente y presentada en informes anuales detallados, les permite identificar puntos críticos de emisión y actuar sobre ellos. Es un ejercicio de honestidad corporativa que construye confianza con inversores, clientes y reguladores.
2. La descarbonización propia: de la ambición a la acción tangible
La compañía no solo predica, sino que practica con rigor. Se ha fijado Objetivos Basados en la Ciencia (Science Based Targets initiative, SBTi) para alcanzar las cero emisiones netas en toda su cadena de valor para 2050, con hitos ambiciosos para 2030.
Sus logros son ya significativos. En el capítulo de las energías renovables, más del 75% de la electricidad que consume a nivel global proviene de fuentes verdes, gracias a los contratos de compraventa de energía a largo plazo, los conocidos PPA (Power Purchase Agreements) y a la instalación de paneles solares en sus fábricas.
Además, fomenta la ecoeficiencia en sus factorías, que utilizan sus propias soluciones de Internet de las Cosas (IoT) y software (EcoStruxure) para optimizar el consumo energético en tiempo real, reducir residuos y minimizar el uso de agua. La fábrica de Le Vaudreuil en Francia, por ejemplo, es ya considerada un modelo de fábrica sostenible del futuro. Mucho más cerca de nuestra geografía es visible el caso de éxito de la factoria de Molins de Rei, situada en la provincia de Barcelona.

La planta catalana ha mejorado su eficiencia energética en un 27%. Ha reducido 809 toneladas de CO2 al año. Además, la nueva microgrid o microred instalada en esta planta ha reforzado sus esfuerzos por reducir los costes energéticos y las emisiones de dióxido de carbono, dándole acceso a energía verde. La clave son sus 990 paneles solares capaces de producir 670 MWh/año, el 10% del consumo total de la fábrica, de la mano de un contrato PPA a 20 años firmado con Iberdrola; cinco puntos de recarga de vehículo eléctrico y 216 kWh de almacenamiento de batería. Todos ellos gestionados mediante los softwares de Schneider Electric, EcoStruxure Microgrid Operation y EcoStruxure Microgrid Advisor. También se preocupa de utilizar productos procedentes de material reciclado.
Schneider también se ocupa de la economía circular y, consecuentemente, han integrado principios de circularidad en el diseño de sus productos. Utilizan materiales reciclados y reciclables, diseñan para una mayor durabilidad y facilidad de reparación, y han implementado programas de take-back para dar una segunda vida a los equipos.
3. Impacto con el cliente: efecto multiplicador
Quizás el impacto más significativo de Schneider no está en sus propias operaciones, sino en el habilitado a sus clientes. La empresa calcula que por cada tonelada de CO2 que emite, sus soluciones ayudan a sus clientes a evitar 10 toneladas. Este «efecto multiplicador» es la esencia de su modelo.
Sus plataformas de software, como EcoStruxure, permiten a edificios, centros de datos, industrias y ciudades monitorizar y gestionar su energía de forma inteligente. Un centro comercial puede reducir su factura eléctrica un 30% optimizando su climatización e iluminación. Una fábrica puede identificar fugas de energía en sus sistemas de aire comprimido. Y un municipio puede gestionar de forma más eficiente su alumbrado público. Estas soluciones, tangibles y con un retorno de inversión claro, son la materialización de la sostenibilidad aplicada.
4. Cadena de suministro verde: programa «Zero Carbon Project»
Schneider entendió que su huella de carbono no termina en sus puertas. Su cadena de suministro representaba la mayor parte de sus emisiones. Como respuesta, lanzó el innovador programa Zero Carbon Project, que no se limita a exigir a sus proveedores que se vuelvan verdes, sino que les ofrece las herramientas para lograrlo. El programa se basa en dos pilares. Por un lado, evaluación y exigencia; miden las emisiones de sus 1.000 principales proveedores y les exigieron reducirlas un 50% para este año. El segundo pilar es la ayuda y la formación; ofrecen a estos proveedores consultoría, formación e incluso acceso a sus tecnologías a precios preferentes para que puedan implementar sus propias medidas de eficiencia energética. Es una estrategia que fortalece toda la ecosistema empresarial.
5. Gobernanza e incentivos: la sostenibilidad en el ADN directivo
La sostenibilidad en Schneider no es la responsabilidad de un solo departamento. Está integrada en la estructura de gobierno más alta. El Comité de Sostenibilidad del Consejo de Administración, presidido por una directora independiente, supervisa la estrategia y el progreso.
Además, una parte significativa de la bonificación variable de los directivos, incluido el CEO, está vinculada directamente a la consecución de objetivos de sostenibilidad. Este alineamiento financiero asegura que los líderes tomen decisiones pensando no solo en el beneficio trimestral, sino en el impacto a largo plazo.
6. Formación y empoderamiento del talento: «Generación Sostenible»
La empresa ha lanzado ambiciosos programas de formación interna para asegurar que sus más de 150.000 empleados comprendan y contribuyan a la estrategia sostenible. Desde ingenieros hasta comerciales, todos reciben formación sobre eficiencia energética y economía circular. Además, fomentan que sus empleados aporten ideas de mejora, creando una cultura de innovación continua desde la base.

“Esto no es fruto de una casualidad, no es fruto del trabajo de un día, sino de una visión, de una estrategia y de creer en lo que uno hace”, asegura Joaquim Daura, Active Energy Management Director de Schneider en España, quien lleva más de dos décadas en la empresa.
Hace 20 años, establecieron el primer barómetro de la sostenibilidad, refiriéndose a ella “en su pluralidad, no solo de la parte medioambiental, sino también de la parte social, de la parte de gobernanza, de la parte financiera”, y establecieron unos criterios que les debían permitir dar un seguimiento y comprobar si seguían, o no, la senda marcada. “Esto empezó en 2005 y es cierto que quizás no vimos el impacto que pudiéramos esperar”, admite. Lo que hicieron fue incluir este barómetro de sostenibilidad dentro de los incentivos de toda la empresa, “para que calara mucho más hondo, para que fuéramos más conscientes de que teníamos que recorrer esa senda”.
Para Daura, el hito más importante se produjo en 2014, cuando Schneider Electric crea un Comité de Sostenibilidad, antaño llamado Responsabilidad Social Corporativa, liderado por gente de la alta dirección, el comité ejecutivo, “una apuesta firme de que esto iba de verdad”, dice; detrás de ello había una estrategia y un primer propósito: desacoplar el crecimiento industrial de la sostenibilidad, es decir, “seguir creciendo pero sin afectar al medio ambiente, buscando la economía circular”. “Y obviamente una estrategia debe ir acompañada de una medición, de una revisión. Y para mí uno de los hitos también más importantes fue el introducir esa estrategia en nuestro modelo operativo”, remarca Dauda
La sostenibilidad, y eso incluye obviamente la descarbonización, es una “historia de largo recorrido” que se inicia con la pregunta: ¿de dónde partimos? “Hay que ser humilde y consciente de que el punto de partida puede ser mejor o peor, pero es el que es. Y no nos lo podemos ocultar a nosotros mismos”, aseguraba Daura en un reciente evento online sobre economía circular organizado por la Fundación para la Sostenibilitad Energética y Ambiental (Funseam). La siguiente cuestión es: ¿en qué nos podemos comprometer?, a la que siguen ¿en cuánto tiempo? y ¿con qué recursos contamos, ya sean financieros, económicos, pero también humanos, de talento y formación? Estas cuatro preguntas resultan esenciales, dice Daura con conviccion.
Además, subaya, uno debe ser «humilde, sensato y predicar con el ejemplo». «Lo estamos haciendo en nuestras fábricas, en nuestros centros logísticos, en nuestros edificios, pero obviamente no es suficiente, porque si el compromiso de Schneider es llegar a una neutralidad de carbono en todos nuestros Alcances para 2040, queda mucho trabajo por hacer», reconoce.
La ambición por coseguir nuevas metas en sostenibilidad cuenta tanto aguas arriba (proveedores) como aguas abajo (procesos internos). «El gran reto está en las emisiones aguas abajo y allí el secreto es implicar los procesos internos de nuestra propia casa, nuestros procesos de logística, pero sobre todo nuestros procesos de rediseño de nuestros productos y de integrar el concepto de la economía circular dentro de nuestro modelo de negocio», explica. Y en este campo destaca el uso de materiales reciclados y descarbonizados. Y también el rediseño. Por ejemplo, antes, para eliminar los cortocicuitos, se empleaba un gas muy perjudicial para el cambio climático; ahora, eso se ha eliminado de cierta gama de sus productos.
Otra recomendación que hace Joaquim Daura es integrar la economía circular y la descarbonización dentro del modelo operativo, hacer de ambas un negocio; por ejemplo, empleando equipos que ya han tenido una primera vida.
Sin embargo, a pesar de los logros de Schneider Electric, el camino no está exento de obstáculos. La complejidad de descarbonizar una cadena de suministro global, especialmente en el sector industrial, la dependencia de la evolución de las políticas verdes en diferentes países y la necesidad de mantener la innovación en un mercado cada vez más competitivo son retos constantes.