REPORTAJE

¿Qué necesita la industria espacial para abordar los retos que enfrenta?

El Grupo Álava, organizador del evento Conectando necesidades y capacidades en el ecosistema New Space, regaló a cada asistente el comic de Tintín titulado Objetivo: la Luna. Un detalle muy ocurrente. Todos, o casi todos, relacionaron ese oportuno obsequio con la misión Artemis, liderada por la NASA, que trabaja para colocar de nuevo un ser humano en la superficie lunar.

El hecho de regresar a la Luna 55 años después de la hazaña del Apolo XI es una evidente oportunidad de negocio que planeó en la jornada vivida el 5 de noviembre. En este sentido no es nada casual que el Grupo Álava denomine Overfly Day (Día del Sobrevuelo, en inglés) a este tipo de eventos diseñados para aprender, compartir y avanzar.

El New Space es una industria “muy atractiva”, aseguraba José Fernández-Díaz, vicepresidente ejecutivo de Grupo Álava, una organización que consiguió agrupar en este evento a empresas de primer nivel, startups y centros tecnológicos con la meta de conectar oferta y demanda en I+D.

“Es un mercado con mucho potencial. Un sector muy interesante, relativamente nuevo para nosotros”, apostillaba Juan Rueda, vicepresidente de Desarrollo de Negocio. Para él las claves del New Space son la reducción de costes y la aceleración del time to market, donde la parte del testing (la comprobación de los artefactos y aplicaciones) resulta fundamental.

La jornada destiló conclusiones destacables. Una de ellas fue la petición casi unánime del sector espacial para que la administración española flexibilice el acceso a las fuentes privadas de capital para abordar los retos a los que se enfrenta. Eso es una “franca desventaja”, enfatizó José María Pérez, responsable de programas nacionales de la Agencia Espacial Española (AEE)

“El acceso al capital privado es una asignatura pendiente en Europa”, declaró Sara Correyero, cofundadora y COO de Ienai Space. “Las rondas de financiación son nacionales y eso es un problema”, señaló Correyero, porque los obstáculos pueden terminar por hacer desanimar a inversores de otros países.

Correyero es una voz con experiencia, no solo porque representa a una startup típica del New Space sino también porque es la vicepresidenta del Madrid Innovation and New Space Cluster (MINSC), una asociación creada en 2020 por empresas emergentes vinculadas al espacio.

“Falta músculo financiero”, remarcó, por su lado, Augusto Caramagno, director de Sistemas Satelitales en la multinacional Indra. Caramagno conoce muy bien las entrañas del sector espacial pues no en vano ha hecho carrera en Sener, otro key player, y en Deimos, una empresa española pionera en el desarrollo de satélites de Observación de la Tierra.

“Necesitamos inversiones estructurales en proyectos concretos”, manifestó Luis Guerra Peña, vicepresidente jefe de Sistemas Espaciales España en Airbus, quien pidió que haya una política del espacio clara y que se adopten cambios en la normativa actual para flexibilizar los productos que llegan al espacio.

“Aquí es más complicado financiarse”, admitió, recogiendo ese sentir, Yago Sánchez, director corporativo de Alianzas del Grupo Álava.

“No es un problema de disponibilidad financiera”, estimó Juan Carlos Cortés, director de la Agencia Espacial Española (AEE) desde mayo de 2023. Para Cortés, quien también es vicepresidente del Consejo de la Agencia Espacial Europea (ESA), lo que falta es “visión geopolítica” en Europa en un escenario global polarizado en dos países: Estados Unidos y China, bipolarización que, en su opinión, se aceleró a consecuencia de la actual guerra en Ucrania. “Europa es una potencia espacial. Europa es extremadamente eficiente en materia espacial”, remarcó. De hecho, el presupuesto de la ESA es cinco veces inferior al de la NASA y pese a ello “tiene el mejor sistema de detección del mundo”, Copernicus, y “el sistema de posicionamiento más avanzado del mundo”, Galileo, y “estamos trabajando en temas de sostenibilidad y seguridad”.

“Tenemos que cambiar el paradigma para poder reforzar la capacidad y el liderazgo de Europa en espacio”, indicó el director de la AEE. “Por ejemplo, Europa tiene un cuerpo de astronautas, pero no tiene un vehículo para ponerlos en órbita, aunque tiene la capacidad de hacerlo, y ahí están los ejemplos de las naves Hermes y ATV”, concretó el director de la AEE. “Pero falta la ambición política. Falta una visión geopolítica completa que ponga objetivos claros”, opinó Cortés.

El equipo de Ienai Space, que comercializa productos de propulsión espacial.

Pero, ¿qué es el New Space? Un nuevo ecosistema caracterizado por su agilidad (acceso al mercado), su adaptabilidad (de los productos al mercado) y sus grandes dosis de innovación, calificó Correyero. El riesgo del sector “no ha cambiado”, estimó Caramagno, lo que ha cambiado es la forma que tienen los emprendedores de introducirse en el mercado, “incluso la desfachatez”. Para él, “el PERTE [aeroespacial] ha ido a PLD Space porque se han atrevido antes”. PLD Space, de hecho, ha recibido una financiación de 40,5 millones de euros en el marco de estos Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económico para desarrollar el primer lanzador orbital español, el Miura 5.

“El término de New Space me da reparo”, reconocía Antón Vázquez, jefe de Desarrollo de Producto en Alén Space, otro de los participantes del evento. Es cierto, según Álvarez, amante de las metáforas, que esta tendencia les ha permitido a ellos “poner el pie entre el marco y la puerta” y “meter la cabeza” para “aportar valor al cliente final”. El New Space es hacerlo más sencillo tomando en cuenta la experiencia acumulada. Esa es la definición de Caramagno, de Indra.

Otra idea concluyente es la necesidad de tener un Plan Nacional del Espacio. El sector espera este documento con los brazos abiertos. De hecho, su publicación, responsabilidad de la AEE, debería ver la luz antes de que acabe este 2024.

“Las pymes tenemos una oportunidad de sumar formando consorcios para aplicar a los nuevos proyectos que se están gestando para 2025 gracias al plan tecnológico espacial que está a punto de resolverse. Esperábamos que fuera a finales de octubre o principios de noviembre”, declaró a industry TALKS José Antonio García Gallego, CEO y fundador de Inventia Kinetics y vicepresidente de Hub Aeroespace Getafe, que reúne a un grupo de pymes del sector. Getafe es el tercer polo aeroespacial de Europa por detrás de Toulouse (Francia) y Hamburgo (Alemania).

“El sector espacial está dando un giro importante con iniciativas independientes y privadas de puesta en servicio de satélites. Y por eso ahora hay más actores y está dando oportunidades de negocio a nuevas empresas”, añadió García Gallego.

Todos los ponentes de la jornada sobre New Space coincidieron también en considerar que la colaboración es una herramienta determinante para este ecosistema industrial. Uno de los mejores ejemplos de cooperación es la que existe dentro de la península ibérica entre España y Portugal.

Otro mensaje lanzado por los distintos ponentes fue que la innovación orientada atrae la tan necesaria inversión. Sin olvidar que la sostenibilidad es otra pieza clave del engranaje, aunque con cierto sentido de la urgencia, impuesta por los efectos del cambio climático.

La reunión se dividió en tres partes. La primera fue un coloquio muy revelador entre el director de la AEE y su homólogo portugués, Ricardo Conde, con el telón de fondo de la cooperación entre ambos estados plasmada en proyectos tan ambiciosos como la Constelación Atlántica.

La Constelación Atlántica plantea el despliegue de 16 satélites (8 españoles y 8 portugueses) de Observación de la Tierra (EO) y de telecomunicaciones. Complementaría la constelación Copernicus de EO de la Unión Europea, proporcionando datos de cualquier lugar de la Tierra cada tres horas para aplicaciones como la lucha contra incendios o la mitigación de los efectos de desastres naturales.

La primera mesa de debate agrupó a key players tradicionales como Airbus, Indra con actores del New Space como Ienai Space, Alén Space o Geosat, tres puntales de este tejido industrial hispano-luso.

La segunda mesa, bautizada Desarrollo tecnológico en New Space, también rezumó declaraciones jugosas, reuniendo a directivos de CATEC, el centro de investigación radicado en Andalucia; las empresas españolas Satlantis y Alter Tecnology TUV Nord; o la portuguesa Ceiia. La estrecha colaboración hispano-portuguesa fue la tónica de las intervenciones.

Conde consideró que Europa no está todavía en “el campeonato” de acceso al espacio, uno de los atributos básicos del New Space. Eso lo domina actualmente el propietario de SpaceX, Elon Musk, esgrimó. Y otra carencia geopolítica, reveló, se sustancia en la adquisición de capacidades de defensa. Eso “nos hace falta como el pan”, señaló Conde. La corriente silenciosa que atraviesa Europa apunta a que el Viejo Continente debe hacerse con esa capacidad estratégica. Y cuanto antes. “En mi país hay una presión en este momento para que el espacio dé una respuesta al servicio de la defensa y la seguridad. Ese es el gran reto”, remarcó el director de la Agencia Espacial Portuguesa.

“Llevamos años trabajando y colaborando con empresas portuguesas. La afinidad cultural o la hermandad cultural que hay con Portugal hizo que fuera fácil entablar relaciones tecnológicas, comerciales, económicas y de negocio con ellos”, subrayó Joaquín Rodríguez Grau, director general de CATEC.

“Una de las claves del éxito que hemos tenido es saber en que éramos expertos y en qué podíamos diferenciarnos en comparación con otras empresas y trabajar en esa línea para continuar sacando nuevos productos y nuevas tecnologías. Y además integrando todo eso con los usuarios finales y entendiendo cuál es la cadena de valor final”, declaró Ainara Santa Eufemia, directora de desarrollo de negocio internacional en Satlantis.

“Necesitamos toda la cadena de valor, es decir, centros de investigación, empresas que se dedican al desarrollo de las aplicaciones y el software y la atracción del talento. En este aspecto, intentamos en todas las sedes del grupo localizarnos en todas las partes de los campus universitarios porque sabemos que ahí está el talento joven que podemos captar para la empresa”, añadió Santa Eufemia. Y en este sentido cree que las relaciones de España y Portugal permiten “encontrar esas sinergias y esa complementariedad. Se está iniciando un modelo que a medio-largo plazo será copiado por otras instituciones”.

Raúl Herrero, Test Manager en la compañía lusa CEIIA, piensa que “tiene que ser mayor la colaboración entre España y Portugal: por proximidad, cercanía, conexiones… Las alianzas tienen ser que mayores”.

Josep Colomé, director de área en Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) valoró que las colaboraciones aportan que las cosas que funcionan en un sitio rápidamente puedan ser incorporadas en otro “y muchas veces los mismos instrumentos los podemos intentar replicar”.

“Para que sea exitosa la colaboración España y Portugal es necesario buscar la especialización. Hay que poner lo mejor de nosotros mismos sin repetir tareas”, indicó, por su parte, Demetrio López, director de Innovación y Nuevas Tecnologías en Alter Technology TUV Nord.

López compartió una buena reflexión al mencionar que la vertiente tecnológica del New Space se basa en dos pilares: la fotónica y la miniaturización. “Muchas de las nuevas aplicaciones que se están instalando en los nuevos satélites tienen mucho que ver con la fotónica, desde comunicaciones cuánticas, comunicaciones ópticas, sensores fotónicos… La fotónica ha llegado tarde a la base de la calificación de las tecnologías afortunadamente y ahora en la lista de componentes calificados que se pueden utilizar no hay ningún componente fotónico”, explicó al público del evento. Eso implica una manera distinta de trabajar. Otra oportunidad.

El segundo pilar que caracteriza al New Space es, en palabras del directivo de Alter Technology, la miniaturización ya que en la actualidad se diseñan, producen y vuelan satélites cada vez más pequeños, pero igualmente eficaces. Las plataformas han ido reduciendo su tamaño, pero no sus prestaciones. De los minisatélites (entre 100 y 500 kilos de peso) se ha pasado a los micro (10-100 kilos) y a los nano (1-10 kilos), llegando a los picosatélites (que pesan menos de un kg). Esa miniaturización se fomenta por el ahorro de costes, aunque eso suponga poner en valor tecnologías que ya no se basan en el silicio, lo que implica nuevos periodos de testeo y desarrollo.

En el discurso de cierre, pronunciado por Teresa Riesgo, secretaria general de Innovación del Gobierno de España, se volvió a evocar la firme colaboración con Portugal, especialmente a propósito de la Constelación Atlántica. El plan “tiene una complejidad de desarrollo, pero cuando hemos ido por ahí, los griegos, los mexicanos, los brasileños nos han dicho: yo quiero. Son muy importantes estas alianzas”, apuntó.

Riesgo también defendió la tesis de humanizar las tecnologías para resolver los problemas de todos. “Si tuviéramos unos medios para hacer predicciones, habríamos evitado algunas desgracias y la tecnología está ahí para eso. Para servir”, manifestó la representante del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Andrés Catalán, PlataformA Aeroespacial Española
“teneMOS UN MERCADO ENORME EN EXPLORACIÓN ESPACIAL”

Andrés Catalán Armengol es el secretario general de la Plataforma Tecnológica Aeroespacial Española (PAE), una organización de asesoramiento destinada a reunir a todos los actores del sector en España, incluyendo empresas, universidades, centros tecnológicos y administración pública. Aprovechando el evento organizado por Grupo Álava, se acercó al micrófono de industry TALKS.

¿Cuáles son los retos y oportunidades del sector espacial?

Ahora estamos terminando un trabajo que consiste en desarrollar las agendas estratégicas de I+D+i de todo el sector aeroespacial y particularmente del espacial y ahí identificamos cuáles son los retos y las oportunidades existentes y en medida de ellos apuntar a una serie de medidas tecnológicas que deben desarrollarse para fortalecer la industria nacional en materia de espacio.

¿Qué retos y oportunidades estamos viendo en el ámbito espacial? Ahora hay una cantidad enorme de programas que se están lanzando o que se van a lanzar en el futuro. Por un lado, están los programas más de desarrollo, más de ‘compra’, los programas de la Euspa, la Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial, para diferenciarla de la ESA que desarrolla proyectos más tecnológicos. La Euspa está lanzando la continuación del programa Galileo o del sistema Copernicus, el sistema de comunicaciones IRIS2 y ahí hay muchas oportunidades de negocio real. Aunque hay cosas que todavía no sabemos hacer en el espacio y estamos siempre al límite de lo que la tecnología puede permitir.

También está el proyecto de transporte espacial…

El sistema de transporte espacial a una órbita terrestre es un proyecto futuro que pueden ser interesante. Eso no lo tenemos en Europa. Y eso lo va a lanzar la ESA en una aproximación público-privada donde ellos pagarán parte del desarrollo y luego pagarán por el servicio en el futuro. Algo parecido a lo que hizo Estados Unidos a principios de este siglo y que propició el desarrollo auténtico de SpaceX. 

Para lanzadores, acabamos de poner en marcha el Ariane 6; también está el lanzador Vega y luego existen dos o tres proyectos europeos de pequeños lanzadores entre los que destaca el español, el Miura-5, el más adelantado. La gente de PLD demostró con el Miura-1 que saben hacerlo. Llevamos ventaja. Aunque no es competencia directa de SpaceX. La pena es que Europa demostró hace 25 años que era el líder mundial en lanzadores con el Ariane 5, pero las circunstancias de la evolución del negocio han hecho que se perdiera ese liderazgo.

También tenemos un mercado enorme en la exploración espacial: la Luna, Marte. Y eso conlleva tecnologías de todos los ámbitos, desde cohetes a naves.

En la parte cercana a la Tierra tendremos los satélites del sistema LEO-PNT (posicionamiento, navegación y sincronización) para mejorar en el futuro la navegación y particularmente de los coches autónomos. Y ahí España tiene un liderazgo con la posición de GMV y esperamos que pueda continuar. En cuanto a satélites de Observación de la Tierra (EO), esperamos poder quitarnos la espina del satélite que lanzamos y que no pudo ponerse en órbita [Se refiere al satélite Ingenio o SeoSat lanzado en 2020; a los ocho minutos del despegue, el cohete portador se desvió de su trayectoria, provocando la irremediable pérdida de la plataforma]. Creo que habría que repetirlo con resoluciones submétricas.    

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